Mérida, Abril Jueves 18, 2024, 10:49 pm
Cada día aumentan los partidarios de la idea de que
el libre comercio multilateral lleva a la desaceleración de la economía. Ello
es resultado de la incapacidad de la Organización Mundial del Comercio (OMC)
para asegurar reglas claras al comercio internacional, así como por el reducido
apoyo que está recibiendo dicha institución por parte de sus países miembros;
la proliferación de posiciones proteccionistas que acrecientan los conflictos
comerciales entre naciones, por ejemplo, China-Estados Unidos, India-Estados
Unidos, Corea del Sur-Japón; la incertidumbre que genera la salida del Reino
Unido de la Unión Europea; y la falta de resultados en el marco de acuerdos
como el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica y la Asociación
Económica Integral Regional, debido a que Estados Unidos e India decidieron no
participar.
En este panorama, los acuerdos comerciales están siendo
desplazados por desacuerdos al libre comercio. Posiciones encontradas que aparecen
cuando los resultados de la liberalización comercial se perciben como injustos para
al menos una de las partes. Es decir, cuando uno o varios de los participantes
consideran que los beneficios (o costos) de liberar el comercio se distribuyen
de manera desproporcionada. Estos desacuerdos son difíciles de medir debido a
que son resultado de una amplia gama de acciones e inacciones de gobiernos que
dan prioridad a los productores locales sobre la competencia extranjera, y su
presencia dentro de las nuevas relaciones económicas internacionales es
evidente debido a las continuas tensiones comerciales que en la actualidad
existen.
Los recientes desacuerdos comerciales también son
resultado de los cambios significativos que se han dado en la distribución del
poder económico mundial. A medida que el tamaño de las economías del mundo
aumenta, la rivalidad se incrementa para los países líderes y, a partir de
allí, se incrementa la probabilidad de nuevos conflictos. Por ejemplo, Japón
durante la segunda mitad del siglo XX y China en la actualidad.
El surgimiento de una nueva potencia económica se
caracteriza por el incremento de sus relaciones comerciales con los demás
países del mundo, así como por el aumento de la interdependencia con las potencias
económicas existentes. Cuando esta mayor interrelación entre viejas y nuevas
potencias se percibe como una oportunidad para la complementariedad, se reduce
el riesgo de conflicto porque los beneficios de la nueva relación son mayores
que sus costos. Mientras que, si se identifica como una amenaza de sustitución
del viejo liderazgo por el nuevo liderazgo mundial, el resultado es el actual escenario
de inevitables conflictos comerciales.
Así, se generalizan las medidas antidumping, el uso
de derechos compensatorios, las regulaciones sanitarias y fitosanitarias, los
subsidios a la exportación y la implementación de cuotas de importación. Este
aumento del proteccionismo lleva a acciones de represalias que, en lugar de
corregir los desacuerdos, perpetúan la conflictividad. Todo lo cual reduce los
beneficios del libre comercio y eleva los costos relacionados con las medidas
proteccionistas.
Los desacuerdos comerciales son fáciles de comenzar,
solo se requiere una posición encontrada acerca de los beneficios y costos del
intercambio de mercancías, la dificultad está en cómo terminarlos en un
contexto de difusas reglas al comercio internacional. El mayor riesgo que el
mundo enfrenta es que esta conflictividad, en rápido crecimiento, se extienda a
nuevos problemas, sectores y regiones, para provocar nuevos y mayores conflictos
entre naciones.
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