Mérida, Junio Viernes 13, 2025, 12:35 am
María es madre de esperanza, ella nos enseña a esperar en el cumplimiento
definitivo de las promesas del Señor. En María Madre de la Luz, encontramos la
serena certeza de un esperar confiados, que solo Dios obra maravillas.
En el marco del año de la esperanza, celebramos el día de la Virgen Candelaria,
o la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor y, en nuestras comunidades de la
Punta de Mérida, nos encontramos con la añeja tradición de vasallos y devotos,
cofrades y amantes de la tradición mariana Candelaria “luz de esperanza”.
En medio de los
turbulentos momentos que vive la patria, y el mundo en conflictos de guerra,
que bueno que todos pongamos la mirada en esta sencilla mujer de Nazaret que,
con su mirada de ternura y luz en su corazón amoroso, nos anima a vivir con las
lámparas encendidas, ella nos recuerda que ese Niño en sus brazos es la única “luz
que alumbra a las naciones”.
También hoy
nosotros estamos llamados como Simeón a tener al Señor “en brazos” y sentir la
luz de la verdad en un mundo de tanta mentira, la luz de la esperanza en un
mundo de tanto sufrimiento, la luz del amor que nos llama a reconciliarnos,
unirnos y sentirnos una sola familia.
A lo largo de
estos días la venerada imagen ha recorrido las calles, los barrios, las
urbanizaciones y rincones de las parroquias Santiago y Pablo VI, recibiendo el
fervor de su gente sencilla, la creatividad de la piedad popular y lo mejor de
cada familia, su oración y compromiso por la vida. Es de hacer notar la presencia de los
sacerdotes de ambas comunidades compartiendo con las comunidades, como signo de
comunión y de Iglesia en salida.
Las fiestas
centrales, están marcadas desde el primero de febrero con las solemnes vísperas
en la eucaristía por todos los vasallos difuntos en casa de doña Melania
Rangel, familia de capitanes vasallos y custodios de la tradición, este año
presidida por el nuevo párroco de Pablo VI, Pbro. Yonelis Torres y concelebrada
por el vicario de la Parroquia Pbro. Leonardo Arellano. Luego en la plaza Bolívar
se realizó el rosario iluminado, dirigido por nuestros vasallos y devotos de la
Candelaria, junto al apostolado de los Guadalupanos, animado por la agrupación
musical y cultural del hogar canaria en Mérida.
Luego el último
ensayo de la danza de los vasallos, para terminar con la presentación de los
vasallos de San Benito de Mesa Seca, Ejido. La noche concluyó con la
presentación de las agrupaciones musicales de los hijos talentosos de esta
Parroquia, “Guarapo Criollo”, “El Cubiro” “El Clarín de la Cumbre”, y el
maestro Héctor Sulbarán. Todo un repertorio de lo mejor de nuestra música
venezolana.
El 2 de febrero,
las campanas anuncian el solemne día de la Madre Candelaria, además de ser
domingo se tienen las tres eucaristías, a las 8 de la mañana, la misa por los
migrantes, a las 10 la solemne eucaristía central de los vasallos, devotos y
cofrades, presidida por el Pbro. Reinaldo Muñoz, Vicario del Clero y párroco de
Nuestra Señora del Rosario de Mérida, momento en que los vasallos bendicen su
capa, junto a la hermosa capa con la bandera de Venezuela, donada por la
familia de Doña Melania Rangel.
El día termina con
el baile de los vasallos, como la danza convertida en oración, toda una llamada
de lo que debe ser el trabajo del alma: rebajar los montes de la soberbia,
quitar las malezas del egoísmo, sembrar semillas de justicia y paz, abonar con
la oración y la caridad y recoger los frutos con la conciencia del deber
cumplido, saboreando los frutos de nuestros esfuerzos y fatigas. Todo en una
danza de gratitud a la Madre que nos alcanza semejantes favores.
El lunes 3 de
febrero finalizan las fiestas de Candelaria en la Parroquia Pablo VI de Zumba,
con la eucaristía presidida por nuestro Arzobispo Monseñor Helizandro Terán,
junto a los sacerdotes de la Ciudad, y los vasallos con “el entierro del
gallo”, pedimos a la Madre nos enseñe a vivir con las lámparas encendidas con
la luz de la esperanza.
Que este día
vivamos el vasallaje a ejemplo de María la Vasalla del Señor, con la esperanza
de saber que solo Dios puede hacer cosas imposibles y que su amor nos hace
felices eternamente.
Mérida, 2 de febrero de 2025