Mérida, Diciembre Sábado 06, 2025, 12:05 am

Inicio

Opinión



Diario Frontera, Frontera Digital,  Opinión, ,Por Alberto José Hurtado B.,CBDC y la nueva revolución financiera por Alberto José Hurtado B.
Por Alberto José Hurtado B.

CBDC y la nueva revolución financiera por Alberto José Hurtado B.



CBDC y la nueva revolución financiera por Alberto José Hurtado B.

La economía mundial se encuentra inmersa en una profunda transformación, cuyo rasgo más característico es la creciente adopción de monedas digitales de bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés). Este proceso evoca el cambio generado en la sociedad mundial por la aparición y uso generalizado del papel moneda durante el siglo XVII en Europa, tecnología financiera que en su momento reemplazó a los metales preciosos como medio principal de intercambio. En la actualidad, la transición hacia las CBDC no solo redefine los fundamentos del sistema monetario, sino que también abre nuevas oportunidades en términos de inclusión financiera.

Uno de los factores más influyentes en este impulso hacia las CBDC es la irrupción y consolidación de las criptomonedas. Cuando los inversionistas retiran fondos de los bancos tradicionales para adquirir activos digitales, o cuando las empresas privadas intentan introducir sus propios sistemas de pagos basados en monedas estables (stablecoins), los bancos centrales perciben una amenaza directa a su soberanía monetaria. Siendo el proyecto Libra lanzado en 2019 por Facebook el que aceleró la actual tendencia de CBDC, al evidenciar los riesgos de una fragmentación del sistema financiero bajo el liderazgo de actores no estatales.

Y desde entonces, las iniciativas de CBDC se han multiplicado a nivel mundial. Hasta la fecha, 137 países han lanzado o están explorando CBDC. En Asia, el renminbi digital de China permite transacciones incluso sin conectividad a internet. Camboya lanzó en 2020 Bakong, la primera CBDC minorista basada en blockchain. Asimismo, diversas formas de CBDC ya se utilizan en Brunéi, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Vietnam, Japón y Corea del Sur. En América Latina, Drex representa el real brasileño en formato digital, manteniendo su valor, seguridad y liquidez, pero en un entorno virtual, siendo la iniciativa de CBDC más avanzada en la región, seguida de los esfuerzos de desarrollo de su propia moneda digital en México, Chile, Colombia y Perú, mientras Bolivia, Paraguay y Argentina siguen en proceso de investigación. Y Uruguay y Venezuela mantienen inactivas sus iniciativas de CBDC.

Al respecto, en el contexto de los países en desarrollo, las CBDC minoristas (retail) pueden servir como catalizadores de inclusión financiera, al permitir transferencias directas entre personas mediante billeteras electrónicas, sin necesidad de intermediación bancaria. Esto no solo reduce costos y tiempos de transacción, sino que también mejora la eficiencia de los pagos transfronterizos. Además, frente a criptomonedas descentralizadas como Bitcoin, las CBDC ofrecen transparencia porque cada transacción queda registrada en un libro mayor controlado, lo que dificulta su uso en actividades ilícitas y fortalece las capacidades estatales para combatir el crimen financiero.

Sin embargo, la implementación de una moneda digital respaldada por el Estado no está exenta de tensiones. Los países deben mantener delicados equilibrios entre derechos democráticos y gestión macroeconómica, especialmente entre transparencia y privacidad. En este sentido, las CBDC pueden afectar cuatro pilares: libertades civiles, trato equitativo, confianza en los bancos centrales y protección de la privacidad.

Muchos de estos riesgos pueden mitigarse mediante un diseño institucional adecuado. Por ejemplo, ciertos modelos limitan el acceso del banco central a datos pseudónimos, salvo con autorización judicial. También es posible garantizar equidad mediante soluciones inclusivas, como el uso de teléfonos básicos para acceder a servicios CBDC en zonas con escasa conectividad. Más allá del diseño técnico, se requieren políticas complementarias a favor de la innovación fintech y la sana competencia en el sector; la confianza institucional, en cambio, se fortalece asegurando la independencia operativa y política de las autoridades emisoras.

En cuanto a la gestión económica, un riesgo clave es la fuga bancaria, es decir, que los depósitos fluyan masivamente hacia la CBDC, afectando la intermediación y la liquidez del sistema. Los gobiernos deben adoptar mecanismos para preservar la estabilidad financiera y facilitar el acceso de la población a esta transformación digital del sistema financiero mundial.

*@ajhurtadob