Mérida, Diciembre Viernes 13, 2024, 01:41 am
ROSARIO PÉREZ
@CharoABCToros
Diario ABC de Madrid
Cuando pasadas las nueve
arrastraban al quinto, extasiados aún por la bravura, todavía no éramos
conscientes de que las mulillas tiraban de un toro de leyenda. Bastonito era su
nombre, un bautismo que ya por sí sólo alumbraba la expectación y el furor.
Como aquel mítico y fiero animal que cambió la vida a César Rincón -pero en las
antípodas tanto de hechuras como de juego- y que había nacido para
transformársela a un torero de este siglo. Nada variará en la carrera de
Francisco de Manuel: en el primer ruedo del mundo, además de ser buen torero,
hay que tirar de listeza y leer los códigos de esta afición. Nunca sabremos si
con otra vara se hubiese venido abajo, pero la realidad es que su faena no
convenció a Madrid. Fue el de Baltasar Ibán un toro cumbre para encumbrarse en
la capital, para firmar escrituras de fincas de hectáreas mayores, para subirse
de nuevo a este tren del toreo tan harto difícil. Diez minutos para dar la
vuelta a una trayectoria, seiscientos segundos para decir «aquí estoy yo». Y
claro que De Manuel estuvo. Y lo intentó, pero este número 35 pedía el carné y
la comunión nunca llegó. De gala la ovación en el arrastre a Bastonito,
merecedor para la mayoría de la vuelta al ruedo, pero para la presidencia no.
«¡Fuera, fuera!», gritaban enronquecidos en el sol, pero también en la sombra.
Porque Bastonito puso a norte y sur de acuerdo, mientras la obra transcurría
por el camino de la división.
Había pisado el Ibán por primera
vez la arena a las ocho y cuarenta y tres. Metiendo el hocico desde que
Francisco de Manuel le presentó con decisión el capote. Se acercaba entonces el
sueño de las noches del 7, hecho carne y hueso en el primer encuentro con Luis
Alberto Parrón. Fue el segundo –tras el vistoso quite por chicuelinas, con una
soberbia media– el que puso los tendidos literalmente en pie. Se caía Madrid
después de que un hombre con chaquetilla marino y oro torease a caballo como
mandan los cánones. Qué bellísima escena. Cuánta emotividad en aquel cuadro que
parecía sacado de otra época, una pintura más para descolonizar por los
catedráticos de la moralidad. «¡Otra, otra!», coreaba la plaza al unísono, como
cuando en las verbenas piden la última canción a la banda. Sin embargo,
Fernández Egea asomó el pañuelo blanco y Bastonito se quedó sin enseñar su
bravura en el peto por tercera vez –hubiese sido grandioso–. El desastre se
acrecentó con la cuadrilla, terriblemente mal (lo opuesto al anterior de su
lote).
El caso es que tampoco le
perdonarían ya nunca ese cambio de tercio al matador. De Manuel había cometido
el mayor pecado que se puede cometer en Madrid cuando el público toma partido
por un toro. Y le afearon hasta el brindis. Quiso resarcirse con el prólogo del
perdón. De rodillas, con enorme transmisión. Pero ya en pie, pese a su generosa
distancia primera, no hubo entendimiento y Madrid se posicionó claramente de
parte del extraordinario toro, con voces de «¡se va sin torear!». Aunque ya en
los finales Bastonito hizo amagos de aburrirse, humilló con más clase,
profundidad y codicia que ninguno. La estocada tampoco selló el pacto de la paz
y un sector protestó hasta los saludos. Que Dios te libre de un toro bravo...
Este quinto episodio sucedió
cuando nos disponíamos a escribir sobre lo listos que habían sido los abonados
que no subrayaron la casilla del 12 de mayo, la fecha –de domingo torista– que
menor número adquirió. Pensábamos en la felicidad de aquellos que se habían ido
de comunión o a pasear primaveras por el Retiro, alejados de la demagogia, del
toro chico, ayer sí, porque así es su encaste (y acorde a cada línea debe ser).
O de los aplausos a desbravados sólo por los colores de su divisa. O todos
moros o todos cristianos. Apenas hubo tibias protestas para algún torito, que
de llevar otro hierro hubiesen causado un incendio. Pero vino Bastonito a
escribir leyendas con su casta brava en una corrida de voluntades de la terna.
En el recuerdo, también, dos puyazos en la yema de Juan Francisco Peña.
Mucho hablaremos de Bastonito
esta feria, aunque yo tampoco olvido
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Baltasar Ibán, desiguales de presencia,
sin casta, bravura ni clase en conjunto, salvo el gran 5º.
El Calita, de espuma de mar y oro. Estocada desprendida atravesada y tres
descabellos (silencio tras aviso). En el cuarto, estocada caída (silencio).
Francisco de Manuel, de berenjena y oro. Estocada caída y seis
descabellos (silencio tras aviso). En el quinto, estocada suelta y dos
descabellos (saludos tras dos avisos entre división de opiniones).
Álvaro Alarcón, de blanco y plata. Estocada trasera tendida (silencio). En el
sexto, estocada tendida (silencio).
Se guardó un minuto de
silencio en memoria de Pedro Giraldo.
Monumental de las Ventas.
Domingo, 12 de mayo de 2024. Tercera corrida. 15.111 espectadores.