Mérida, Mayo Sábado 17, 2025, 08:15 am
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
MADRID.- Todas las esperanzas de la
tarde inaugural acabaron por el despeñadero. Defraudó La Quinta con una corrida
que, si ofreció opciones en su primera mitad, degeneró en infumable en su
segunda parte. Y las dos figuras que sostenían el tirón del estreno de San
Isidro como un duelo al sol anduvieron por las antípodas: luminoso El Juli,
impecable; espeso Roca Rey, deslavazado. Y la plaza de Madrid en estado polar,
restando continuamente, echando cubitos de hielo a voces, ese oportuno timbre
que desubica.
Álvaro Alarcón apenas contaba:
alcanzó la alternativa como la otra orilla del Nilo a nado: sin aire
-arrastrando un neumotórax - y entre cocodrilos con forma humana y apariencia
amable que acaparaban todas las miradas: El Juli y Roca Rey. Sólo que este
miércoles de gris ceniza el peruano vino a Madrid como una sombra.
Sorteó a Cocherito -uno de los
tres cinqueños repartidos equitativamente en los lotes-, cárdeno claro, más
serio y fuerte que bonito, siendo guapo. Acalambrado de los cuartos traseros y
echando las manos por delante en su salida, le costó soltarse en los tercios
previos. Pero se animó, en su contado empuje, a ir hacia delante en el capote
de José Chacón -extraordinario, también con los palos en el sexto-, volcando
una calidad cierta.
Alarcón, recién estrenada su
condición, se puso pronto y en la mano con dos tandas necesariamente breves
sobre la derecha, desmayando el muletazo. Fue por su izquierda por donde la
faena holló su cota con aquellos tres larguísimos naturales que, sin embargo,
carecieron de continuidad. De uno en uno sostuvo la dignidad entre algún brillo
y la desigualdad.
El Juli, por contra, construiría
una faena de menos a más sobre los riheles de la suma templanza. Algodonales
para aquel toro de cárdena oscuridad, alejado de la belleza hechurada de su
sangre Santa Coloma-Buendía. Sobre ellos fue respondiendo con una bondad
agradecida y una humillación amable que afianzaba en las sabias manos de Juli,
que lo hacía crecer. A la par que el toro entraba la plaza en la muleta del
maestro que redondeaba series por una y otra mano, a pulso el tacto y el trato.
Hasta vaciar rondas impensables al principio como la que cerró la faena. Que
desembocó en un cambio de mano infinito como el rugido de la catedral. Sonaba
la posibilidad de la oreja en aquel ole gigantesco. Un pinchazo hondo y un
descabello enfriaron todo hasta un punto increíble. Como si la faena de premio
de El Juli no hubiera existido. Y ahora fuera secreta.
El toro de más fina elasticidad y
más en la línea de casa -aunque la corrida venía abierta de sementales, explicó
Álvaro Martinez Conradi, y a eso se debería- fue el tercero. De nombre
Peluquino. Y su estilo también se percibió como ilusionante. Por la forma de
darse y estirarse. Roca Rey no se sintió cómodo ni acoplado durante una faena
ligera, escasamente reunida con la embestida. Todo por fuera y deslavazado,
siempre muy abierto con el toro. Le cantaron desde el «7» el pollo de la colocación,
no sin razón. Especialmente sobre la mano izquierda. Un cortocircuito severo en
la infalibilidad de RR. Lo mató de un bajonazo.
La corrida, envuelta en un
ambiente gélido -a pesar de la insufrible e intolerable venta de bebidas
alcohólicas durante las lidias-, se sumió definitivamente en un bache como el
cráter del meteorito que acabó con los dinosaurios. Salió un cuarto apretado de
carnes, por dentro en los capotes, mirón de vista desparramada. Ausente de
fijeza. El Juli no se lo pensó ni una vez para ordenar a la acorazada del
castoreño cargar las tintas. Luego, aunque el santacoloma parecía no comerse a
nadie, escondía un peligro sordo cuando se venía, una duda insana. Pasado ese
tiempo incierto del embroque, se desentendía. Y ese modo descastado de
despedirse lo hacía más llevadero. Hasta el siguiente cite. Peor resultó el
siguiente de Roca Rey -el lote menos cargado en su bolita-, gazapón,
zapatillero, haciendo hilo, pegajoso. Tiró de raza y el valor que le sobra para
enterrar las zapatillas y tratar de imponerse, pero sin hallar las
resoluciones. Más reunido que con el bueno, tragando mucho, pero sin remontar
al nivel exigible a la máxima figura. Un pinchazo. No sólo con la espada.
Delantera la estocada de "hasta la próxima".
A últimas Alarcón se eternizó con
un toro muy deslucido. Al personal le pesaba ya la losa de la tarde.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de LA QUINTA; tres cinqueños; de
diferentes hechuras, remates y seriedades; los tres primeros toros con
opciones; deslucidos y complejos los últimos.
ELJULI, de gris plomo y oro. Pinchazo hondo y descabello (saludos). En el
cuarto, estocada pasada (silencio).
ROCA REY, de rosa y plata. Bajonazo (silencio). En el quinto, pinchazo y
estocada delantera (silencio).
ÁLVARO ALARCÓN, de blanco y oro. Estocada corta tendida (saludos). En el sexto,
estocada atravesada y dos descabellos. Aviso (silencio)
Monumental de Las Ventas.
Miércoles, 10 de mayo de 2023. Primera de feria. Lleno de «no hay billetes».