Mérida, Enero Sábado 25, 2025, 01:28 am
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
www.cronicatoros.com
La corrida empezó bajo sol y más
de tres cuartos de ilusionada entrada. Cuando terminó cuatro horas y cuarto
después, con menos de la mitad del público inicial, había llovido, hacía frío y
solo los mejores aficionados resistieron y no se dejaron derrotar por la fatiga
de tan desmedido festejo, en el que además de ocho lidias se insertaron,
premiación, un cantante espontáneo, vueltas al ruedo de lentitud agobiante y
una minuciosidad excesiva de los areneros en los intermedios. Una corrida de
toros no debería durar más de dos horas y 15 minutos, agregarle variedades
hasta doblar ese límite va contra los derechos humanos y la ritualidad.
Por fortuna hubo bravura y trapío
en dos toros y seis novillos (dos arreglados para rejones). Cuando hay eso lo
demás se soporta. Pero además hubo toreo. Con más estética que épica por parte
del ubateño Manuel Libardo (escuela de Madrid) quien topó con el más virtuoso
de la tarde-noche. El segundo, “Greñudo”, N° 248, castaño, capirote, careto,
cornivuelto, cuatreño de 480 kilos.
Fogoso en los lances de recibo, a
dos manos, clavó pitones de tan humillado y se dio una vuelta canela con tremenda
costalada. Luego se agarró arriñonado con Reinaldo Bulla haciéndolo ovacionar.
Puso en calzas prietas a Herrera e Iván Giraldo en el segundo tercio. Era el
protagonista. El brindis a William Ruiz, viejo y exitoso director de
Cormanizales, y de inmediato y de largo, tres derechas y el de pecho de un
temple, rima y apostura que arrobaron la plaza pese a la falta de ajuste en los
embroques. Argumento retórico impasable para la rancia feligresía, pero que en
el último medio siglo ha encumbrado figuras. A qué venir hoy a criticar aquí.
La embestida, larga, vibrante,
consonante, franca, brava, descargaba emoción al tendido y la pinturería
clásica, lenta y dibujada de Libardo la engalanaba más que la enaltecía,
recordando al maestro que más ha influido en la nueva torería de los últimos
treinta años. Una cosa más tuvo el espada cundinamarqués. Tal toro hubiese
podido desbordar al más pintado. A él no. Secuencia, empaque, toreo bonito
desapegado, toreo seductor no para fundamentalistas o tan siquiera, observadores
rigurosos. La plaza con él a grito pelado y su señoría, le soltó de una el “Feria de Manizales” para las faenas
excepcionales. ¡Ay Manizales del alba!
Y dele que dele, hasta que de un micrófono radial saltó la palabra indulto, y
los pañuelos y el clamor fueron detrás. El de usía también y al bravo lo
encerraron inelegantemente enmaromado y empujado de la culata por un señor en
traje de calle. Qué falta de reverencia. Qué pasa con la liturgia.
Las dos orejas simbólicas fueron
a las manos de quien era aclamado por el coro de ¡Toreo! ¡Torero! Fue la cumbre de la corrida sin fin. A
contraestilo con el enrazado en bronco sexto escuchó los tres avisos, después
de pinchar y pinchar hasta seis veces.
El paisa Luis Miguel Ramírez
“Kalío”, reciente triunfador de Cali, con tres orejas de paispambas, no rayó a
la misma altura. El enrazado áspero tercero le quito, el terreno y el favor de
la parroquia, muriendo de un fierrazo incompleto, vertical y delantero. Con el
ovacionado sétimo pese a su empeño iba perdiendo la pelea, pero tras un
pinchazo arriba y una estocada deprendida fulminante, la empapada clientela
obligó la oreja.
El novillero Anderson Sánchez,
también de Ubaté, tierra de toros, es un joven de inclinaciones líricas y estos
“contreras”, que no salen a servir de comparsas en danzas flamencas de
pipiripao, sino a hacerse respetar, hacen sufrir mucho al estilista. Le
cogieron, le apalearon y le pusieron entre la espada y la pared. Habrá que
reconocer que no se arredró. Puso su cuerpo en tierra de nadie y luchó con más
mérito que lucimiento. Siendo silenciado tras los tres infamantes avisos en el
cuarto y orejeado, ya lo decíamos, tras su trabajosa brega con el octavo, de
vuelta al ruedo, la cual coronó con espada total, caída que rodó como un rayo al
octavo.
