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LA LUCHA RURAL EN MONCHO MARTÍNEZ por Ramón Sosa Pérez

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LA LUCHA RURAL EN MONCHO MARTÍNEZ por Ramón Sosa Pérez


LA LUCHA RURAL EN MONCHO MARTÍNEZ

Ramón Sosa Pérez

La veteranía de la agremiación campesina en Mérida lo tuvo entre sus mejores aliados. Por encima de las circunstancias ideológicas, la dirigencia rural supo de sus andanzas, de su empeño y de su pasión por tender la mano a un sector desprotegido siempre, al que en tantas ocasiones le negaban su derecho legítimo. Así fue Ramón Isidro “Moncho” Martínez, hombre de una sola pieza que conocía al dedillo la geografía política y social del Estado.

Como dirigente comprometido, recogía las angustias de los sectores rurales para canalizar la solución, ya de opositor o integrante de alguna gestión de gobierno. En condición de Concejal del Municipio Alberto Adriani su obra fue democrática y auténtica, sin otro interés que luchar por los campesinos, a quienes conocía con nombres, apellidos y procedencia. Nadie pudo regatearle jamás una inconsecuencia porque su lucha rural fue sistemática y solidaria.

Hace más de 30 años lo topé en una tarea análoga que por la época nos emparentaba. Recorrer los Comité de Tierras, los Sindicatos Campesinos y las Ligas Agrarias congeniaron comunes intereses, sin que ninguno permitiera que la pasión ideológica particular ensombreciera el afecto que se consolidó en los años. Mucho tiempo más tarde, como columnistas colaboradores en un diario merideño nos hizo coparticipar en proyectos afines que siempre celebramos. 

El reciente proceso electoral lo convirtió de nuevo en Concejal por su movimiento socialcristiano y, en esencia, por su amplia vinculación con los sectores rurales de la panamericana y El Mocotíes. El respaldo fue unánime y ahora estaba nominado para asumir el reto de la Presidencia Municipal. Escuchamos sus proyectos en los que prodigaba a manos llenas la pasión del servicio público, anhelando para El Vigía un modelo de desarrollo con gran ambición.

Soñaba con ver al pueblo que hizo suyo como un emporio generador de políticas industriales, cabecera de una gran propuesta turística y social, promoviendo para ello el plan de formar y capacitar a un grupo de jóvenes, sobre quienes recaería tamaña empresa de labrar el porvenir del Municipio. “Pensar en grande, decía Moncho Martínez, nos hará grandes y El Vigía tiene el potencial que vamos a despertar”.

Sumaría a empresarios, movimientos políticos, sociales, económicos, gremios y la sociedad civil, conjugando un apoyo mancomunado que daría pronto y efectivo resultado. Intentaba convencer a sus colegas ediles del llamado vocacional del Municipio en la proyección del desarrollo local. Las discusiones nos involucraron, más por la amistad y el afecto de los años que por razones de ideologías. Moncho siempre fue un soñador. 

La muerte llegó antes y de manera intempestiva el viernes 5 de enero de 2024 truncó los planes que con tanta vehemencia alentaba este luchador de la ruralía merideña. La marcha terrenal de Ramón Isidro “Moncho” Martínez nos priva de un hombre honesto, responsable, trabajador, consecuente y solidario. La lucha campesina en el Estado extrañará a un baluarte de sus banderas que no supo fallarle a su gente. Al contrario, fue uno más entre ellos pero con afán y compromiso.   





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