Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 11:17 am
Culminado el primer trimestre del
presente año el BCV nos indica que Venezuela registra una inflación anualizada –aterradora-,
equivalente a un 4,1 por ciento, tras añadir, como en febrero, un 1,2 por
ciento y 1,7 durante enero, e indica que los sectores de mayor aumento, tales
como salud, alimentos, bebidas no alcohólicas; vestido y calzado, además de
“bienes y servicios diversos”, con aumentos de un 1,3 por ciento y hace símiles
absurdos respecto al año 2012. Pues, aun cuando se trate de indicadores reales,
los mismos tienen ponderadamente, un impacto muy directo sobre los ingresos que
percibimos por cualquier medio o concepto. En nuestra primera entrega del año
por este medio publicamos una nota intitulada “Alza del dólar y expansión
presupuestaria 2024” en la cual nos referimos a la metodología quizá precaria y
hasta disparatada, sin análisis previos estadístico-actuariales ni base de
estimación en el precio del barril de petróleo, por tratarse de un año
electoral con miras a una autorreelección e insistir en la detentación de la
primera magistratura.
Naturalmente, pese a los anuncios
presumidos y compulsivos del gobierno sobre una reactivación de nuestra
industria petrolera, así como de algunos pocos sectores, aún incipientes, luego
de una recesión económica crítica sobremanera, aparte de la intervención
disminuida del BCV, las rentas de los mismos son muy exiguas y, en efecto, se acude a la emisión
de deuda pública, para solventar paliativamente, obligaciones de gasto público.
Tampoco hay planes de producción definidos y los pocos que se anuncian son
productos de una emotividad, reiteramos, en un régimen personalista que busca
una huida hacia adelante. Nada menos, prueba obvia de la falla de producción
petrolera se evidencia en los supertanqueros que desde diciembre pasado se
hallan frente a Jose y Amuay a la espera de carga (chokepoints), equivalente a
unos ocho millones de bp entre todos, para trasladarla a países asiáticos. En
efecto, entretanto no halla una producción completa e integral, lo cual debe pasar incontrovertiblemente; condición sine qua non, por un cambio político
radical, o muy difícilmente nos desharíamos de la crisis socioeconómica y sociopolítica que nos agobia.