Democracia como prioridad por Edgar Márquez C.

El sistema político internacional viene mostrando las vulnerabilidades de la democracia como modelo de vida y gobierno, especialmente por la presencia del morbo constituido por la combinación nefasta del populismo clientelar y los poderes irregulares, tanto el narcotráfico como el comunismo internacional.

Vivimos tiempos de especial confusión, donde no solo hay enemigos directos del sistema libre y democrático, sino que también tenemos en la acera del frente a grandes empresarios que auspician un nuevo orden para aflojar la fuerza de los ideales y principios que caracterizan nuestra civilización.

La democracia debe ser una prioridad en las sociedades americanas, donde vivimos. Para ello es indispensable que enseñemos a vivir insertos en ella, como seres libres y pensantes, y que no solo la practiquemos en su vertiente electoral o en su fondo constitucional, sino que sepamos cómo debemos comportarnos como demócratas.

Debemos aprender a vivir y convivir en democracia, a entender las vías y soluciones, a integrarnos a las instituciones, a intervenir en los hechos sociales de cada día, en fin, a sentir que nos duele el país, el estado, el municipio, la parroquia, el vecindario o el caserío.

En el fondo de todo es un tema cultural, es decir de aprendizaje, conocimiento y ejercitación, en medio de una aceptación colectiva ordenada y/o civilizada, porque si no llevamos por dentro esa convicción, ese andamiaje ideológico – social, vamos a quedarnos, simplemente, en la idea de que democracia es el ejercicio del voto (sufragio restringido) y la espera paciente de que un grupo de personas nos lo resuelva todo.

Durante las semanas anteriores hemos tenido la experiencia, y a la vez enseñanza, de que miles de venezolanos han autogestionado el proceso de la elección primaria, en medio de las numerosas limitaciones impuestas por la crisis económico – social y política, expresada en baja paga salarial, disminución de los puestos de trabajo, caos de los servicios públicos, limitaciones a la libertad, en todos los sentidos, el descarrilamiento de la moral pública y el avance de la vida nacional por la presencia de la delincuencia y la corrupción.

Un panorama desalentador que ha empujado a millones de seres a viajar al exterior y que ha desintegrado millones de hogares donde se vivían los valores tradicionales de nuestra sociedad. No obstante, con enemigos y detractores dentro de las propias filas pro democráticas, el país se ha involucrado en el evento comicial privado, de la sociedad civil, para demostrar que existe una reserva especial, incuantificable, para sostener con mucha fuerza la recuperación del ideal democrático, en plenitud.

Cuando afirmo que la democracia es una prioridad es porque se trata de la mejor solución a nuestros problemas globales, desde lo cultural y espiritual hasta lo material, porque se trata del modelo ideal para nuestras sociedades, donde no encajan las ideas que auspician violencia, terrorismo, destrucción y desaparición de la familia como concepto integrador y generador de felicidad.