Mérida, Abril Domingo 27, 2025, 11:38 am
El tesoro de Pisa rejuvenece. El campanario de la catedral de Santa María
Assunta es uno de los monumentos más famosos del mundo. La Torre de Pisa,
símbolo de la ciudad toscana y uno de los monumentos más icónicos de Italia, se
está enderezando poco a poco. Exactamente, cuatro centímetros en 17 años,
gracias a los trabajos de consolidación de la torre que comenzaron en 1993.
Seguramente no es una medida espectacular, pero desde luego sí muy
notable y por encima de las expectativas de los técnicos, teniendo en cuenta
que hasta ese año la inclinación de la torre se acentuaba cada vez más. Se
llegó a doblar la velocidad de su caída después de los años treinta. «En 1990
la inclinación crecía 1,5 milímetros cada 12 meses», explica al «Corriere» el
prestigioso arqueólogo e historiador del arte Salvatore Settis, que preside el
Comité de vigilancia de la torre.
Se temió el derrumbe
Se llegaron a vivir incluso momentos dramáticos, como en el año 1995, con
el conocido «septiembre negro», definido así por los técnicos porque se llegó a
temer por la estabilidad del monumento e incluso su derrumbe, pues comenzó a
moverse de forma no prevista. La alarma surgió cuando se colocaron en el
terreno opuesto al de la inclinación cables de acero a 50 metros de
profundidad, lo que aceleró por un breve periodo la pendiente de la torre. Por
fortuna, los técnicos pudieron controlar la situación, llegando a contrastar la
fuerza de gravedad de la torre con su inclinación de casi 4 metros, un peso de
al menos 14.500 toneladas, 55,86 metros de altura para sus ocho pisos y 300
escalones, y con cimientos pocos profundos (4 metros). El sistema de
contrapesos y microgalerías que se realizaron evitaron el colapso. Después, en el
2001 se concluyeron los trabajos de restauración, quitando los contrapesos y
los microcanales fueron rellenados y sustituidos por una red de sensores que
perciben el mínimo movimiento.
«En total, desde que se inició la cura de la torre se ha reducido su inclinación
en 45 centímetros. Ahora las oscilaciones varían una media de uno o dos
milímetros al año; pero lo que cuenta realmente es la estabilidad de la torre,
que es mejor de las previsiones iniciales», afirma Nunziante Squeglia, profesor
de Geotecnia en la Universidad de Pisa y colaborador del Comité de vigilancia.
Gracias a los continuos trabajos, no solo ha dejado de inclinarse, sino que la
torre, de forma inexorable, ha iniciado a enderezarse, a ponerse derecha como
la proyectó el escultor y arquitecto Bonanno Pisano en el siglo XII. Pero eso
no durará eternamente.
«Sería un error ponerla derecha»
Nadie se ilusiona con que un día se alcance su verticalidad: «Ninguno ha
cometido el error histórico y conceptual de ponerla derecha; se ha buscado el
compensar su inclinación, que debe mantenerse evitando cualquier tipo de riesgo
de derrumbe», subraya el profesor Settis. Cada tres meses se reúne el Comité de
vigilancia, los «guardianes de la Torre», para valorar los análisis de los
movimientos. Ahora certifica su buen estado de salud y el éxito de los
trabajos: «Es como si el campanario se hubiera rejuvenecido casi dos siglos»,
explica Salvatore Settis. Los tres millones y medio de turistas que acuden cada
año a la Plaza de los Milagros podrán seguir admirando a la torre más famosa
del mundo.
ABC