Costumbres y tradiciones peliagudas por Giovanni Cegarra

Giovanni Cegarra

CNP. 2229

Años atrás y bien atrás, la llegada del último mes del año, diciembre, era esperada con un marcado sentimiento por la familia venezolana, habida cuenta, que daban rienda suelta a un cúmulo de típicas costumbres y tradiciones, que involucraban a todos por igual, en la preparación y organización del encuentro con familiares, vecinos, amigos cercanos, por la Navidad y el recibimiento del Año Nuevo e indudablemente, eran otros tiempos, en todo el sentido de la palabra.

Como no recordar, las patinatas, las misas de aguinaldos a partir de las tres de la mañana y el canto de aguinaldos y villancicos, la preparación de la multisápida hallaca entre familiares y vecinos, los dulces clásicos por fin de año, la hechura del pesebre que era toda una fiesta familiar, lo del amigo secreto, el intercambio de regalos entre vecinos, amigos, compañeros de oficina, el juego de aguinaldos: pajita en boca, beso robado, quieto, etc., entre otras costumbres y tradiciones que hoy día, ni pendiente, por mucho que se quiera, ante la crisis que se vive y se confronta, en toda una economía dolarizada, la especulación juega garrote.

Hoy por hoy, costumbres y tradiciones peliagudas, como bien decían nuestros ancestros, cuando las cosas se ponían difíciles, complicadas, duras de resolver y hacer. Intentar cumplir con ellas, como otrora se hacía y se disfrutaba a todo dar entre familias y vecinos, hay que revisar a fondo el bolsillo, pensársela bien, porque como comentó una vieja amiga “vaina ni para poder hacer una mini hallaca, los precios dolarizados andan por la luna”.

Cruda verdad, sin ser dueño de ella, llegó diciembre, con él, costumbres y tradiciones peliagudas, decir lo contrario, es “pecar de pendejo inocente” como bien lo manifestaban, en determinadas ocasiones, los de antaño y punto.

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