Mérida, Diciembre Jueves 07, 2023, 01:04 pm
Varias reacciones se produjeron con
el artículo de la semana pasada. Allí sostuve que la democracia no son solo las
elecciones para escogencia a los representantes de los electorados, en sus
distintos niveles. Señalé que los méritos deben prevalecer en los aspirantes.
Dentro de esos requerimientos cité la experiencia práctica en el ejercicio de
funciones públicas, la formación (que puede ser escolarizada o autodidacta), la
honestidad y la pulcritud.
El abogado Israel Prieto me escribió
para decirme que mi criterio se corresponde con “tecnocracia, meritocracia o
aristocracia” y no con democracia.
Respetable visión porque es la de un lector. Los tres conceptos existen
dentro del ejercicio democrático como teoría, que varios autores buscan
demeritar, aún cuando los tiempos del modernismo actual demandan, más que
nunca, gente muy calificada para el ejercicio de la función pública.
Debo destacar que artículo no buscaba
describir la democracia, sino señalar, como resumen o conclusión, que el
sistema no se reduce a la sola realización de las elecciones y sostuve que los
electores tienen una importante responsabilidad al ejercer el derecho a
sufragar.
A lo largo de mi experiencia política
y electoral encontré concejales y alcaldes de excelente desempeño que no fueron
precisamente técnicos, académicos o aristócratas, pero que si encajaban dentro
de mi criterio de que gozaban de un dilatado desempeño que les ubica, hoy, como
valederos o justificados para un
ejercicio exitoso de representación de sus electores.
Por su parte, el doctor Alirio
Benítez, miembro del Comité Ejecutivo Seccional de Acción Democrática, en
Mérida, me escribió que el texto que comento es “definición precisa, producto
de reflexiones y experiencia en materia de gobierno no solo exitoso sino
también responsable”.
Otro punto de vista. Gracias Benítez. Creo un deber de citar estas
opiniones porque fueron hechas con ánimo de moldear criterios y darle sentido a
la opinión pública, porque, justamente, quien escribe asume sus posiciones como
una opción para el debate y para ejercer el derecho constitucional de la libre
expresión del pensamiento.
En esta oportunidad quiero destacar
que la democracia se ejercita a diario, que no siendo solo en época electoral, su
despliegue práctico ocurre en todas las instancias sociales, desde la familia
hasta las oficinas o dependencias que brindan servicios o, al menos, atención a
los ciudadanos, por lo que la persona puede acudir a cualquier lugar y ser
objeto de orientación, escucha y/o canalización de su planteamiento.
Una mala atención en un despacho, el
cierre de las oficinas fuera del horario, la no recepción de una solicitud, la
no realización de un trámite y otros, revelan el funcionamiento anormal de la
democracia, pues ella se debe al ciudadano y los empleados de todas las ramas
del poder público están allí en ejercicio de una delegación que hacen los
ciudadanos.
De la misma manera, todo el desempeño
del ejecutivo, del legislativo, del judicial, del moral y del electoral, vistos
globalmente o de manera separada, son acciones del ejercicio democrático diario
y como tal no pueden estar divorciados de la defensa de los intereses de la
población, donde reside la soberanía.