El rejoneador venezolano (emeritense), José Luis Rodríguez perdió
los estribos, el sitio y la certeza con el buen primero que no lo dejó arrimar
a su jurisdicción y se le fue vivo en medio del malestar general. Se reivindicó
a medias frente al quinto con el que tuvo más tino en banderillas y eficacia en
el rejón de muerte mejor colocado, o menos descolocado digamos, que los de las
grandes figuras del arte de Marialba, a las que se premian con dos orejas y
hasta rabo, como en Cali, en una corrida que cuya fecha no quiero acordarme.
Pero ya la gente estaba de uñas con él y la escasa petición de pelo no hizo
mella en las alturas.
Tres toros quedaron vivos, el
segundo por indulto, y primero y sexto por avisos. Prueba de que el histórico
hierro había ganado la pelea y sido el triunfador de la tarde sin discusión.
Curiosamente nadie reparó en el ganadero Gonzalo Sanz Santamaría. Ni una
vuelta, ni un brindis, ni un saludo siquiera, para el criador de la bravura que
escribió la historia de la corrida más larga de que se tenga noticia y que la
justificó. Como para mayor dramatismo, sus mondoñedos echaban chorros de vapor
por los ollares en el yermo y nublado ruedo gris.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 5 de enero 2025.
Monumental de Manizales. 1ª de feria. Nubes. Más de tres cuartos de plaza.
Mixta.
Ocho reses de Mondoñedo, bien presentadas y bravas.
Dos toros, dos novillos arreglados para rejones y cuatro para lidia de a pie.
Indultado el cuatreño 2° “Greñudo” N° 248 y vuelta al ruedo para el utrero “Naranjito”
N° 235. Aplaudidos en el arrastre otros cuatro.
José Luis Rodríguez (rej.), pitos tras tres aviso y silencio.
Manuel Libardo, dos orejas simbólicas y silencio tras tres avisos.
Luis Miguel Ramírez “Kalío”, silencio y oreja,
Anderson Sánchez, silencio tras tres avisos y oreja
Incidencias: Saludó Carlos
Rodríguez en el 3° y 4°. Al terminar el festejo, Manuel Libardo salió a
hombros.
Antonio Suárez ultima inclusión para la Feria del Sol
Ha trascendido en las redes
sociales de las empresas taurinas Hermanos Rodríguez Jáuregui y Manfredi López,
esta singular semana que acaba de culminar, la última inclusión que corresponde
al abono de la Feria del Sol de marzo próximo.
Se trata del coleta tachirense
Antonio Suárez, joven coleta, profesional de la medicina, el cual sin duda ha
encandilado a la entendida afición andina y del centro del país, por su
naturalidad y maneras artísticas que ha venido dejando en la retina del taurino
serio el hijo del recordado médico y empresario taurino Amenodoro Suárez.
Es una contratación merecida y
justificada entendiendo el gran ambiente que dejaría el año pasado en el ruedo
emeritense Antonio Suárez, de no haber sido por su garrafal falo con los
aceros, materia que debería estar solventada tras el voto de confianza que el aficionado
merideño tiene en uno de los toreros venezolanos de más interés en los actuales
momentos.
Se une Suárez a una selecta lista
de toreros que poco a poco están dando forma a un abono de lujo para la versión
2025 del “Carnaval Taurino de América”, donde están ya escriturados los coletas
españoles Antonio Ferrera, Miguel Ángel Perera, el galo Sebastián Castella, y
los venezolanos Jesús Enrique “Colombo”, Manolo Muñoz, el novillero revelación
Marco Pérez, y el rejoneador José Luis Rodríguez, junto a las ganaderías
nacionales de Los Aránguez, Rancho Grande / El Prado y San Antonio.
