Mérida, Enero Lunes 20, 2025, 05:52 am
Es un gesto sencillo pero que no todo el mundo tiene incorporado en su rutina: bajar la tapa del inodoro antes de tirar de la cadena. Después de conocer las conclusiones de este estudio, probablemente ya no te olvides. La orina y las
heces pueden contener restos de una amplia variedad de
patógenos, incluido el SARS-CoV-2. Y la descarga de un retrete, según el
diseño, la presión del agua o la capacidad de descarga del aparato,
puede generar grandes cantidades de
aerosoles que contienen microbios. Un equipo de
científicos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Informática de
la Florida Atlantic University ha puesto a prueba la física de los
fluidos para investigar las gotas generadas al descargar un inodoro y un
urinario en un baño público en condiciones normales de ventilación.
Utilizaron un contador de partículas colocado a varias alturas del
retrete para capturar el tamaño y la cantidad de gotas provocadas al
tirar de la cadena. El baño se limpió a fondo y se cerró 24 horas
antes de llevar a cabo los experimentos, con el sistema de ventilación
funcionando normalmente. La temperatura y la humedad relativa dentro del
baño fueron de 21ºC y 52%, respectivamente. Los resultados del estudio, publicados en la revista «
Physics of Fluids», demuestran cómo los baños públicos
podrían servir como caldo de cultivo para el contagio de enfermedades
transmitidas por el aire, especialmente si no tienen ventilación
adecuada o si los inodoros no tienen tapa. Aunque
en España es habitual que los váteres cuenten con tapa, la mayoría de
los baños públicos en los Estados Unidos a menudo no están equipados con
este sistema y tampoco es habitual que los urinarios estén cubiertos. Para el estudio, los investigadores obtuvieron datos de tres escenarios diferentes:
descarga del inodoro; descarga del inodoro con tapa y descarga del
urinario. Examinaron los datos para determinar el aumento en la
concentración de aerosoles, el comportamiento de las gotas de diferentes
tamaños, la altura de las gotas y el impacto de cubrir elváter. Los
niveles ambientales de aerosoles se midieron antes y después de realizar
los experimentos. «Después de aproximadamente tres horas de pruebas que supusieron más de 100 descargas,
hallamos un aumento sustancial en los niveles de aerosoles medidos en
el ambiente con un número total de gotas generadas en cada prueba de
descarga de hasta decenas de miles», explica el doctor Siddhartha Verma,
coautor el estudio y profesor asistente en el Departamento de
Ingeniería Mecánica y Oceánica de la FAU. «Tanto el inodoro como el
urinario generaron grandes cantidades de gotas de menos de 3 micrómetros de tamaño,
lo que representa un riesgo de transmisión significativo si contienen
microorganismos infecciosos. Debido a su pequeño tamaño, estas gotas
pueden permanecer suspendidas durante mucho tiempo», prosigue. Las gotas se detectaron a alturas de hasta un metro y medio durante 20 segundos o más después de iniciar la descarga. Los investigadores hallaron una menor cantidad de gotas en el aire cuando el inodoro se descargó con la tapa cerrada, aunque no mucho, lo que sugiere que las gotas en aerosol escaparon a través de pequeños espacios entre la tapa y el asiento. «La
acumulación significativa de gotitas en aerosol generadas por la
descarga a lo largo del tiempo sugiere que el sistema de ventilación no
fue eficaz para eliminarlas del espacio cerrado a pesar de que no hubo
una falta perceptible de flujo de aire dentro del baño. A largo plazo,
estos aerosoles podrían elevarse con corrientes ascendentes creadas por
el sistema de ventilación
o por las personas que se mueven en el baño», advierte el
doctor Masoud Jahandar Lashaki, también coautor de la investigación y
profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Civil, Ambiental y
Geomática de la FAU. Hubo un aumento del 69,5% en los niveles medidos para partículas de 0,3 a 0,5 micrómetros, un aumento del 209% para partículas de 0,5 a 1 micrómetro
y un aumento del 50% para partículas de 1 a 3 micrómetros. Aparte de
los aerosoles más pequeños, aquellos comparativamente más grandes
también representan un riesgo en áreas mal ventiladas a pesar de que
experimentan un asentamiento gravitacional más fuerte. A menudo se
someten a una rápida evaporación en el medio ambiente y las
disminuciones resultantes de tamaño y masa, o la eventual formación de
núcleos de gotitas, pueden permitir que los microbios permanezcan
suspendidos durante varias horas. «El estudio sugiere que la incorporación de una ventilación adecuada
en el diseño y operación de los espacios públicos ayudaría a prevenir
la acumulación de aerosoles en áreas de alta ocupación como los baños
públicos», apunta el doctor Manhar Dhanak, coautor y presidente del
Departamento de Ingeniería Oceánica y Mecánica, y profesor y director de
SeaTech. «La buena noticia es que puede que no siempre sea necesario
revisar todo el sistema, ya que la mayoría de los edificios están
diseñados con ciertos códigos. Podría ser simplemente una cuestión de redirigir el flujo de aire según la distribución de los baños», concluye. Por
su parte, la doctora Stella Batalama, decana de la Facultad de
Ingeniería e Informática señala que «las gotas en aerosol juegan un
papel central en la transmisión de diversas enfermedades infecciosas,
incluido el Covid-19, y esta última investigación de nuestro equipo de
científicos proporciona evidencia adicional para respaldar el riesgo de
transmisión de infecciones en espacios confinados y mal ventilados». ABC