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Gustavo Rivera Inciarte por Carlos Guillermo Cárdenas D.

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Gustavo Rivera Inciarte por Carlos Guillermo Cárdenas D.


Gustavo es de aquellos amigos que se llevan en las entrañas. En lo más profundo de nuestro corazón.
Amigo, que con las botas de siete leguas nos acompañó en nuestras incursiones electorales de la ULA. Cuando mi nombre se asomó como posible candidato a vicerrector, Gustavo se trasladó a mi casa para convencerme de mi indecisión. Él junto a mi suegro el doctor José Jesús Avendaño y Alfonso Guzman Brito dieron el toque final para aceptarla.
 
Formó parte de la Comisión Universitaria de la ULA junto a compañeros de excelsa vocación universitaria, Maria Josefina Corredor, Gustavo Camargo, David Silva, David Delgado Iturriza, Omar González, Nelson Vicuña, Ruth Parra de Aponte, Alejandro Aponte, Eloy Antonio Dávila, Oswaldo Morales -Trujillo-, Alfonso Sánchez -Táchira-, Trino Castro, Douglas Narvaez.
 
Como miembro de las comisiones centrales del vicerrectorado académico, su trabajo dejó una impronta para la vida de la institución. Coordinó la Comisión de Auditoria Académica que integró con dos universitarios de excepción, Wiliiam Lobo Quintero y Horacio López Guedez. En mi andar por la vida universitaria, las reuniones de la Comisión eran una verdadera escuela de sabiduría y talento.
 
Luego pasó a CODEPRE, Comisión para el Desarrollo del Pregrado. Se vinculó con los estudiantes, los atendía con devoción. Su labor en esta comisión será recordada con amplio espacio para el desarrollo intelectual del estudiante.
 
Gustavo se convirtió en asesor de la actividad académica de la Universidad con probada dedicación.
En los días de dificil desenvolvimiento, su presencia fue imprescindible. El trabajo académico lo asumía con una vocación de entrega total.
 
Como profesor de Bioquímica, lo apodaron Pluto. En alguna ocasión le consulé sobre el apodo, su respuesta es porque en la cátedra de Bioquímica fue exigente con el estudiante.
 
De una conducta insobornable, el recto caminar testimonió su verticalidad en el desepeño como profesor. Enemigo de los alagos y las lisonjas, actuó apegado al estamento universitario.
 
Nunca lo vi  desanimado por el quehacer de la institución. El empeño en el trabajo le permitía sobreponerse a cualquier contratiempo. 
 
La Universidad estará en deuda con un hombre que la tuvo como su razón de ser. Quedó pendiente un reconocimiento por el área académica, que no se concretó por lo delicado de su salud.
 
En el lecho de enfermo lo visité en varias oportunidades. Una de ellas me recordó que no lo abandonara, que le diera el apoyo que necesitaba para capotear el debilitamiento propio de la evolución de la enfermedad.
 
Al despedir al amigo entrañable, invocamos la memoria de Jioconda Mariela con quien se reunirá en la eternidad de los tiempos. 
 
Para sus hijos Gerardo, colega médico, ahijado de la Promoción de Médicos, Javier, Carlos Luis, Alejandro, Gioconda Carolina y Angela Mariela nuestro abrazo de condolencia y solidaridad en esta hora de dolor familiar en la despedida.
 
Gustavo recordará las palabras de Amado Nervo:
 Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. 
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz.
 
Adiós al amigo entrañable.

Carlos Guillermo Cárdenas D.
 
Mérida, 08 de diciembre de 2023




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