Agustín Volcanes
Los habitantes de este sector popular de Mérida dejaron de hacer sus respectivas rutinas de trabajo y otras actividades por el clima de inseguridad que se vive en esa zona.
Carmen Díaz, comerciante, manifestó que recientemente la robaron cuando se disponía a entrar al estacionamiento de su residencia, cuando dos motorizados la rodearon, la apuntaron y la despojaron de su teléfono celular y demás pertenencias.
Transeúntes, vecinos y comerciantes se encomiendan a Dios, al pasar por cualquier zona de este urbanismo, donde aseguran que existen bandas atracadores que tripulan motocicletas para infundir el terror en la zona.
“Esta urbanización dejó de ser aquel conjunto residencial tranquilo y patrullado para convertirse en una zona de alta peligrosidad”, se quejó la mujer, quien aseguró que no hay quien frene a los hampones, los cuales se aprovechan de la soledad y de falta de policías para cometer sus robos.
Aunque muchos aseguran que el escenario de inseguridad se ha acentuado por la falta autoridades policiales, otros presumen que los hechos delictivos podrían haberse elevado por la presencia de delincuentes en invasiones y refugios cercanos al lugar.
Hay situaciones que escapan del control de los cuerpos de seguridad, como pueden ser esos arrebatos violentos que se registran en las paradas del transporten colectivo, “no deja de ser preocupante que los robos que se cometen en el lugar son cada más seguidos, cada 3 o 2 horas se registra algún de esos delitos”.
Para los que abordan este transporte público la situación no mejora, ya que son interceptados cuando se montan o bajan de la unidad, y son amenazados con una pistola o cuchillo.
Queremos que la zona, sea lo más segura posible pero para tal fin se requiere que esta comunidad tenga más vigilancia policial para bajar los índices del hampa que vienen operando en esta sector de Mérida.