Mérida, Julio Domingo 13, 2025, 07:30 pm
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La creación (poïesis), la espiritualidad y la necesidad del debate lleva a algunos intelectuales a organizar simposios literarios donde se dan a conocer cada una de las creaciones del momento, o se reivindica a alguien con una obra significativa. Sin embargo, para algunos estudiosos de nuestras letras nacionales, la noción de literatura regional era obsoleto, anticuadamente tradicionalista, tal vez de escasa calidad y pleno de un falso orgullo regionalista. No es para menos, si se habla tanto de que somos “ciudadanos del mundo”, o de la era espacial, o de la aldea global, como llegó a describirlo el canadiense Marshall McLuhan, considerado como el profeta de la información de masas, y autor de la famosa frase: “el medio es el mensaje”.
Volviendo
al inicio de los simposios de literatura en Venezuela gracias al insigne
escritor falconiano Enrique Arenas Capiello, un creador que vivió entre Falcón y Maracaibo, que se tituló
en letras en la LUZ, universidad donde también se inició su oficio de escritor y docente. Un destacado
hombre de letras a quien debemos la creación y promoción de los simposios
regionales de literatura entre el Zulia, Trujillo y Falcón, y por extensión a
todo el país. Arenas fue el responsable de ofrecernos excelentes cátedras sobre
las literaturas nacionales, y la literatura latinoamericana. Era un escritor
sin descanso, un promotor de autores venezolanos que entusiasmaba a cualquiera
sobre estos eventos que se llevaban a cabo con pocos recursos, o sin ellos. Hoy agradecemos a este ilustre poeta que peleó
contra viento y marea para organizar estos espacios de promoción, debate y
discusión.
Enrique
Arenas afirmaba que un escritor, además de partir de abstracciones, debía
compenetrarse con su propio contexto histórico y social, y luego exponerlo y
cantarlo. Al mismo tiempo, tenía el compromiso de trascender su propio lugar. Algunos
ejemplos de esto ya habían surgido en América Latina, como la obra de Gabriel
Garcia Márquez y su Macondo, o Juan Rulfo y su Comala. Recuerdo también a la
Santa María de Onetti. Todos ésos
parecían ser pueblos borrados del mundo, muy imaginarios, pero también muy imbuidos
de verdad. Enrique Arenas Capiello nos explica sobre estos elementos literarios.
Era un visionario acerca de la importancia del espacio en la literatura
venezolana.
Enrique
Arenas falleció en Maracaibo, la ciudad que lo adoptó desde estudiante; la
tierra del sol amada, mientras que Coro era el lugar de origen que también
llevaba en los ojos, que servían de ventanas a su corazón.
Enrique
Arenas Capiello se complicó en su salud, lo cual le produjo la muerte en marzo
de 2015, a la edad de 71 años. Había nacido en Coro el 1ro de noviembre de 1943.
se había licenciado en Letras en el año 1967 en la Universidad del Zulia y allí
ejerció como profesor e investigador, haciéndose promotor y creador de los simposios,
tanto en Maracaibo, Trujillo como en Coro.
A
través de conferencias, obras de ensayo y poesía fue abordando la realidad
literaria entre estas entidades regionales, que cuentan con un gran acervo
cultural en diferentes géneros
literarios. Arenas era amante de la literatura, y fue amigo de varios
escritores latinoamericanos; entre ellos, José Lezama Lima.
Este
insigne creador de los simposios literarios fue profesor por más de treinta
años de LUZ, en la que impartió las cátedras de Literatura Venezolana,
Literatura Hispanoamericana, Literatura Española, Literatura Occidental, Teoría
Literaria, entre otras. Su labor fue tan importante en la promoción cultural,
en la que fue novel. Recuerdo que Enrique Arenas Capiello fue uno de los que
llegó a promover -junto a otros personajes preocupados por el devenir de
nuestra literatura- el primer Simposio de literatura Falconiana “Simón Bolivar”
en 1983 con el apoyo de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de
Miranda”, el Instituto Universitario Tecnológico “Alonso Gamero”, y la
Universidad del Zulia, quienes fueron los auspiciantes de este primer evento
llevado a buen término.
