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EDITORIAL La culpa no es de los medios de comunicación social ni de los periodistas

Diario Frontera, Frontera Digital,  EDITORIAL 26/05/2022, Opinión, ,EDITORIAL
La culpa no es de los medios de comunicación social 
ni de los periodistas
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Hemos escuchado con atención, leído con detenimiento y hemos analizado el tema del sensible fallecimiento de una profesora de la Universidad de Los Andes (ULA) y, junto a ella, la situación de salud de su esposo, un connotado académico de nuestra Casa de Estudios Superiores.

 

Al principio la información generada por los mismos cuerpos de seguridad y prevención del Estado, luego la multiplicación del hecho noticioso -como es normal-, después los familiares expresando lo que consideran prudente en un hecho profundamente doloroso, convertido además en una noticia pública y notoria, a la final una conclusión para algunos: La culpa es de los medios de comunicación social y de los periodistas.

 

A ver. Aquí convergen dos problemas que van más allá de los medios y de comunicación social y de los periodistas: 1) Una crisis universitaria sin precedentes, apuntalada por una política nacional de exterminio de la universidad venezolana, autónoma, espacio del debate plural, libre y democrático; y 2) La situación de los jubilados, de las personas de la tercera y cuarta edad. Ambos problemas se unen en la noticia que nos ocupa pues las personas involucradas son profesores de la Universidad de los Andes, uno de ellos un importante investigador, escritor, académico y catedrático que, a la par, son víctimas de: 1) La destrucción de la universidad nacional; y 2) De la derruida acción del Estado venezolano hacia los jubilados. Esos hechos convierten la noticia tímida del fin de semana en un hecho que se catapulta en el horizonte informativo.

 

No es culpa de los medios, ni tampoco es culpa de los periodistas y más allá de la culpa es la consecuencia de lo que vivimos en la Nación.

 

No se trata de dos profesores. Es la noticia que deja ver la profunda desidia hacia la institución universitaria que a esta hora, por cierto, no se ha manifestado de forma institucional; y es la acción impúdica del Estado nacional hacia los jubilados que padecen, se deshidratan, no comen, no tienen acceso a los servicio de salud pública -menos privada- y fallecen abandonados en su apartamento de toda la vida, en su casa de siempre, en lo quedó de la vida universitaria de entonces.

 

Es imprudente la repartición de culpas, la distribución de insultos y la capacidad irresponsable de siempre de no asumir el problema por parte de quienes lo han producido. A la final los verdaderos culpables logran zafarse de la embarazosa situación, acusan a otros y la culpa es de los medios de comunicación, de los periodistas y por que no de las sanciones y el bloqueo.

 

Mérida 26/01/22





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