Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 11:21 am
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Cada
generación conoce y juzga según el espíritu de su época.
Tulio Febres Cordero
Hablamos
de un cronista que se preocupó por llevar adelante la tarea de investigador,
escritor, poeta y luchador social. Desde 1997 se inició en el municipio Campo
Elías como cronista oficial a tiempo completo sobre temas de gran importancia
para la sociedad, tanto en el ámbito local como en el regional y nacional. En
Julio Villamizar Sierra hay el espíritu de dar a conocer hechos de
trascendencia histórica, social y cultural concernientes a uno de los pueblos
más dinámicos del estado Mérida.
En
su libro Origen y Evolución Histórica de
la Ciudad de Ejido (2009) expone que la bandera del municipio Campo Elías
está configurada por dos cuadrados verticales ondulados que expresan valores
patrióticos presentes en la bandera nacional. El color rojo significa la sangre
derramada por nuestros próceres para darnos la independencia absoluta de la
patria y el fuego que produce la leña en las parrillas de los trapiches para
transformar la caña de azúcar en mieles. El color amarillo simboliza el
amanecer que indica un nuevo día de trabajo y las riquezas de nuestra nación;
la planta es la caña de azúcar utilizada en la producción de panelas, azúcares
y mieles, que es la actividad agroindustrial practicada desde hace siglos en lo
que hoy es el municipio Campo Elías.
El
cronista Julio Villamizar fue un ser excepcional a quien el pueblo merideño logró
identificar con el quehacer diario de su trajinar investigativo como recopilador
de historias, de archivos y de historia oral de muchos habitantes que le
contaban algunos sucesos que vivieron en algunas aldeas de Mérida; pero,
particularmente, en Santiago de las Lagunillas y en la ciudad de Ejido. Su
indagación nos revela su lectura permanente de algunos historiadores; entre
ellos Guillermo Morón y Eduardo Picón Lares, en torno a los desastres ocurridos
durante la fundación de la provincia de Mérida, y la posterior detención de su
fundador. Por ejemplo, el 17 de agosto de 1558, la Real Audiencia dictó
provisión invistiendo al capitán Juan de Maldonado con el cargo de Juez de
Comisión para que se trasladara al territorio de Sierras Nevadas, capturara al
Capitán Juan Rodríguez Suárez, y lo remitiera prisionero con el expediente a
Santa fe de Bogotá por los delitos de fundar la ciudad de Mérida sin el permiso
legal, repartir tierras e indios, y haber cometido crímenes de toda clase a los
naturales de la cordillera.
Julio
Villamizar, también librero y escritor autodidacta, fue nombrado cronista del
Municipio Campo Elías en 1986, y desde 1997 este escritor, poeta e investigador
y luchador social se va a incorporar a tiempo completo con gran responsabilidad
en la preservación y defensa del patrimonio histórico del municipio, el cual
hoy se encuentra en condiciones deplorables y con una indolencia institucional;
como es el caso del museo histórico-religioso Paco Ortega, que permanece
inactivo desde hace más de cuatro años, y sus piezas histórico-religiosas
arrumadas. Si hoy estuviese Julio Villamizar, seguramente esto no ocurriría,
pues a este cronista de perseverante carácter siempre se le vio defender y proteger
el patrimonio cultural ejidense.
En sus notas encontradas en el archivo
histórico de Ejido sobre las inundaciones de 1933, describe que “solo algunos
de nuestros mayores guardaban en el repertorio de sus memorias y recuerdos, los
detalles y peripecias de aquel hecho extraordinario que causó asombro e
inquietud entre los ejidenses a finales de 1933. En efecto, el primero de
noviembre de aquel año día de todos los Santos, a eso de las 7 de la noche,
como parte de un torrencial aguacero, la ciudad de Ejido sufrió los embates de
una gran inundación localizada por la crecida y desborde del río La Portuguesa,
corriente de agua que entra a la ciudad por el Norte-Oeste y la atraviesa desde
Manzano Bajo hasta su desembocadura en el río Chama. Ejido, para esa época,
contaba con 5.680 habitantes y era una pujante población dedicada al comercio y
la agricultura”.
