Mérida, Octubre Miércoles 09, 2024, 02:07 am
Durante varios años se ha
generado una discusión sobre la programación de las “radios comunitarias”, que
en muchos casos, terminan siendo “radios solitarias” debido al poco
posicionamiento en sus público objetivo. Fenómeno similar sucede con las radios
“cristianas”, las cuales también configuran una programación que poco impacta
en sus relativas audiencias y no logran “llegar” a otros públicos
(religiosamente llamados “inconversos”).
La idea tampoco es tomar como
patrón las denominadas “radios comerciales”; a muchas de ellas yo las llamo
“radios porquería”. Mucho de lo malo que se hace en las radios comerciales
también es responsabilidad de la “ineficiencia” de los órganos reguladores como
Conatel, Mippci, y ahora, se le pide ocupación al Ministerio público, por el
caso del “reggaetón”.
Retomando el caso de la
“radios comunitarias”, hay quienes imponen el criterio que deben ser “medios
revolucionarios”, instrumentos de propaganda política gubernamental y que hasta
el patrón musical, debe ser de lo que denominan “canción necesaria”.
Además del contenido musical
de expresamente militancia revolucionaria socialista, los programas concentran
sus mensajes en el tema político, desplazando otro tipo de mensaje que realmente
sea de interés para el entorno comunitario para el cual se ha previsto orientar
el mensaje.
También, muchos de los
“comunicadores populares” que utilizan las radios comunitarias para presentar
sus mensajes, se establecen como criterio el “ensayo y error” ante la falta de
un conocimiento “profesional” del medio.
Hay elementos invariables en
una emisora de radio, ya sea comercial o comunitaria, y es la esencia del
medio: informar, entretener y educar. Estos tres elementos obligan a un dominio
muy “profesional” de cada uno de ellos, sin convertirlos en “islas”, sino más
bien en formas creativas de combinarlos para ganar audiencias.
Por otra parte, aunque no
exista una fórmula mágica para las “radios comunitarias”, lo que sí es claro
que cada comunidad tiene una configuración socio cultural particular y sobre
eso es que se debe establecer el criterio de programación.
La música, el estilo de los
“locutores”, la programación y los mensajes en general de una “radio
comunitaria”, alejan o aproximan las audiencias hacia un propósito enaltecedor,
que incida en la cultura, la percepción crítica del mensaje, que valore
primeramente lo esencial y no lo banal.
Finalmente, cuando enfatizo lo
“profesional”, no se trata de imponer criterios academicista a la “comunicación
popular”, pero si debe estar claro que cada medio tiene una exigencias
“estética” y hay que tener dominio de muchos recursos que favorecen la
captación de audiencias, dejando a un lado el ideal de “primer lugar de
sintonía”.
Lcdo. Giovanni Barboza / CNP 6640 / giovannibar@gmail.com