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“El día del Trabajador desde el Diario Vigilante” por Padre Edduar Molina Escalona

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“El día del Trabajador desde el Diario Vigilante” por Padre Edduar Molina Escalona


Haciendo un repaso por la hemeroteca de nuestro Archivo Arquidiocesano nos encontramos con selectas publicaciones dedicadas a honrar el Día del Trabajador, aparecidas en reseñas detalladas de programaciones festivas, discursos, peticiones de sindicatos, congratulaciones de los entes públicos y privados a quienes cada día con verdadero tesón hacen posible la construcción del bien común de nuestra Ciudad.

 

Me gustaría comenzar por la reflexión cristiana, hecha por el sacerdote Pedro J. Juárez, el 1 de mayo de 1934, para entonces coadjutor de Tovar, en donde exterioriza su entusiasmo por la Acción Católica apostolado seglar, o mejor dicho, la presencia de los laicos en el mundo, con estas palabras: “Los tiempos que atravesamos son de una lucha espantosa. El individuo, la sociedad y la familia, tienen en contra una cantidad de enemigos formidables que se agrupan, que se unen y arman con el fin de inyectar en su organismo el virus del mal, la corrupción, e impedir que la savia de Jesucristo corra por los ambientes”.

 

Toda una verdadera denuncia de una realidad que hoy se agrava y nos invita a los hombres y mujeres de bien a dar respuesta, como el mismo continúa diciendo: “es necesario que los católicos todos nos organicemos y nos agrupemos en torno de Jesucristo, para trabajar su reinado social en los pueblos y en las almas. Alistémonos en las de los verdaderos soldados de Cristo, en esta guerra se necesitan hombres; pero hombres valientes, hombres de acción, hombres gigantes que mueran clavados en su puesto, antes que retroceder frente al peligro. El permanecer indiferentes es una cobardía infame”. Y con mirada profética, lanza el llamado que diez años más adelante nos haría el Concilio Vaticano II y la Iglesia en salida del Papa Francisco: Por eso se impone que el seglar dirija sus pasos a donde el sacerdote no puede entrar. El seglar puede entrar en el salón, en el teatro, en el cine, en el club, en la fábrica, en el taller, y sembrar la doctrina de Cristo que es luz vida… Y todos tienen que trabajar por establecer el reinado social de Jesucristo: Los padres de familia, formando el corazón, la voluntad y la inteligencia de sus hijos en los principios sólidos de la educación cristiana; el maestro, enseñando a sus discípulos la doctrina de Jesucristo que engrandece y salva; el obrero, con sus compañeros enseñándoles a amar el trabajo que dignifica”. Palabras sabias de un editorial que hoy sigue siendo presente y desafiante para quienes queremos impregnar el mundo con el Evangelio de la Vida.

 

El primero de mayo de 1.963, el Vigilante elogia la nueva forma que irrumpe en el país, la fuerza de los trabajadores organizados con estas palabras: “La de hoy es una fecha consagrada ya como mundial. Es el día escogido para rendir homenaje al Obrero en todas las latitudes. Es el día en que los obreros de todo el orbe civilizado elevan su voz, en un solo acorde, para dejarse sentir como lo que en realidad son: Como una fuerza organizada, como una avanzada del progreso, como una de las piedras angulares de la grandeza y de la prosperidad de todos los pueblos, que saben lo que vale y significa el trabajo.  Porque el trabajo, personificado en miles de hombres que dedican su cotidiano esfuerzo a las labores creadoras, es una de las facetas que definen la vida entera de los pueblos. Porque los trabajadores organizados deben mirarse como una fuerza revolucionaria para el progreso y el logro de fines muy elevados.

 

También es interesante la reflexión que realiza sobre los deberes y derechos del trabajador que son correlativos, en una sociedad que aspira a la perfección. Advierte sobre el peligro de una posición unilateral la de reclamar derechos únicamente, sin tener una clara conciencia de los deberes a cumplir. Aseverando que una clase trabajadora que sólo supiera reclamar y no se preocupara por dar de sí misma, en una equilibrada relación de justicia, estaría entorpeciendo la grandeza de su propio país.

