Mérida, Mayo Martes 30, 2023, 11:02 am
La automatización ayuda a las empresas a mantener su competitividad internacional, mientras superan dos problemas: a) el envejecimiento de la mano de obra y b) la reducción de la productividad de los trabajadores. En la actualidad, ambas dificultades son verdaderos retos para regiones del mundo que están experimentando una transición demográfica hacia poblaciones de mayor edad, como es el caso de las economías asiáticas.
Esta tendencia amenaza la competitividad internacional de Asia, por ende, las empresas asiáticas están invirtiendo en automatización para impulsar la productividad laboral. Pero esto tiene elevados costos de corto plazo reflejados en: 1) incremento del desempleo, por el reemplazado de la mano de obra poco calificada; y 2) aumento de la desigualdad de ingresos, debido al efecto sustitución de mano de obra que ocurre antes de que se generen nuevas industrias, tareas y puestos de trabajo.
Y tomando en cuenta que la mayoría de las economías asiáticas siguen sustentando su modelo de desarrollo económico en el impulso a las exportaciones, la competitividad alcanzada hasta ahora estará anclada a la automatización. Por lo tanto, su incorporación en la actividad productiva y en la dinámica de estas sociedades implica grandes riesgos. En primer lugar, el mayor uso de robots en los países desarrollados modifica la ventaja tradicional de los costos laborales de los países en desarrollo. En segundo lugar, dado que la proporción de trabajos que podrían automatizarse es mayor en los países en desarrollo, en comparación con los países de altos ingresos, las perspectivas de crecimiento en los países en desarrollo se reducirán como consecuencia de la desindustrialización prematura.
Todo esto amerita de la acción pública-privada para crear condiciones que reduzcan los riesgos de la automatización. Esto incluye: 1) políticas educativas que fomenten las nuevas habilidades que demanda el mercado laboral, y garanticen que los trabajadores reemplazados puedan capacitarse de manera continua para adquirir nuevas habilidades —programación, matemática, ciencias, ingeniería—. En este contexto, los trabajadores deben insertarse en una dinámica de aprendizaje continuo para enfrentar rápidos cambios técnicos. 2) Compromiso de los países para intentar superar las tecnologías existentes y avanzar directamente hacia otras más avanzadas. Esto implica un esfuerzo empresarial en materia de innovación y desarrollo de tecnologías que atiendan las necesidades locales, con flexibilidad para integrarse en las plataformas de automatización existentes en los demás países del mundo. 3) Invertir en educación como fuente de ventajas comparativas, teniendo en cuenta que los factores de producción utilizados en la elaboración de mercancías ya no son solo tierra, trabajo y capital, sino que en este último también entran el manejo de datos, la información, la programación, entre otros, es importante que las economías mantengan canales que garanticen el continuo intercambio de información con el resto del mundo. Esto incluye promoción de los flujos de conocimientos —investigación académica—, inversiones en infraestructura de redes móviles y de banda ancha, capital humano, y calidad institucional. Y 4) adecuada regulación de las nuevas tecnologías, evitando el enfoque de omisión o rigidez ante las oportunidades y retos que devienen de las tecnologías emergentes; un entorno empresarial favorable. Estas estrategias ayudarán a maximizar la posibilidad de que la automatización impulse la productividad de las economías, a la par que aliviarán sus impactos sobre el desempleo y la desigualdad de ingresos.
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