Mérida, Marzo Martes 18, 2025, 02:51 am
Iniciamos hoy el hermoso tiempo del Adviento, que
significa venida, llegada, acercarse a su llegada. De allí que todos estamos
invitados a este “tiempo de camino”. Preparando un lugar en el corazón para
encontrarnos con el niño recostado en el pesebre. (Lc 2,12), para llegar así a
vivir en la luz verdadera que ilumina a todo hombre. (Jn 1,9).
La inspiración bíblica del Adviento está inscrita en una
de las invocaciones cristianas más antiguas de la historia de la Iglesia,
“maranatha” “Ven Señor Jesús”. (Ap. 22,17.20; 1 Cor 16,22). Es una persona a la
que esperamos, no una idea, ni una cosa. San Bernardo de Claraval, dice que
viene a todos sin distinción, pero no de la misma manera, cada uno lo recibe de
acuerdo a su preparación, al camino lo emprendemos en el corazón.
Es un tiempo que nos llama a volver a lo esencial, en
primer lugar, Él mismo elige la pobreza, que no es simplemente ausencia de
bienes, sino esencialidad, esto es deshacerse de lo que es superfluo y que
puede volverse un impedimento en el camino de santidad, nos dice el Papa
Francisco, es un camino del corazón que nos invita a vivir ligeros de equipaje,
sin las cargas del pasado, porque las entregamos a la misericordia del Padre,
ni la incertidumbre del futuro, pues sabemos que el Señor siempre estará con
nosotros y viene cada día a nuestro encuentro. Vivamos en la esperanza del
presente de un Dios cercano que se hizo hombre y habitó entre nosotros. (Jn
1,14).
En segundo lugar, el adviento es tiempo de gratitud,
estamos invitados a reconocer el paso de Dios rico en amor y misericordia por
nuestras vidas, dejando huella imborrable de tantos bienes que solo nos queda
agradecerle infinitamente.
Ser conscientes de nuestra pobreza es reconocer también el
amor de Dios que no deja de actuar en nosotros y hace brotar de nuestros
corazones la actitud interior de la gratitud.
El adviento es también tiempo de conversión, es la
llamada de Juan Bautista a enderezar caminos, allanar senderos y caminar
rectamente por la senda del amor y la justicia que nos ha señalado el Señor
Jesús. La "voz" del gran profeta
nos pide que preparemos el camino del Señor que viene, en los desiertos de hoy,
desiertos exteriores e interiores, sedientos del agua viva que es Cristo. (Mt
3,8).
Salir acompañados de buenas obras al encuentro de Cristo
que viene, es la oración colecta de este primer domingo, pongámonos en camino,
vayamos confiados con alegría al encuentro con ese Cristo vivo que viene hecho
carne en el rostro de cada hermano que sufre, que nos necesita, que nos pide
nuestro consuelo y solidaridad, o simplemente espera de nosotros que le acompañemos
en su camino.
Por último, el Adviento nos invita a esperar vigilantes la segunda venida de
Cristo en su esplendor y grandeza. Debemos estar alerta, conscientes de
su presencia y acción en nuestras vidas y en el mundo. No es tiempo de estar
distraídos o indiferentes, es tiempo de estar atentos a los signos de los
nuevos tiempos. Esta espera vigilante implica estar preparados, conscientes espiritualmente y moralmente, para
encontrarnos con él en cualquier momento.
Estamos llamados a vivir una vida de fe, en comunión con Dios y en
obediencia a sus mandamientos. La espera vigilante implica también
mantener viva la esperanza de su retorno, sabiendo que, a pesar de nuestras
tristezas o sufrimientos, el amor de Dios nunca nos faltará y siempre tendremos
una esperanza, una alegría que colmará nuestros corazones de su paz y su luz vendrá
de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (Lc 1, 79).
Mérida, 3 de diciembre de 2023