Despedida a Monseñor Rojas Ruiz por Edgar Márquez C.
Despedida a Monseñor Rojas Ruiz por Edgar Márquez C.
Me corresponde en esta fecha ofrecer la más cálida despedida a quien durante el último quinquenio, y once meses más, ha sido un fiel y leal servidor de nuestro Arzobispado, el sacerdote emeritense Luis Enrique Rojas Ruíz. Electo tercer obispo de Punto Fijo, la más norteña de nuestras sedes diocesanas, el próximo 31 de agosto arribará a cincuenta y cinco años de fructífera vida y provechoso servicio ministerial.
Es el primer merideño que llega a la sede puntofijista, luego de que dos trujillanos ejercieran como primer y segundo titulares, los boconenses Juan María Leonardi Villasmil y Carlos Alfredo Cabezas Mendoza. Fallecido el primero y titular de Ciudad Guayana el segundo, hoy se da la circunstancia de que Leonardi también era obispo auxiliar de Mérida cuando fue electo para ir a la gran ciudad falconiana.
Monseñor Rojas Ruiz fue ordenado sacerdote el once de septiembre 1999 y consagrado obispo, titular de la desaparecida diócesis de Unizibira (Africa) y Auxiliar de Mérida, el 29 de septiembre de 2017. En ambas ceremonias presidió el ahora Eminentísimo Cardenal Baltazar Porras Cardozo. Idéntica circunstancia se dio con Monseñor Juan de Dios Peña Rojas, obispo de El Vigía – San Carlos.
Mérida está agradecida y orgullosa de este sacerdote y obispo porque su desempeño como auxiliar le ha permitido adentrarse en todas las comunidades montañeras, de manera fraterna, con humildad y sencillez, propias del buen pastor, y su cercanía con los feligreses ha hecho que desde hace años se le mencione como el Padre Kike y ahora Monseñor Kike, apelativo que viene a ser plenamente coloquial y popular.
La diócesis de Punto Fijo es un reto pastoral para Monseñor Rojas, porque se trata de otra geografía contrapuesta a la merideña, con feligreses que viven en un clima bastante árido, con sequía y escasez de agua, con un componente económico derivado del petróleo, con turismo de mar, con prominentes inversiones empresariales y portuarias, y con una circunstancia histórico – eclesial de varios siglos.
Estoy seguro de que nuestro paisano sabrá enfrentar la responsabilidad con sabiduría y apasionada entrega, porque tiene las condiciones morales, los estudios y la experiencia, además de que desde hace tiempo es amigo de numerosos sacerdotes falconianos, lo cual le permite arribar en medio de la mayor fraternidad.
Al despedirlo, tal como lo hice hace varios meses con Monseñor Baltazar Porras, dejo consignada mi palabra de gratitud por los servicios que como feligreses hemos recibido de Monseñor Rojas Ruiz, dentro de los cuales destaca la pasada celebración (16 de julio) de la fiesta patronal de Nuestra Señora del Carmen, en Santa Cruz de Mora. Allí los católicos acudimos en masa y con un sonoro aplauso le dijimos que siempre será recordado por su permanente alegría, sencillez y afabilidad.
Finalmente, quiero destacar que dentro del electo de los obispos nativos del Estado Mérida, hemos tenido titulares de la Arquidiócesis de Caracas (Monseñor Ignacio Fernández Peña y Monseñor José Humberto Quintero) y de las diócesis de Barcelona (Monseñor José Humberto Paparoni), Guanare (Monseñor Sótero Valero Ruz y Monseñor Gustavo Enrique Araque Valero), San Fernando de Apure (Monseñor Roberto Dávila Uzcátegui), Caroní, Machiques y Barinas (Monseñor Jesús Alfonso Guerrero Contreras), El Vigía – San Carlos de Zulia (Monseñor Juan de Dios Peña Rojas), Trujillo (Monseñor Trino Fernández Angulo), Acarigua – Araure (Monseñor Gerardo Ernesto Salas Arjona) y ahora Punto Fijo.
Los años venideros nos traerán noticias de las designaciones de otros sacerdotes merideños para diferentes jurisdicciones arquidiocesanas y diocesanas.