Mérida, Julio Domingo 13, 2025, 07:47 pm
Los comentarios y opiniones sobre las
elecciones primarias presidenciales del sector no gobierno vienen derivando,
sin que ello tenga un asidero jurídico y normativo, hacia la creación de una comisión nacional
organizadora del evento comicial para “escoger un único aspirante” para
enfrentar al representante de los sectores detentadores del poder.
Hay quienes sostienen que, de ninguna
manera, se puede admitir la presencia del poder electoral para llevar adelante
la consulta, mientras que, al mismo tiempo, se habla del voto de los
venezolanos en el exterior, legales o ilegales donde estén.
Asunto difícil y que no tiene
garantizado el éxito, pues no contamos con una autoridad que pueda llevar adelante un registro
confiable, a los fines de no dejar ciudadanos fuera del padrón y ajenos a una
elección que puede implicar cambios en
su estatus y en el de sus familias aquí residentes.
La experiencia reciente nos revela
que dos consultas nacionales, adelantadas por opositores, y una elección entre
precandidatos contaron con gran participación y fueron llevadas a buen
término sin requerir una gran inversión económica. Un éxito, puesto que la política se ha convertido en un ejercicio costoso en
lo material y riesgoso en lo personal.
En los mentideros políticos se sigue hablando de muchos candidatos. Sobran los
aspirantes, al menos en las listas
publicadas. No obstante, los organizadores de la consulta deben hacerse a un reglamento o acuerdo básico para ir definiendo
la validez y vigencia de algunas
candidaturas, especialmente para no ofrecer al país la imagen de un torneo de mentalidades inútiles, a los fines de
enfrentar con éxito los grandes problemas nacionales.
Es allí donde quiero insistir. Quienes
aspiren deben tener una bien
probada formación social y política, una trayectoria y una vida precedida de méritos, buena fama y servicio a la sociedad. Esa formación no solo significa un grado
universitario, sino prioritariamente un desempeño de funciones públicas identificadas con el
éxito, sin dejar de lado labor docente, libros publicados, conferencias y giras
internacionales de estudio.
Los años recientes han visto
disminuir los eventos formativos y de discusión en todos los estados de la federación venezolana, especialmente
adelantados por fuerzas partidistas, a
través de sus casas de estudio.
Ahora prevalecen los cursos en materias como crecimiento personal, autoestima,
iniciativas laborales y artesanales, idiomas y un largo etcétera. Todos con un
enfoque individualista y no social.
A los candidatos (pre y post) debemos exigirles mucho, sin contemplación,
porque nos estamos jugando la vida y la patria. Aspirar o dejarse mencionar en
las listas no es un juego. Es una gran
responsabilidad, hasta con la propia familia. Por ello, es prioritario que el
país los reconozca por sus méritos bien
ganados, por sus estudios, por su formación social y política,
por una bien definida
vocación de servicio al prójimo, a los venezolanos de cualquier condición que
estamos esperando una reversión de las
tendencias actuales para definir un camino de
paz, orden, respeto humano y prosperidad.