Juan Carlos Avendaño por Carlos Guillermo Cárdenas D.
Juan Carlos Avendaño por Carlos Guillermo Cárdenas D.
Cuando nuestra fracción de médicos por aquellos años de la década de 1970 se reunía en la casa que sirvió de asiento al doctor José de Jesús Avendaño, don Chucho Avendaño y fuimos atendidos delicada y gentilmente por esa gran dama que fue Doña Gladys Angola Strauss de Avendaño, Juan Carlos comenzaba a estudiar bachillerado, siempre aventajado en los primeros lugares junto a su hermana Gladys Guillermina y Mariela Paoli.
Juan Carlos comenzaba a dar sus primeras inclinaciones por el cuidados de las mascotas que lo llevó a estudiar dos años de Veterinaria en la extensión de Maracay de la Universidad Central de Venezuela. Pero como reza el viejo adagio, hijo de tigre nace pintado, su decisión de cambio de opción para la Escuela de Medicina de la Universidad de Los Andes su realizó sin traumas porque además de la vocación que le acompañaba, el magnífico rendimiento estudiantil así lo avalaba.
Ya estudiante de medicina, obtuvo el título de médico cirujano en la ULA el año de 1984. Realizó cortas pasantías rurales en centro de salud del interior del estado, Mucuchíes y Timotes, fueron sus destinos.
Ingresó al postgrado Cirugía General para obtener el grado de especialista en la especialidad quirúrgica. Iniciando posteriormente la carrera académica universitaria como instructor, asistente, agregado, asociado y titular, para años mas tarde resultar electo jefe del Departamento de Cirugía del HULA, cargo que aún obstenta.
Metódico, disciplinado, estudioso y con definida vocación por la medicina, Juan Carlos Avendaño Angola se ha calificado en nuestra ciudad y la región como un cirujano de manos diestras en la cirugía abdominal.
Como médico ingresado al área quirúrgica, lució el brillo de un talento particular para calificarlo como cirujano en el quirófano de cirugía del Hospital Universitario de Los Andes, también cirujano de la Plaza Monumental Román Eduardo Sandia.
Sus alumnos reconocen lo asertado de sus clases acompañadas del verbo expresivo y directo.
De su padre heredó el don de la palabra, la claridad del concepto y el diestro de unas manos de denotada habilidad.
Juan Carlos no es hombre de ambages ni medias posiciones. Su recia expresión lo califica como hombre de decisiones asumidas en las ciencias y en lo personal.
Se expresa con claridad y maneja en verbo de la lengua de Cervantes con propiedad. Al final, la enseñanza de su madre, doña Gladys y la maestría de su padre Don Chucho, dejaron honda huella, perenne, en su ser.
Sus pacientes, entre quienes me encuentro testimoniamos su acertivo diagnóstico clínico y diagnóstico quirúrgico y sus doctas manos para la tecnica del bisturi. En mi familia no tan corta, todos hemos estado bajo sus prodiogosas manos.
Formó una hermosa familia con su conyugue, la también talentosa médico obstetra Maria Eugenia Noguera Altuve, fraguada en el buen horno casero, con pan para la buena mesa, que comparten los tres hijos, Juan Carlos jr, que concluyó el postgrado de cirugía, Juan Andrés en los próximos días odontólogo y Juan José terminando la carrera de medicina.
Dos nietos colman de alegría el hogar Avendaño Noguera. El varoncito Gael nacido en el sureño pais de las Pampas Argentinas y la niña que aún sin nacer ya anuncia el gozo familiar.
La casa de Juan Carlos y María Eugenia en la campestre urbanización Belensate esta adornada de flores y floripondios, arbustos aromáticos, gardenias y laureles, aves de paraiso y hortensias. Además la pasión por los animales domésticos, que totalizan 17 de distintas especies y razas.
Juan Carlos Avendaño Angola, en su sangre corre el gentilicio del merideño, que como bien lo expresó su padre, la admiración por el lejano abuelo procero, el comandante Juan Antonio Paredes, héroe de la gesta libertadora desde la Rebelión de Los Comuneros hasta salvar a Mérida de los horrores del saqueo a fines de 1813, que con los Gaviria, rivales de leyenda en tiempos de conquista y colonia dejaron huella imborrable en la historia de nuestra patria chica.
Juan Carlos recordará esta noche aquellas célebres palabras de su padre, " Humilde como las albricias y los frailejones de la montaña de donde vengo y oscuro como el musgo que crece en las laderas, tengo clara conciencia de que tamaño honor sobrepasa en mucho mi modesta trayectoria de médico y cirujano".
El 24 de febrero de 1984 el doctor José de Jesús Avendaño escribió "Hoy mi alegría es inmensa, aunque es posible que no la exprese con gestos ni palabras, porque nunca he sido dado a las manifestaciones de emoción, quizá como consecuencia de mi crianza en un lugar donde todo lo absorbía el trabajo y no se acostumbraba a esas cosas, o por mi educación en instituciones de extremada severidad, donde físicamente privaba el cumplimiento de las obligaciones, sin que hubiera lugar para las expresiones de felicitación y contento. Todo aquello puede haberme conformado una aparente coraza de insenbilidad, pero dentro del corazón y en silencio siento la infinita satisfacción que me producen los triunfos y el éxito de los que quiero, más todavía cuando se trata como ahora, de algo único y excepcional". El grado de médico cirujano de Juan Carlos.