Mérida, Julio Domingo 13, 2025, 08:13 pm
Teodoro Petkoff Malek habría cumplido ahora un
aniversario de su nacimiento. Nació el 3 de enero de 1932 en el Batey, estado
Zulia. Fue uno de los políticos más polémicos y apasionados de la Venezuela
contemporánea. Sus padres llegaron a Venezuela desde Europa, huyendo de la guerra;
se sabe que su madre llegó a ejercer la medicina. Petkoff pasó a convertirse en
un hombre de ideas políticas insurgentes según los grandes y vertiginosos
acontecimientos sociales, económicos e históricos de Venezuela, América Latina y
el mundo. Tuvo en su tiempo el coraje de hacer crítica del uso indebido de las
armas, así como de repudiar el estalinismo y propugnar, en palabras y hechos,
un pensamiento urgente y todavía muy problemático: el del socialismo
democrático.
Así lo retrata su amigo Ibsen Martínez. A los pocos días
de la muerte de Petkoff, afirmó que había sido un defensor de las libertades
democráticas, y un pensador de mucha valentía ante los sucesos políticos de
nuestro país. En palabras de Martínez, Petkoff había pronosticado las consecuencias
para su partido –el MAS- de haber apoyado a un candidato presidencial militar
en 1998 que prometía transformar la “cuarta república” por la “quinta”. De esta
advertencia y otras había surgido la frase famosa de Teodoro “los espero en la
bajaíta”, siendo así el país testigo de la división del país, en una bajaíta
que parece barranco o abismo en este tiempo de luchas en el que es importante
leer a Teodoro.
Desde los 14 años, Petkoff construyó su militancia en
busca de cambios y progresos ante las injusticias y atropellos que sufrió la
sociedad venezolana desde siempre. Se hizo militante del Partido Comunista de
Venezuela al igual que su hermano Luben Petkoff, de la mano de Gustavo Machado.
El joven Teodoro pasó a ser un perseguido desde sus inicios. En el famoso pacto
de Punto Fijo, los partidos de la época: AD, COPEI y URD, dejaron por fuera al
Partido Comunista. Aquí el joven pasó de militante a guerrillero, y se
convirtió en el jefe del aparato militar del PCV. Fue preso muchas veces, y con
el tiempo pasaría de ser guerrillero a hombre de ideas. En una ocasión, se
escapó del Hospital Militar en rapel, y en otra fue uno de los protagonistas de
la fuga del Cuartel San Carlos, a través de un túnel que había sido cavado
desde fuera, a partir del cual el PCV había creado un plan para sacar de la
cárcel a tres grandes hombres de la lucha guerrillera: Pompeyo Márquez, Teodoro
Petkoff y Guillermo García Ponce.
Petkoff llegó al pabellón donde estaban los otros, dos, y se fugaron.
En pleno apogeo de la Guerra Fría, entre el 20 y el 21 de
agosto de 1968, se produjo la invasión a Checoslovaquia con los tanques del
Pacto de Varsovia liderados por la Unión Soviética para poner fin a la llamada
“Primavera de Praga”. Ante esto, Teodoro Petkoff reaccionó pronunciándose en
contra de esta agresión y de Léonid Brézhner, el presidente ruso, el oso rojo
de la URSS. Esta fue una de las primeras respuestas contrarias a él, junto con
las de otros intelectuales occidentales de la izquierda europea. Brézhner lanzó
un furibundo ataque verbal a estos críticos, entre los cuales menciona a
Petkoff. Esto produjo una gran crisis política en el PCV, y en la mayor parte
de los movimentos de izquierda latinoamericanos. Petkoff había dicho sin
tapujos que la izquierda debía ser democrática, y punto.
Ante esta crisis, la disidencia del PCV fundó el partido
MAS en 1970. Teodoro, fundador del MAS, se convirtió en un conocedor y crítico
de las realidades escondidas detrás de los regímenes totalitarios. En los años
90, apostó por la descentralización, por un cambio de modelo productivo, y se
propuso realizar reformas económicas como ministro de planificación del segundo
gobierno de Rafael Caldera, quien lo había excarcelado en 1969 debido a la
llamada “pacificación”. Así mismo, fue un defensor de la libertad de expresión
frente al control de la hegemonía comunicacional siempre impuesta por el
sistema de medios desde las altas esferas del poder político en Venezuela.
Petkoff estuvo unos meses al frente del diario El Mundo,
el cual tuvo que abandonar por presiones gubernamentales a la Cadena Capriles.
Por eso luego fundó el diario Tal Cual, el cual inició una lucha sin cuartel en
torno al debate de las ideas, y por ello sufrió demandas injustas desde el seno
del poder. Padeció de injurias y asfixia política hasta el final de sus días.
Se dice que Petkoff y Gabriel García Márquez eran amigos
cercanos y que cuando éste ganó el Premio Internacional de Novela Rómulo
Gallegos, entregó a Petkoff la totalidad del dinero (unos 100.000 $) como fondo
para el MAS.
Por otro lado, y sin ningún disimulo, Petkoff nunca fue
simpatizante del Socialismo Bolivariano, a pesar de que el MAS, en 1998, había
decidido apoyar a Hugo Chávez. Para Petkoff, era un candidato populista para
captar incautos y advenedizos en el plano electoral. Petkoff interpretaba la
Revolución Bolivariana como un producto estrictamente venezolano, fruto de sus
propias contradicciones, ingenuidades y ambiciones.
Petkoff fue dos veces candidato a la presidencia de la
república de Venezuela, y en el año 2015 le fue otorgado en España el premio
“Ortega y Gasset” por su “extraordinaria evolución personal que le ha llevado
desde sus inicios como guerrillero a convertirse en un símbolo de la
resistencia democrática”. Al parecer, no pudo ir a recibir este premio porque
tenía prohibida la salida del país, y por ello lo recibió en su lugar el
expresidente español Felipe González, su amigo personal.
Finalmente, falleció un 31 de octubre de 2018. Fue
siempre considerado un hombre incómodo, inclasificable, que descolocaba la
lógica de un país acostumbrado a pensar en “buenos” y “malos”. Es la historia,
como tribunal final, quien al final hará su absolución o condena.
Aparte de su obra política y su obra escrita, Teodoro
Petkoff deja una fundamental contribución al debate sobre la existencia de la
izquierda democrática, aun cuando no pocos han apostado por su muerte y olvido.
Por esta razón, he insistido en recordarlo y honrar su legado a través de esta
crónica memorable.
Así fue Teodoro: un hombre de ideas visionarias.