Mérida, Marzo Domingo 16, 2025, 06:52 pm
El pasado jueves
24 de octubre la Santa Sede dio a conocer la cuarta encíclica del Francisco, que
lleva por título “Dilexit nos”, “Él nos amó”, centrando su temática en el amor humano y divino
del corazón de Jesucristo, al conmemorarse los 350 años de las apariciones
vividas por santa Margarita María de Alacoque.
Esta fructífera reflexión busca actualizar y clarificar la devoción al
Sagrado Corazón, una de las más extendidas en la piedad popular de nuestro
pueblo sencillo. El nuevo magisterio del papa Francisco se realiza tras la
publicación de “Fratelli tutti”, publicada el 3 de octubre de 2020, “Laudato
si” el 24 de mayo de 2015 y “Lumen Fidei”, escrita a cuatro manos con Benedicto
XVI en junio del 2013.
La encíclica está distribuida
en cinco capítulos, puede considerarse el
más teológico y académico de sus escritos magisteriales, sin olvidar su
vertiente social, como demuestran las más de doscientas citas de “Dilexit
nos”, usando argumentos filosóficos de intelectuales de la talla de Dostoievski,
Heidegger, Dante Alighieri, Romano Guardini o el jesuita Diego Fares. Con un estilo
pedagógico y divulgativo, aderezado por referencias personales y anécdotas
sobre la rica experiencia de fe de Bergoglio. Aborda el tema del corazón de
Jesús, de manera multidisciplinar, partiendo de lo poético, hasta presentar las
referencias escriturísticas del Magisterio de la Iglesia y la tradición
devocional.
Para el Pontífice argentino, la devoción al Corazón de Cristo no es el
culto a un órgano separado de la persona de Jesús. “Lo que contemplamos
y adoramos es a Jesucristo entero, el Hijo de Dios hecho hombre, representado
en una imagen suya donde está destacado su corazón… Mientras la Eucaristía es
presencia real que se adora, en este caso se trata sólo de una imagen que,
aunque esté bendecida, nos invita a ir más allá de ella, nos orienta a elevar
nuestro propio corazón al de Cristo vivo y unirlo a él”.
Otro de sus importantes
apartados es el de “acumular y consumir”.
En la denuncia la falta de amor a la humanidad, por “un sistema degradante
que sólo nos urge acumular, consumir y distraernos y no nos permite mirar más
allá de nuestras necesidades inmediatas y mezquinas”. Es la cultura de un “anti-corazón”,
una sociedad cada vez más dominada por el narcisismo y la autorreferencia.
El mundo vive sumido por la tentación
de navegar por la superficie, de vivir corriendo sin saber finalmente para qué,
de convertirnos en consumistas insaciables y esclavizados por los engranajes de
un mercado al cual no le interesa el sentido de nuestra existencia, necesitamos
recuperar la importancia del corazón, alerta el Pontífice. También se cuestionan los desequilibrios
socio-económicos, el dolor de tantos hermanos nuestros que viven bajo la
amenaza de guerras, y del uso antihumano de la tecnología, la inteligencia artificial para subrayar que “el algoritmo en acto en el mundo
digital muestra que nuestros pensamientos y lo que decide la voluntad son mucho
más “estándar” de lo que creíamos. Son fácilmente predecibles y manipulables. No
así el corazón”.
Todo un
reto para que los cristianos puedan recuperar lo más importante y necesario: el
corazón. Solo un amor gratuito que sea capaz de darle corazón a esta
tierra y reinventar el amor allí donde pensamos que la capacidad de amar ha muerto definitivamente, salvará la
humanidad, enfatiza el Papa.
Alimentar la devoción al
Sagrado Corazón desde sus prácticas devocionales como la comunión eucarística los
primeros viernes de cada mes, junto a una hora de adoración los días jueves, porque “en medio de la vorágine del
mundo actual y de nuestra obsesión por el tiempo libre, el consumo y la
distracción, los teléfonos y las redes sociales, olvidamos alimentar nuestra
vida con la fuerza de la Eucaristía”. Pero la devoción nos debe llevar a la
acción, es la pregunta que nos cuestiona a todos: ¿Acaso podrá agradar al
Corazón que tanto amó que nos quedemos en una experiencia religiosa íntima, sin
consecuencias fraternas y sociales?