Mérida, Marzo Jueves 28, 2024, 04:26 am
El pasado sábado doce de noviembre
fue oportunidad propicia para celebrar el primer encuentro comunitario del
Municipio Libertador, en la cancha de
Santa Ana Norte, con una concurrencia de cincuenta y dos dirigentes de varias
parroquias y varios profesionales universitarios.
Se trató de una jornada de cinco
horas, larga en la visión de algunos, pero altamente aprovechada por la
calidad de los ponentes, los temas
relevantes y el interés de la asistencia, ávida
de encontrar elementos formativos en un área donde no abundan los
textos, manuales o videos, y menos los
cursos, talleres y /o diplomados.
Resaltó el interés de los asistentes, a un punto tal
que la extensión de las horas, porque inicialmente se proyectó para tener lugar entre las nueve
y las doce, no fue motivo para el retiro de dirigentes, como suele ocurrir en
jornadas similares. Todo porque, por
primera vez, hubo oportunidad para que
todos hablaran y expusieran tanto sus experiencias comunitarias como sus
propuestas.
De estas últimas destacó la
invitación de cuatro dirigentes para que en sus parroquias se hicieran eventos
similares, en las próximas semanas. Asimismo se planteó la tesis de atender
otros municipios, lo cual vino a ser un
gran motivo de aliento para los dirigentes, porque con sus
intervenciones confirmaron que pueden ser ponentes en cualquier nueva jornada.
En mi opinión, el
asunto de la dirigencia comunitaria es algo sumamente importante en el
devenir político y social de la Venezuela de los próximos años, porque
allí hay un reservorio humano de alta
credibilidad y confianza de los venezolanos,
lo que equivale a pensar que podemos contar con un soporte para el
relanzamiento de la democracia, si es que ese nombre sigue siendo pertinente
para designar nuestro modo de gobierno y de vida.
Lo comunitario no se puede desligar
de lo vecinal. Lo primero es un marco mayor, más amplio, pero lo vecinal es lo
inmediato, lo cercano, pudiendo ambos estar unidos, sin separación en los
objetivos, aunque si en lo territorial.
Desde los años sesenta del siglo
pasado se viene hablando del concepto vecinal.
En los años setenta surgió un movimiento vecinal en Caracas que luego se
expandió a todo el país. Hoy siguen existiendo juntas de vecinos y persisten,
como cosa necesaria, los auto gobiernos de los condominios en los edificios.
El movimiento comunitario y vecinal
debe preservarse como una expresión libre y autónoma de los niveles inferiores de la sociedad
nacional, sin las mediatizaciones nocivas de la vida político – partidista,
pero igualmente debe ser objeto de un proceso formativo debidamente elaborado,
especialmente con la asistencia y asesoría de las universidades, gremios y
academias, porque con cada día son nuevas las exigencias de una mejor
calificación intelectual y hasta profesional de sus dirigentes.
Y uno de los requerimientos mayores
de la Venezuela de hoy es que desde las comunidades y vecindarios se impulse,
como cosa natural, la conversión de los habitantes en auténticos ciudadanos,
gente calificada para vivir en sociedades caracterizadas por el respeto humano,
mejor calidad de vida y participación responsable en todos los asuntos
públicos.