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“El adviento: tiempo de esperanza” por Padre Edduar Molina E.

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“El adviento: tiempo de esperanza” por Padre Edduar Molina E.


Iniciamos hoy el hermoso tiempo del Adviento, que significa venida, llegada, acercarse a su llegada. De allí que todos estamos invitados a este “tiempo de camino”. Preparando un lugar en el corazón para encontrarnos con el niño recostado en el pesebre. (Lc 2,12), para llegar así a vivir en la luz verdadera que ilumina a todo hombre. (Jn 1,9).

 

La inspiración bíblica del Adviento está inscrita en una de las invocaciones cristianas más antiguas de la historia de la Iglesia, “maranatha” “Ven Señor Jesús”. (Ap. 22,17.20; 1 Cor 16,22). Es una persona a la que esperamos, no una idea, ni una cosa. San Bernardo de Claraval, dice que viene a todos sin distinción, pero no de la misma manera, cada uno lo recibe de acuerdo a su preparación, al camino lo emprendemos en el corazón.

 

Es un tiempo que nos llama a volver a lo esencial, en primer lugar, Él mismo elige la pobreza, que no es simplemente ausencia de bienes, sino esencialidad, esto es deshacerse de lo que es superfluo y que puede volverse un impedimento en el camino de santidad, nos dice el Papa Francisco, es un camino del corazón que nos invita a vivir ligeros de equipaje, sin las cargas del pasado, porque las entregamos a la misericordia del Padre, ni la incertidumbre del futuro, pues sabemos que el Señor siempre estará con nosotros y viene cada día a nuestro encuentro. Vivamos en la esperanza del presente de un Dios cercano que se hizo hombre y habitó entre nosotros. (Jn 1,14).

 

En segundo lugar, el adviento es tiempo de gratitud, estamos invitados a reconocer el paso de Dios rico en amor y misericordia por nuestras vidas, dejando huella imborrable de tantos bienes que solo nos queda agradecerle infinitamente.

 

Ser conscientes de nuestra pobreza es reconocer también el amor de Dios que no deja de actuar en nosotros y hace brotar de nuestros corazones la actitud interior de la gratitud.

 

El adviento es también tiempo de conversión, es la llamada de Juan Bautista a enderezar caminos, allanar senderos y caminar rectamente por la senda del amor y la justicia que nos ha señalado el Señor Jesús. La "voz" del gran profeta nos pide que preparemos el camino del Señor que viene, en los desiertos de hoy, desiertos exteriores e interiores, sedientos del agua viva que es Cristo. (Mt 3,8).

 

Salir acompañados de buenas obras al encuentro de Cristo que viene, es la oración colecta de este primer domingo, pongámonos en camino, vayamos confiados con alegría al encuentro con ese Cristo vivo que viene hecho carne en el rostro de cada hermano que sufre, que nos necesita, que nos pide nuestro consuelo y solidaridad, o simplemente espera de nosotros que le acompañemos en su camino.

 

Por último, el Adviento nos invita a esperar vigilantes la segunda venida de Cristo en su esplendor y grandeza. Debemos estar alerta, conscientes de su presencia y acción en nuestras vidas y en el mundo. No es tiempo de estar distraídos o indiferentes, es tiempo de estar atentos a los signos de los nuevos tiempos. Esta espera vigilante implica estar preparados, conscientes espiritualmente y moralmente, para encontrarnos con él en cualquier momento.

 

Estamos llamados a vivir una vida de fe, en comunión con Dios y en obediencia a sus mandamientos. La espera vigilante implica también mantener viva la esperanza de su retorno, sabiendo que, a pesar de nuestras tristezas o sufrimientos, el amor de Dios nunca nos faltará y siempre tendremos una esperanza, una alegría que colmará nuestros corazones de su paz y su luz vendrá de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte para guiar nuestros pasos por el camino de la paz (Lc 1, 79).

 

Mérida, 3 de diciembre de 2023





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