Mérida, Diciembre Viernes 13, 2024, 02:28 am
Muy lamentable el espectáculo que protagoniza un grueso número de conductores de autobuses en “La Mérida de los Caballeros”. No le hacen caso alguno a lo estipulado en la Gaceta Oficial de Venezuela que les ordena exonerar el pago de pasaje a las mujeres mayores de 55 años y a los hombres de la tercera edad. Tímidos, miedosos, desamparados, con o sin bastón, se arriesgan a un grosero regaño o, sencillamente, a que no se les deje subir a las unidades, además de ser calificados hasta de sinvergüenzas, abusadores y culpables, sin haber faltado en modo alguno.
Me ocurrió participar en una fea situación durante la cual, un chofer de la Línea La Vuelta de Lola, en actitud réproba, por no decir vulgar, obligó a bajarse de la unidad a un anciano que quiso pagarle cinco bolívares, alegando que los cuatro restantes, para los nueve que ahora vale el pasaje en trayecto corto, no los tenía.
El abuelo –mi colega, porque también lo soy-, alegó que él seguía, al pie de la letra, lo regulado por el gobierno, pero sin embargo quería cancelar un bolívar más de la mitad de la tarifa exigida, “por comprender que las autoridades no le cancelan a los transportistas a la fecha ningún subsidio”. La sincera explicación no sirvió de nada. El chofer, insultándolo, le conminó a bajarse, lo cual el anciano hizo, avergonzado, ante el silencio cobarde de los pasajeros. Por cierto, varias señoras y tres hombres que no replicaron nada.
El cuarto pasajero, con 80 años por cumplir, era yo, que no aguanté tanta ofensa y, educadamente alcé la voz para defender al ofendido. Señalé lo ordenado por la Gaceta Oficial, y nada. Igualmente recordé lo expresado por el alcalde Araque y el gobernador Guzmán indicando claramente que los conductores ya no pueden, pues los obliga la ley, cobrarle nada a los de la tercera edad e invitando a denunciar cualquier violación que se cometa al respecto. “Y yo tampoco pago”, le dije al chofer que, ya a estas alturas estaba, más que enojado, hecho un energúmeno. Por supuesto, resultaron inútiles mis razonados y educados argumentos.
Antes de bajarme les dije a los restantes pasajeros: “Gracias por el apoyo. Es una demostración del miedo y la vergüenza de la mayoría de ustedes frente a tanto atropello. Los viejos no tenemos la culpa: la tiene el gobierno que no les cumple a los autobuseros. Miedo, porque “no quieren problemas” y vergüenza “porque tratan de ocultar la edad, ya que les da pena que les digan viejos. Lamento mucho decirles que, por su silencio, llevan la dignidad por el suelo. El día que la asuman, nadie podrá ofenderlos, como ahora el señor chofer lo está haciendo impunemente”. Y me bajé detrás del señor.
Lamento que por la misma situación se me olvidó, cuestiones de la edad, tomar la placa del autobús, Pero en lo adelante estaré pendiente.