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Raúl Amundaray: "Vivo la vida con calma en Houston"

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RAÚL AMUNDARAY



Si a la hora de hacer un balance histórico de la televisión venezolana habría que mencionar al galán más prototípico del género telenovela, el nombre de Raúl Amundaray sería el primero en surgir, absolutamente y sin ninguna duda. Para empezar, fue el protagonista de El derecho de nacer, el más emblemático de los títulos en materia de dramáticos, el que marcó el camino a seguir en lo que a melodramas televisivos se refiere. Lo hizo en 1965, vía RCTV, cuando contaba 28 años y ya tenía cierta experiencia en radio. Ya había salido airoso de su primer papel en la pequeña pantalla, un año antes, en Historia de tres hermanas, en el mismo canal, donde hacía pareja nada menos que con Eva Moreno, la actriz más reconocida de la TV de entonces. A partir de allí y su posterior rol, el éxito fue indetenible.

El personaje de Albertico Limonta, el noble médico que encarnó en El derecho de nacer, lo marcó para siempre y se erigió en su trampolín para obtener fama, dinero y reconocimiento. Fue el galán de galanes durante las décadas de los años 60, 70 y 80 y, ya en rango de primer actor, continuó trabajando en un apreciable número de telenovelas, hasta que decidió, como muchas luminarias del espectáculo, liar sus bártulos e irse a vivir a otro país.

-Estoy bien, saludable y joven, como debe ser -dice divertido y risueño para iniciar nuestro diálogo telefónico-. Vivo en Houston con mi hija Omirita desde hace más de un año. Me vine por la terrible situación que vive Venezuela con un gobierno tan funesto. No regresaré hasta que no salgamos de esta pesadilla.

-¿Qué fue lo último que hizo en Caracas profesionalmente?
-Tenía una academia para la formación de actores emergentes y la tuve que cerrar para venirme, pues las cosas no estaban muy bien. Desde hacía tiempo no trabajaba en televisión, sencillamente porque allá la producción no existe, dejaron de hacer telenovelas hace mucho tiempo.

-¿Cómo transcurre su vida en Houston?
-Aquí mi vida es más pausada. Tengo mucho tiempo para descansar, pasear y conocer lugares interesantes, además de salir a los restaurantes. Paso mi tiempo así, lentamente, viviendo la vida con calma, la prisa nunca fue elegante. Me he adaptado a esto porque aquí se vive muy bien, hay una limpieza total en los lugares públicos y mucho orden. Por eso, los venezolanos que están aquí en Houston no se quieren ir. Además de orden, hay seguridad.

-¿Hay muchos venezolanos en Houston?
-Muchísimos. En la calle y en los centros comerciales se me acercan siempre venezolanas que se hacen fotos conmigo y te recuerdan. Eso me alegra bastante, porque me hacen sentir que aún estoy en mi país.

-¿Está al tanto de lo que ocurre en Venezuela?
-Me entero de lo que pasa en Venezuela a través de los noticieros de la cadena Telemundo, que transmite en español. Estoy al día con todo lo que sucede en mi país.

-¿Qué otros programas ve?
-Veo telenovelas, sobre todo las colombianas, que han tenido mucho auge. Antes nosotros éramos la cabeza de la industria televisiva en esta materia. Recuerdo que en la época en que trabajaba en Cristal iban periodistas colombianos a Caracas a entrevistarme. Ahora nosotros involucionamos como productores de dramáticos y ellos son los que reinan, junto a los mexicanos. En ambos países se hacen muy buenas telenovelas.

-¿Cómo está la salud a sus 82 años?
-¡Cómo que 82 años! -exclama y luego ríe con ganas-. No digo mi edad, pues mi juventud es mental. Gozo de una excelente salud, nunca he estado mejor, Dios me ha protegido en eso. El padre nuestro y el espíritu santo me ayudan y acompañan. Estoy con ellos siempre. Me conservo como Dorian Gray, el personaje de Oscar Wilde.

-A estas alturas, con casi 50 años de carrera, ¿cuáles considera que han sido sus mejores trabajos?
-El derecho de nacer me marcó, toda la vida me han relacionado con el personaje de Albertico Limonta. Muchos años después hice El asesinato de Delgado Chalbaud, serie de José Ignacio Cabrujas que considero uno de los mejores trabajos, no solamente de mi carrera, sino también una de las producciones más relevantes en la historia de nuestra TV. Otro hito en mi trayectoria fue Cristal, de Delia Fiallo, gracias a la cual estuve varias veces en España y fui premiado allá como Mejor Actor. Más recientemente, recuerdo con particular afecto el papel de Don Pippo, el abuelo bueno y simpático, que se movía entre la comicidad y el drama, que escribió Mónica Montañés para mí en su telenovela ¿Vieja, yo?, que transmitió Venevisión.

-¿Alguna otra satisfacción?
-Haber trabajado con las más grandes actrices: Eva Moreno, Marina Baura, Doris Wells, Lupita Ferrer y Pierina España. Ellas eran las mejores.

-¿Qué piensa de lo que ocurre en Venezuela?
-Da dolor y vergüenza que a un país tan próspero y rico como Venezuela, que era la punta de lanza en América Latina, lo hayan saqueado tantos cretinos sin formación ni conocimientos para gobernar. Ahora están raspando la olla, la corrupción es brutal. Se llevan el dinero a manos llenas, mientras la inmensa mayoría del pueblo está realmente mal, pasando todo tipo de necesidades. Éramos la entrada a Latinoamérica, a donde iban italianos, portugueses, españoles y muchos otros europeos a quedarse y rehacer sus vidas. Todo eso quedó atrás.

@aquilinojmata






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