Mérida, Julio Miércoles 16, 2025, 11:42 pm
La conexión entre
economía y seguridad ha atraído la atención de académicos, empresarios,
políticos durante mucho tiempo. Esto debido a que los buenos resultados
económicos no se pueden lograr —y mucho menos mantener en el tiempo— sin que se
garantice la seguridad personal y jurídica de los agentes económicos. A partir
de lo cual, la prioridad ha sido alcanzar consenso en materia de seguridad y
promover el respeto a las normas básicas de funcionamiento de la sociedad.
De esta manera, la
sociedad mundial ha construido un entorno de seguridad donde las relaciones económicas,
comerciales, políticas y de inversión han llevado a una mayor interdependencia.
Donde la posibilidad de conflictos que arriesgan la paz y la estabilidad de
cada país tiene un elevado costo, debido a que la alta interdependencia entre
los países aumenta el riesgo de tensiones geopolíticas convertidas en un
conflicto mundial —por ejemplo, la invasión de Rusia a Ucrania—.
Una forma de
minimizar estos riesgos es mediante la gestión regional de la seguridad y los
países del Este de Asia son un ejemplo a seguir. El último conflicto abierto en
el sudeste asiático tuvo lugar en 1979 con la invasión china de Vietnam. A
pesar de sus profundas diferencias geopolíticas y de seguridad, esta región de
Asia ha estado libre de conflictos militares desde que se firmó el armisticio
de Corea en 1953. Esto fue resultado del esfuerzo de cada país de la región por
crear un clima de seguridad que facilitará más y mejores relaciones comerciales
y de inversión inter e intra regional.
Los resultados son
evidentes en el comercio. Entre los países del sudeste asiático ha crecido a un
promedio del 11% durante las últimas tres décadas. Además, el surgimiento de
cadenas regionales de valor en la década de 1980 ha dado lugar a una relación comercial
y de inversión entre las economías que se expresa en la denominada “Fábrica de
Asia”.
Por otra parte, la
proliferación de acuerdos comerciales ha reducido los riesgos derivados de la
creciente interdependencia económica. La región comenzó su integración formal
con la consolidación de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y
la proliferación de Acuerdos de Libre Comercio (ALC) entre los países de la
región desde 1993 —acuerdos bilaterales y regionales con socios como Japón,
China y Australia—.
Estos ALC llenaron
el vacío en la elaboración de normas al comercio internacional y en los
esfuerzos de su liberalización a nivel multilateral. Con dichos acuerdos se crearon
reglas para las relaciones comerciales y de inversión, además, proporcionaron
plataformas para resolver disputas. Y ante los resultados obtenidos, han
evolucionado.
En la actualidad
los países del Este de Asia están a la cabeza de la Asociación Económica
Integral Regional (RCEP). Un mega acuerdo de libre comercio que está cumpliendo
un año de entrar en vigencia, y que ofrece plataformas para mejorar las
políticas comerciales, hacer frente a las tensiones económicas. Además, incluye
reglas que cubren una variedad de temas nuevos, como la inversión digital, el
comercio transfronterizo, la propiedad intelectual, el intercambio de tecnología,
entre otros.
De esta manera, los
países del Este de Asia demuestran que es posible crear los mecanismos para
gestionar los problemas regionales y globales, tanto en el ámbito económico
como en el de seguridad. Mediante ASEAN y RCEP en el Este de Asia se construyen
los incentivos que han mejorado el consenso para mantener los buenos resultados
de la interdependencia en materia política y de seguridad que establecen eficientes
y sostenibles relaciones económicas.
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