También
señala Julio Villamizar que las aguas del río La Portuguesa fueron las que
mayormente causaron grandes daños a lo largo de su recorrido tormentoso por los
lados de Zumba, sobre la antigua calle Justo Briceño, y en su travesía por los
caseríos colindantes, todo lo cual produjo gran consternación, pánico y
desolación entre los vecinos. Todo esto señala Julio Villamizar, aparte de las
fuentes orales y relatos de muchos ejidenses de avanzada edad, quienes gentilmente
respondieron a sus indagaciones, la hemos obtenido de la lectura y análisis del
Diario “Patria”, importante vocero periodístico de la ciudad de Mérida, para
esa época, en su edición Número 2.449, del 3 de Noviembre de 1933, publicó ese
reportaje acerca de los sucesos devenidos como consecuencia de la citada
inundación. Prosigue describiendo Julio Villamizar que el referido periódico
nos apunta que para entonces “además del río La Portuguesa, las aguas de El
Quebradón, las de la Quebrada Negra, de la Ceibita y las del río Montalbán,
crecieron y arrasaron con los puentes, plantaciones y algunas casas y según el
reportaje que comentamos amenazaron con sumir a la ciudad “en la más espantosa
calamidad”.
Por
otra parte, también nos relata lo que se sabe de la inundación del río Montalbán.
La playa de la Vega de Ejido es un pequeño valle formado por la acumulación de
arena, granzón y piedra arrastrados por la inundación del río Montalbán,
acaecida el 27 de octubre de 1947. Este fenómeno natural dejó un saldo de 29
muertos y 20 desaparecidos. Algunos cadáveres fueron localizados en el río
Chama, en puente real, los Araques y El Vigía. Señala Villamizar que esta
terrible inundación se produjo por el derrumbe de un alud en la cuenca,
formándose un tapón de tierra y piedra de gran tamaño que dio origen a una
represa, donde se depositaron centenares de millones de litros de agua. Esta
represa se rompió y produjo la inundación el día 28 de octubre de 1947. Eran
como las 6:15 de la tarde al escucharse una explosión, se sintió una fuerte
lluvia que por lo recia daba la impresión de que se trataba de un incendio de
caña de azúcar.
A
su paso, el caudal destruyó sembradíos, puentes, viviendas, carretas, camiones,
automóviles. Lamentablemente, centenares de personas que para ese entonces
habitaban en la población de Ejido, se acercaron hasta el puente de arco del
río Montalbán para observar la inundación; y a muchas de ellas (cuando las olas
del río se elevaron) el agua los tapó y se los llevó a largas distancias; unos
murieron, otros desaparecieron para siempre, y decenas de hombres y mujeres y
niños quedaron heridos y con defectos físicos.
También
el diario El Nacional, en su edición del viernes 31 de octubre de 1947, en un
reportaje titulaba: “Desolación y muerte es lo que ha quedado en Ejido”, y
expresaba: “En la mañana del 28
fueron encontrados los primeros cadáveres, horriblemente desfigurados. Muchos
de los desenterrados del lodo mostraban mutilaciones macabras”.
Es
de manera trascendental que este cronista de la ciudad de Ejido, Julio
Villamizar Sierra, quien nació un 4 de julio de 1940 en la parroquia Montalbán,
del municipio Campo Elías, y desde muy joven se inició en las labores
periodísticas y en 1959 pasa a ser corredactor conjuntamente con el periodista
Mauro Dávila del periódico “Voz y Lucha”, vocero de las inquietudes juveniles y
vecinales de Ejido. También en su reseña se habla que a raíz de la caída de la
dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, ya Julio Villamizar colaboraba con
la Revista “Joven Guardia”, órgano de la Juventud Comunista de Venezuela, de Caracas
(1962-1963). También fue colaborador del suplemento literario del Núcleo Rafael
Rangel de la Universidad de los Andes publicado en el Diario de los Andes de la
ciudad de Valera estado Trujillo, además del periódico el Tiempo de Valera, el
mensuario “Rescate”, del diario de Mérida, del mensuario “Quórum” de Tovar; y
de los diarios “Frontera”, “La Verdad”, “El Vigilante”, “Cambio de Siglo”, y el
diario “Pico Bolívar”, todos de la ciudad de Mérida.
En
1983, con el auspicio del Ateneo de Ejido, publicó en 1983 “Los Medios de
Comunicación a través de la historia de Ejido”. El mismo año publicó a través
del Concejo Municipal del Municipio Sucre del Estado Mérida el libro “La
Fundación de Santiago de Las Lagunillas”. Fue miembro de la asociación nacional
de Cronistas Oficiales de Ciudades de Venezuela, y durante el período 2005-2007
fue presidente de la Asociación de Cronistas del Estado Mérida, y reelecto presidente
de la mencionada asociación para el período 2007-2009.