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“Él nos ha amado”, la nueva Encíclica de Francisco” por Padre Edduar Molina

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“Él nos ha amado”, la nueva Encíclica de Francisco” por Padre Edduar Molina


El pasado jueves 24 de octubre la Santa Sede dio a conocer la cuarta encíclica del Francisco, que lleva por título “Dilexit nos”, “Él nos amó”, centrando su temática en el amor humano y divino del corazón de Jesucristo, al conmemorarse los 350 años de las apariciones vividas por santa Margarita María de Alacoque.

 

Esta fructífera reflexión busca actualizar y clarificar la devoción al Sagrado Corazón, una de las más extendidas en la piedad popular de nuestro pueblo sencillo. El nuevo magisterio del papa Francisco se realiza tras la publicación de “Fratelli tutti”, publicada el 3 de octubre de 2020, “Laudato si” el 24 de mayo de 2015 y “Lumen Fidei”, escrita a cuatro manos con Benedicto XVI en junio del 2013.

 

La encíclica está distribuida en cinco capítulos, puede considerarse el más teológico y académico de sus escritos magisteriales, sin olvidar su vertiente social, como demuestran las más de doscientas citas de “Dilexit nos”, usando argumentos filosóficos de intelectuales de la talla de Dostoievski, Heidegger, Dante Alighieri, Romano Guardini o el jesuita Diego Fares. Con un estilo pedagógico y divulgativo, aderezado por referencias personales y anécdotas sobre la rica experiencia de fe de Bergoglio. Aborda el tema del corazón de Jesús, de manera multidisciplinar, partiendo de lo poético, hasta presentar las referencias escriturísticas del Magisterio de la Iglesia y la tradición devocional.

 

Para el Pontífice argentino, la devoción al Corazón de Cristo no es el culto a un órgano separado de la persona de Jesús. “Lo que contemplamos y adoramos es a Jesucristo entero, el Hijo de Dios hecho hombre, representado en una imagen suya donde está destacado su corazón… Mientras la Eucaristía es presencia real que se adora, en este caso se trata sólo de una imagen que, aunque esté bendecida, nos invita a ir más allá de ella, nos orienta a elevar nuestro propio corazón al de Cristo vivo y unirlo a él”.

 

Otro de sus importantes apartados es el de “acumular y consumir”. En la denuncia la falta de amor a la humanidad, por “un sistema degradante que sólo nos urge acumular, consumir y distraernos y no nos permite mirar más allá de nuestras necesidades inmediatas y mezquinas”. Es la cultura de un “anti-corazón”, una sociedad cada vez más dominada por el narcisismo y la autorreferencia.

 

El mundo vive sumido por la tentación de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué, de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos recuperar la importancia del corazón, alerta el Pontífice. También se cuestionan los desequilibrios socio-económicos, el dolor de tantos hermanos nuestros que viven bajo la amenaza de guerras, y del uso antihumano de la tecnología, la inteligencia artificial para subrayar que “el algoritmo en acto en el mundo digital muestra que nuestros pensamientos y lo que decide la voluntad son mucho más “estándar” de lo que creíamos. Son fácilmente predecibles y manipulables. No así el corazón”.

 

Todo un reto para que los cristianos puedan recuperar lo más importante y necesario: el corazón. Solo un amor gratuito que sea capaz de darle corazón a esta tierra y reinventar el amor allí donde pensamos que la capacidad de amar ha muerto definitivamente, salvará la humanidad, enfatiza el Papa.

 

Otra idea importante, en medio de la crisis afectiva del mundo, es la de actuar con corazón, madurar y cuidar el corazón, llega a plantear Francisco. “Se podría decir que, en último término, yo soy mi corazón, porque es lo que me distingue, me configura en mi identidad espiritual y me pone en comunión con las demás personas”.

Alimentar la devoción al Sagrado Corazón desde sus prácticas devocionales como la comunión eucarística los primeros viernes de cada mes, junto a una hora de adoración los días jueves, porque “en medio de la vorágine del mundo actual y de nuestra obsesión por el tiempo libre, el consumo y la distracción, los teléfonos y las redes sociales, olvidamos alimentar nuestra vida con la fuerza de la Eucaristía”. Pero la devoción nos debe llevar a la acción, es la pregunta que nos cuestiona a todos: ¿Acaso podrá agradar al Corazón que tanto amó que nos quedemos en una experiencia religiosa íntima, sin consecuencias fraternas y sociales?

 

La invitación es a que seamos misioneros enamorados, que se dejan cautivar todavía por Cristo y que inevitablemente transmiten ese amor que nos ha cambiado la vida. “Las palabras del enamorado que no molestan, que no imponen, que no obligan, sólo mueven a los otros a preguntarse cómo es posible tal amor”, remarca Jorge Mario Bergoglio.

 

Ante el Corazón de Cristo, nos unimos en oración al Señor para que una vez más tenga compasión de esta tierra herida, que él quiso habitar como uno de nosotros, que derrame los tesoros de su luz y de su amor, para que nuestro mundo que sobrevive ante tantas amenazas. Que en el Corazón de Jesús podamos reconocernos finalmente a nosotros mismos y aprendemos a amar con sus mismos sentimientos.

 

Mérida, 27 de octubre de 2024. 





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