Entres
aquellos amigos suyos promotores podría nombrar a nuestra querida amiga Tania
Castellanos, quien en ese entonces dirigía la biblioteca “Elías David Curiel”.
También mencionamos al poeta ya fallecido y hombre de gran preocupación Miguel
Ángel Paz, a nuestro querido poeta y periodista ya fallecido Rafael José Álvarez,
al profesor Hermes Coronado.
Conservó
siempre su gran amor a la enseñanza y a la divulgación popular de la
literatura, lo cual lo encaminó a dejar su propia obra literaria impregnada de
autenticidad para dedicarse por entero a la difusión de nuestras letras.
Entre
su legado está: la creación de los Simposios de literatura regional (Zulia,
Falcón y Trujillo), los eventos como el Yanamá-Cumbe, el encuentro por la
Defensa Nacional de la Cultura “Aquiles Nazoa”, el Encuentro Nacional
Estudiantil y de Trabajadores de la Educación, el Encuentro Nacional por la
Unidad de los Trabajadores, el Encuentro Nacional de Grupos Culturales en
Homenaje a Armando Molero, el Concurso de Gaita Tradicional Ricardo Aguirre y
el Recital de Decimistas, son algunos de
los eventos que podríamos mencionar de los muchos que mostraron ese amor y
espíritu, dedicación, esfuerzo y voluntad, que muchas veces sin ayuda o con
poco o nada, ni mucho recurso institucional encontraba en este promotor para
llevar a cabo su tarea.
En
Enrique nunca hubo obstáculos para lo que se prometía realizar.
También hay que decir que se desempeñó como coordinador
general del Movimiento de los Poderes Creadores del Pueblo “Aquiles Nazoa”. Fue
director de la revista Taller, coordinador de la Revista de Literatura
Hispanoamericana, Coordinador del Centro de Estudios Literarios de La
Universidad del Zulia y miembro del comité de redacción de la Revista de
Cultura de la Universidad del Zulia y de la Revista El falso cuaderno.
Sus
publicaciones: Miguel Ángel Asturias o la concepción demoniaca del Mundo (1968-
LUZ), El azogue Ubicuo. Esbozos y Ejercicios críticos. Maracaibo: Universidad
del Zulia, Ediciones del Vicerrectorado Académico, 2008. Junto con una
antología poética de Monte Ávila Editores.
Dejemos
que el tiempo y la historia sigan escribiendo las páginas que tanto se le deben
a este ilustre profesor y maestro de la literatura, que rescataba y daba a
conocer todo lo que le fuera posible. No puedo dejar de mencionar que en una
ocasión César Seco, Emilio Chirino, Ulises Daal, Orlando Oberto Urbina y Raúl
Dovale Soto, así como otros compañeros, acompañaron a Enrique Arenas Capiello, quien
nos abrió paso a la literatura y al fascinante mundo de las letras. El poeta nos
llevó a la escuela de letras de LUZ a un recital, y recuerdo que en ese
entonces compartimos con Jaqueline Goldberg, el poeta Bustillos y otros invitados
provenientes de Coro y Maracaibo. El mayor de nosotros era César Seco, quien
tenía mayor experiencia poética, y nos guiaba también.
En
Coro se buscaba el encuentro con el científico Ibrahim López García y Rafael
José Álvarez en algún solar de esas casas de amigos, y era de muy buen provecho
esas conversaciones impulsadas por Enrique Arenas.
El
poeta nos dejó un trabajo que debemos continuar. Después de haber trajinado simposios
regionales en Maracaibo, Trujillo y Falcón, comenzaron a surgir las bienales de
literatura. Pero muchas se han dejado de hacer porque para este tipo de actividad
creativa e intelectual nunca hay recursos.
Honor
y homenaje a los amigos en el tiempo, y a la memoria de Enrique Arenas.