Se espera que en los próximos
días se cierre las mencionadas contrataciones para que de esta manera los
mencionados empresarios convoquen a rueda de prensa para dar a conocer las
esperadas combinaciones de las tres corridas de toros que tendría lugar del 1
al 3 de marzo próximo.
¿Cuánto cuesta un ‘victorino’, un ‘cebada’ o un ‘miura’?
Son muchas las ganaderías de
bravo que luchan por meter la cabeza en las grandes ferias españolas, hierros
que gracias al trabajo y el esfuerzo durante años tienen la oportunidad de
acartelarse en esos seriales donde está puesto el foco informativo. Plazas de relevancia
donde existe una responsabilidad enorme por cumplir con esa expectativa que
afición, toreros y empresa tienen sobre esas vacadas. El conseguir asentarse a
en el mercado es la mejor de las noticias para esos ganaderos que pese a
alcanzar un nombre dentro del mercado tienen que ganarse tarde a tarde su
repetición.
Tal y como reporta de manera
completa el periodista del portal cultoro.com, Javier Fernández-Caballero,
dentro de un mundo conservador y poco dado a contar aquello que se cuece de puertas
hacia adentro hay un tema tabú que va estrechamente ligado a los emolumentos
que cobran por festejos toreros y ganaderos, unas cantidades que rara vez salen
a la luz. Ya en su día el ayuntamiento de Roquetas de Mar puso sobre la mesa
los gastos de su Feria, esos donde se puso negro sobre blanco haciendo público
el caché de los espadas anunciados.
Ese camino tomado por el
consistorio almeriense no cundió de ejemplo entre sus “colegas” y salvo en
contadas excepciones el aficionado desconoce totalmente los números que se
mueven en las plazas de toros. La única información que tiene este la puede
encontrar en el BOE, lugar donde se especifican los “mínimos” a percibir por
los actuantes en un festejo taurino en función de la categoría de la plaza, el
grupo al que pertenezcan o el número de animales.
Pero volvamos a la parcela de los
ganaderos y al artículo que nos ocupa hoy. El conocer el valor de una corrida
de toros es ciertamente complicado al no existir unos precios fijados por
animal y plaza, de ahí que cada criador de bravo negocie por separado con el
empresario el precio de salida de la corrida de toros. Como ya publicamos en
este medio, la plaza de toros de Pamplona tiene una horquilla establecida entre
72.000 y 120.000 €, unas cifras muy jugosas que vienen como “agua de mayo” para
determinados ganaderos.
Como ocurre en el escalafón de
toreros, los ganaderos también tienen su estatus, de ahí que el coste de una
corrida de toros esté ligado al precio de los animales y el valor que pueden
llegar a tener en el mercado. Ya en 2013 Simón Casas declaró a los compañeros
de MidiLibre que el precio de la corrida de Miura lidiada ese año en Nimes fue
de 84.000 € una cifra alta al tratarse de una vacada de gran renombre.
En plazas como Madrid se han
llegado a pagar más de 100.000 € por una corrida de toros para una fecha tan
señalada como la Beneficencia, ascendiendo el precio del toro a más de 16.000
€, una cifra que más o menos se asemeja a aquella que se han pagado por
determinados toros en las calles. 18.000 € se llegó a pagar por un ejemplar de
Victorino Martín en Puçol y más de 20.000 € por un astado de Partido de Resina
en Burriana hace más de un lustro, no estando muy lejos de esa cifra aquella
que se pagó este mismo año por un toro de Fuente Ymbro o de los herederos de
Salvador García Cebada.
Pero esto ocurre con determinados
toros o ganaderías, estando el precio medio un punto por abajo. En el caso del
toro en la calle este suele rondar entre los 5000-9.000 € dependiendo también
del estado del animal, su presencia o su edad, algo que hace subir o bajar el
precio que las peñas o comisiones pagan por estos astados. Como recalcamos con
anterioridad no hay un precio fijado, siendo a propia negociación aquella que
fija el valor final.
En todo caso, su precio camina al
alza teniendo en cuenta la subida del coste de las materias primas en este
inicio de 2025.
Sería interesante conocer a
cuando asciende los costos también de un encierro para nuestras plazas
venezolanas, considerando a las grandes citas como referencia, tema tabú por
demás.