Mérida, Mayo Sábado 17, 2025, 08:30 am
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO DE Madrid
PAMPLONA.- Los Sanfermines arrancaron
con la exigencia temible de la última edición, que levantó el telón después de
la pandemia con un 100% de los abonos vendidos y ganaderamente se convirtió en
la feria más redonda de España. Y, sin ser aquella respecto al toro, ha sido
interesante, variada, importante con algunas sonoras lagunas y exitosa -el
balance de orejas siempre disparado o disparatado-, con una corrida ejemplar
-Jandilla a años luz de las demás- y tres nombres propios: El Juli -aquilatado
con el toro de la feria: el jandilla Torbellino-, Miguel Ángel Perera y el
fenómeno huracanado de Roca Rey, el triunfador en lo numérico, caso aparte. La
feria de San Fermín ha colgado cuatro tardes el «no hay billetes» -dos de ellas
al reclamo del astro peruano- sobre la media del lleno diario (20.000
espectadores). ¿Sumamos los 20.000 de la mañana durante 8 días? