Mérida, Marzo Sábado 22, 2025, 04:28 am
La Iglesia en Venezuela nos invita a
todos a vivir la experiencia de encuentro con la Palabra de Dios, con un mes
dedicado al estudio, profundización y reflexión diaria del mensaje salvador
contenido en las Sagradas Escrituras.
Aun cuando en Venezuela, el mes de la Biblia es octubre, para conmemorar la fecha de fundación de Sociedad Bíblica Católica Internacional (Sobicain), que hace una encomiable labor bíblica en Venezuela desde 1992, promoviendo el estudio para el conocimiento integral de la Palabra, con clases presenciales y a distancias, talleres bíblicos y momentos de reflexión que nos ayudan a vivir a profundidad la Palabra y a reflexionar sobre nuestra propia fragilidad, y el modo como vamos construyendo la historia que transitamos, con sus grandezas y miserias, en el resto de la Iglesia universal el mes de la Biblia se celebra en septiembre para conmemorar el 26 de septiembre de 1569, fecha en que se terminó de imprimir totalmente la Biblia en español llamada la “Biblia del Oso” (llamada así por la tapa con un oso). Fue traducida por Casiodoro de Reina.
La Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini del Papa emérito Benedicto XVI, sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia, del año 2011, le dio un nuevo giro a la relación entre la Palabra de Dios y la acción pastoral de la Iglesia. Además de darle centralidad a la Palabra de Dios, el documento plantea un nuevo realce a la Palabra, recomendando: “incrementar la pastoral bíblica, no en yuxtaposición con otras formas de pastoral, sino como animación bíblica de toda la pastoral”. Importante recomendación que nos abre a la cercanía de la Sagrada Escritura encarnada en nuestra gente, no simplemente como un añadido en algún encuentro en la parroquia o la diócesis, sino de lograr que en todas las actividades habituales de las comunidades cristianas, las parroquias, las asociaciones y los movimientos, se interesen realmente por el encuentro personal con Cristo que se comunica en su Palabra, nos decía el Papa Benedicto XVI.
Como nos diría san Gerónimo: «la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”, la animación bíblica de toda la pastoral ordinaria y extraordinaria nos debe llevar a un mayor conocimiento de la persona de Cristo, revelador del Padre y plenitud de la revelación divina, ayudando a iluminar de este modo cualquier situación que nos corresponda vivir en todos los ambientes y realidades.
En la mayoría de nuestras parroquias existe la animación bíblica pastoral, que podamos despertar en este mes el deseo de acercarnos y formar parte de esta vitalidad y dinamismo que produce el encuentro con la Palabra del Verbo Divino, para saber tener la luz y el discernimiento en todo lo que hacemos y vivimos.
También estamos dando inicio al mes del Santo Rosario, meditación asidua y profunda de los santos misterios de la salvación Cristiana, gracias a la predicación de santo Domingo de Guzmán que recibió esta Gracia y la enseñó y propagó por todo el mundo. Pero sobre todo el testimonio de aquel 7 de octubre de 1571, cuando tuvo lugar la batalla naval de Lepanto, momento en que la cristiandad era amenazada por los turcos. Ante el inminente peligro, el Papa San Pío V pidió días antes a los fieles que rezaran el rosario pidiendo por las fuerzas cristianas. Cuenta la historia que el Pontífice estaba en Roma despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había triunfado. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia de la victoria. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre. Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
Durante siglos los fieles rezaron el Rosario dividido en quince misterios: gozosos, dolorosos y gloriosos. Sin embargo, en octubre de 2002 fue presentada la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, en la que San Juan Pablo II añadió el rezo de cinco “misterios luminosos”, centrados en la vida pública de Jesús.
Que la meditación de sus misterios, guiados por la Palabra de Dios, nos ayuden a crecer en santidad y a ser una Iglesia orante y viva en la fe, la Esperanza y el amor, recordamos eso que aprendimos de niños: “familia que reza unida, permanece unida”.
Mérida, 1 de octubre de 2023