 

Llama la atención el año 1973, centenario de la muerte del General Páez, con este elocuente editorial: “Ejemplo edificante de devoción al trabajo han dado Presidentes de la República. El General en Jefe Don José Antonio Páez, Presidente fundador de esta Patria, y de cuya muerte 1973 es centésimo año, para 1848 tenía en su célebre hato San Pablo veinte mil reses, setecientas yeguas, trescientas mulas y cerca de quinientos caballos: "bienes que había adquirido con mi trabajo personal”… y proseguía: mirar este ejemplo nos hace comprender que la ociosidad es la madre de todos los vicios. Con tanta huelga, paro, feria y puente no puede país alguno desarrollarse. Tanto tiempo perdido produce: a) merma de la producción, b) escasez de bienes y servicios, c) alto costo de la vida. Por fuerza de pérdida de tiempo que debería aprovecharse en trabajo duro, continuo, no hay carne, ni hay maíz, ni hay clases…”. Apremiante compromiso de construir progreso a base de esfuerzo y unidad de todos.

 

En el año 1991 el diario católico merideño dedica, para el mes de mayo una edición especial por la publicación de la encíclica "Centesimus Annus", en la que se celebró el centenario de la "Rerum Novarum" de León XIII y actualizará el pensamiento social de la iglesia en la época del post-comunismo. En sus líneas se puede leer: “El Papa Wojtyla, no obstante, resaltó que si los derechos de los trabajadores son admitidos y reconocidos por muchas legislaciones nacionales e internacionales, también es cierto que existen muchas medidas injustas para no llevarlos a cabo. Entre estas maniobras resaltó el trabajo negro, de seguridad social, las pensiones para los ancianos, salarios reducidos y el aprovechamiento de la mano de obra de menores de edad. Por ello, el papel de los sindicatos sigue vigente y deben seguir defendiendo y haciendo respetar los derechos de los trabajadores, puntualizó el Papa.

 

En el año 1995, el primero de mayo, lo titulaba El Vigilante: “En los albores del siglo XXI: ¿Venezuela requiere de un nuevo sindicato? En el inicio de sus párrafos nos deja esta joya de reflexión sobre el actual desafío en nuestra patria de hacer crecer la cultura del trabajo: “Hoy nuestro país está en crisis y debemos darnos cuenta cada día más, de la importancia de la clase trabajadora en el desarrollo de todas las naciones.  No es sólo el hecho de desfilar y escuchar o pronunciar discursos en las plazas y avenidas exigiendo mejores salarios y condiciones de trabajo, acusando a los patronos y al gobierno de todo lo malo que nos sucede. La clase trabajadora, si realmente desea resolver sus problemas, conjuntamente a los de Venezuela, para mejorar nuestro nivel de vida, debe recordar que es necesario convencernos de que en la vida nada es gratis.

 

Durante muchos años estuvimos acostumbrados a que "Papá Estado" nos entregara la comida en la boca, tanto a empresarios como a trabajadores y por esto "Papá Estado" se quedó sin dinero. Es muy fácil acusar a políticos y banqueros de haber arruinado el país, pero no queremos acordarnos que nunca nos exigimos en el estudio ni en el trabajo y hoy pagamos las consecuencias.  Empresarios y trabajadores debemos unirnos a recuperar un país que nos ofreció todo sin exigirnos mucho”. Tarea perenne en la construcción del país que todos soñamos.

 

Al conmemorar en este mes el Día del Trabajador, compartimos estas páginas de oro de nuestro centenario diario El Vigilante, decano de la prensa merideña, expresión de fe y laboriosidad de nuestras tierras andinas.

 

Mérida, 5 de mayo de 2024





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