La crisis sanitaria en Venezuela aumenta a un ritmo tan acelerado que por primera vez en más de cuatro décadas es tema de inquietud en la Organización Panamericana de la Salud y en países de la región, y obliga a adoptar medidas de emergencia. “Los datos no muestran buenas tendencias; lo reconoce el ministro (Carlos Alvarado) y nosotros lo sabemos, pero estamos trabajando conjuntamente porque nuestro foco es suministrar apoyo”, afirma José Moya, representante de la OPS/OMS en el país, y realiza un diagnóstico que ha sido alertado recurrentemente por la sociedad de médicos venezolanos. “Nos preocupa la malaria porque la tendencia va en aumento, hay un problema muy complejo, por lo que estamos apoyando al Ministerio de Salud en la elaboración de guías y flujogramas de tratamiento. En inmunizaciones nos preocupa esto: dos años con transmisión de difteria, un año con transmisión de sarampión…”
—¿Qué se está haciendo ante este panorama?
—Apoyamos en
un plan de vacunación nacional. Tenemos cinco especialistas en inmunización que
están trabajando con el ministerio y movilizándose hacia los estados. El
ministerio ya lanzó la segunda fase de vacunación que se está aplicando en todos
las entidades de forma simultánea, pues llegaron vacunas hace 2 o 3 semanas
para los 9 estados priorizados en la fase uno. Son 6,2 millones de vacunas para
el sarampión y la rubeola, 5,4 millones para difteria, 500.000 vacunas para la
fiebre amarilla, para polio… Es parte de la gestión que hace la oficina a
través del Fondo Rotatorio de Vacunación que el ministerio usa para realizar
las compras necesarias. Vamos a capacitar a vacunadores, a los jefes del
Programa Ampliado de Inmunización y a los jefes de epidemiología en cada uno de
los estados. Ya se está lanzando una campaña de vacunación.
—¿Será
suficiente la cobertura?
—Sí. Esa
campaña responde a dos problemas que están surgiendo en el país: la difteria y
el sarampión. Son dos brotes que existen y es urgente detenerlos ya, ese es el
objetivo y ojalá lleguemos a finales del año o antes sin circulación del
sarampión ni de difteria en Venezuela. En eso estamos comprometidos junto con
el ministerio, porque se trata de la salud de los venezolanos que es nuestra
prioridad. Estamos haciendo un esfuerzo; el ministerio reconoce que hay
problemas, sin duda. Desde septiembre de 2017 se lanzó el plan de vacunación
contra el sarampión. Se ha aplicado en colegios, eso me consta y puedo afirmar
que hay un esfuerzo grande. Ahora hay que cubrir el país entero y creemos que
habrá una buena cobertura. Siempre hemos apoyado la vacunación de la malaria,
apenas aparecieron los primeros casos de difteria en Bolívar hace dos años se
movilizaron vacunas de inmediato hacia esa entidad para tratar de detener la
transmisión.
—¿Por qué no
se ha logrado detener la propagación?
—Porque ese
estado es complejo. Hay una movilidad poblacional muy grande, territorios de
muy difícil acceso, y se ha hecho un esfuerzo enorme con el ministerio, pero la
difteria siguió presentándose y ahora el esfuerzo es nacional.
—¿Y qué pasará
cuando culmine la campaña?
—Lo que debe
hacer el Ministerio de Salud es fortalecer su programa rutinario. Lo tiene que
hacer. Tiene que tener un sistema rutinario de vacunación mucho mejor, más
extendido, de mejor acceso.
—¿Venezuela
cumple con el Reglamento Sanitario Internacional?
—Ese
reglamento, en vigencia desde 2007, obliga a todos los países a reportar y a
tener en los ministerios de Salud el centro nacional de enlace, que está en
comunicación constante con nuestra oficina OPS. A través de prensa, rumores,
datos, se hace un seguimiento de los temas. Eso nos permite emitir una alerta
epidemiológica y difundirlo públicamente. En el caso de Venezuela cada tres o
cuatro semanas el ministerio, a través del centro nacional, informa a la
oficina sobre los casos y dónde se presentan, y se colocan las alertas.
—¿Por qué fue
eliminado el Centro Venezolano de Clasificación de Enfermedades y Centro
Cooperador de la OPS?
—Los centros
colaboradores de la OPS/OMS los designa el director general de la OMS por un
período de cuatro años, basado en un proceso previo de gestión que realiza el
centro, que implica enviar un plan de trabajo y de actividades. El Cevece, al
que durante muchos años se le renovó la designación, no presentó plan de
actividades en este último período.
—¿No hubo ninguna
actividad?
—Eso es
materia de quienes evalúan los centros colaboradores, eso no pasa por esta
oficina, sino por la oficina de la OPS en Washington y de la OMS.
—¿Fue
notificada esa eliminación?
—No fue
eliminación; dejó de ser, es un proceso en el que se notifica que la
designación terminó, caducó: eso ocurrió en mayo, con la gestión anterior. La
clasificación nos permite estandarizar y compartir las enfermedades, y eso es
muy importante para el análisis, para el país y para la región. El centro puede
enviar un plan para ser designado de nuevo como centro colaborador de la OPS.
El proceso puede tardar mínimo dos años, y esa es la alternativa que
trabajaremos con el ministerio.
—¿Qué otros
centros apoyan en clasificación de enfermedades a la OPS?
—Solo el Cevece. No crea que todos los países tiene muchos centros colaboradores: Brasil tiene cuatro o cinco, Argentina tiene tres o cuatro, Perú tiene uno o dos.
EL NACIONAL