Mérida, Abril Viernes 19, 2024, 04:13 pm

Inicio

Opinión



La crónica menor

LAS BEGUINAS por Cardenal Baltazar Porras Cardozo

Diario Frontera, Frontera Digital,  Cardenal Baltazar Porras Cardozo, Opinión, ,LAS BEGUINAS por Cardenal Baltazar Porras Cardozo
Cardenal Baltazar Porras Cardozo


Confieso que en mi vocabulario hispano la palabra “beguina” no lo tenía registrado. Me llamó la atención ver entre las publicaciones de PPC un libro con este nombre. Al ver el índice y la presentación a cargo de la consultora de la Secretaría del Sínodo de los Obispos y una profesora de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma, me decidí adquirirlo, resultando ser una feliz adquisición.

El diccionario nos dice que “las beguinas eran una asociación de mujeres cristianas, de diferentes clases sociales, contemplativas y activas, que dedicaban su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos, y también a labores intelectuales. Organizaban la ayuda a los pobres y a los enfermos en los hospitales, o a los leprosos. Trabajaban para mantenerse y como no hacían votos perpetuos de castidad o clausura, eran libres de dejar la asociación en cualquier momento para casarse”. No hay consenso sobre el significado u origen del nombre : El apelativo le bègue significa en francés "el tartamudo". Beghen en flamenco antiguo traduce pedir, aunque no fueron mendicantes. Para otros el nombre proviene del santo patrón de Nivelles, de nombre Bega. Y lo más común es referirlo al hábito de color beige de lana burda,o la cofia característica de la vestimenta de las beguinas.

 

La primera parte del libro nos pone en escena, dándonos el marco donde surgen y actúan estas singulares mujeres: una aproximación a la Edad Media: la sociedad, los monasterios, la Iglesia y los obispos. La mística, el amor cortés, la mujer religiosa en la Edad Media. Y la presentación de algunas beguinas poco conocidas y otras más famosas. De todas ellas una explicación de la mística, espiritualidad, lenguaje y compasión en las beguinas. La manipulación en el imaginario popular confundiéndolas con las brujas. Lo más curioso, la posible infñluencia de esta corriente en Teresa de Jesús. La segunda parte, más breve, salta hasta nuestros días con la descripción de “beguinas del siglo XX”. Esther Hillesum, Dorothy Day y Simone Weil, para preguntarse si tendrían sentido hoy las beguinas.

 

Nos señala la autora un dato interesante: “la baja Edad Media, está muy lejos de ser un tiempo oscuro e improductivo. Al contrario, fue una época bulliciosa, movida, colorista, llena de inventos y llena de vida, coincidiendo con guerras, cruzadas y epidemias”. Estamos ante un tiempo con características similares al mundo de hoy en el que la mujer buscó, y encontró, caminos de liberación e independencia, dentro del marco de una sociedad religiosa y cristiana. La rebeldía se manifestó en una forma de vida sin las normas exigidas por el mundo masculino, machista, lo que las hacía más peligrosas para los intereses de los poderosos.

 

La situación de una época se aprecia en observar cómo es el trato que se da a las mujeres. “Contrariamente a lo que se piensa, la mujer medieval fue mucho más libre que la que vivió en el renacimiento. En plena Edad Media, bastantes mujeres llegaron a recorrer el Camino de Santiago bajo preteto del cumplimiento de un voto o incluso por mandato divino”. “Las mujeres medievales eran fuertes y estaban capacitadas para muchas actividades, y la ley -hecha por esos hombres que no las valoraban- les permitía tener y administrar feudos; iban a las cruzadas, gobernaban y tenían poder político, económico y social por sus tierras, cargos, parentesco o negocio”.

 

El encasillamiento que no permitía otra forma de vida comunitaria femenina sino en monasterios de clausura, generó este estilo de vida, sin trabas, sin más normas que las de vivir juntas, con el único fin de vivir libremente su fe en la oración y el servicio a los necesitados. La mayoría de estas beguinas procedían de las clases altas, mujeres con formación que les dio renombre como místicas, poetisas, artistas y pensadoras, que influyeron en su medio ambiente, generando por tanto recelos y persecuciones por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas.

 

El espacio de una crónica no me permite explayarme pero estamos ante la dinámica social cambiante y cuestionante. Este libro ha sido escrito en medio de la pandemia del Covid19. “A bastantes beguinas les tocó vivir la epidemia de peste entregadas a su labor social, exactamente como en nuestros días muchas personas han vivido entregadas a paliar los sufrimientos de la pandemia. Debemos reconocer que la memoria herida de esta mujeres debe ser reconocida y curada, porque no pueden seguir siendo consideradas heréticas y, al leer sus escritos, comprobar que no lo fueron y, es más, incluso ver que fueron valoradas, apreciadas y defendidas en un principio por hombres de Iglesia que no tuvieron reparos en pensar bien de ellas, y lo más importante, cuestionarse su propio poder compo varones eclesiásticos a la luz de la esencia del Evangelio mismo, como es la resurrección de Cristo”.

 

Los libros como el que reseñamos son necesarios porque nos empujan al permanente discernimiento para no anclarnos en nuestros propios asertos que deben pasar por la criba que separa la paja del buen fruto.

33.- 28-5-22 (5093)





Contenido Relacionado