Mérida, Julio Domingo 13, 2025, 07:24 pm
Desde el año 2000 hemos insistido en que todas las
decisiones que tomaba el régimen tenían una clara orientación en cuanto a
tratar de poner todo a disposición del Estado, para lo cual sistemáticamente se
atacaba a la propiedad privada (expropiaciones, compras de fábricas, detenciones,
controles de precios, contrataos de construcción con otros países
disminuyéndole posibilidades a nuestras constructoras, arquitectos e ingenieros
) y se renegaba de la economía de mercado, atribuyéndole a ésta ser la esencia
de los males de padecía y padece Venezuela.
Cómodamente, sin profundizar sobre lo que en realidad
representaba cada decisión tomada por el comandante supremo, se optó por el
débil camino de tratar de contrarrestar al régimen alegando que todo se trataba
de disparates a los cuales era proclive un Presidente sin capacidad, sin
inteligencia, sin intelecto, sin posibilidades de gerenciar exitosamente el
país, lo que por razones de un determinismo mecánico, terminaría por ser
depuesto con base en la acción inercial de un pueblo descontento.
Pero nada pasó y Chávez tuvo éxito en todo cuanto emprendió; éxito en el
sentido de ir abriendo caminos al comunismo. Quizá en lo único que
aparentemente fracasó fue en el referendo para modificar la Constitución, pero
si bien por ese mecanismo de votación se le negó tal aspiración, después, sin
importarle nada la decisión mayoritaria, empezó a implementar lo que fue
rechazado, ante la mirada estupefacta de la oposición.
El pupilo de Chávez, con formación marxista indiscutible, siguió el mismo camino amparado por el apoyo del ejército y de una sociedad de cómplices. Y lo que sucede actualmente desde el punto de vista de las decisiones económicas, éstas serán implementadas a como dé lugar. Por lo tanto, al igual que José D. Blanco, hagámonos las siguientes preguntas “¿En qué ha fallado Maduro? ¿Qué parte del plan no ha salido como él esperaba y en los tiempos establecidos?”. Sin duda, ha sido exitoso. Continúa con eficacia labrando el camino hacía el comunismo, hacia el dominio absoluto del Estado. Y es que doctrinariamente, recordémoslo, el comunismo considera que todos los derechos, incluyendo los humanos y culturales, son derechos de Estado y que desde el punto de vista económico y social el manejo de los recursos por éste, siempre resultará en una distribución más equitativa y justa de la riqueza y los recursos. Por eso no le importan amenazas nacionales e internacionales, pues no se puede dejar de luchar por implementar verdades que le resultan superiores a las que maneja la democracia tradicional.
¿Entonces? Olvidémonos de un golpe militar o de las posibilidades de derrocamiento por parte de organizaciones internacionales. Lo que debemos hacer ante todo es cambiar el argumento en cuanto la incapacidad de Maduro y su combo, para empezar a tomar posiciones locales, regionales y nacionales de protesta sostenida, con base en lo que hasta ahora ha sido débil la oposición, es decir, en la unidad mancomunada capaz de direccionar en el marco de lo que se considere más efectivo, las acciones a seguir.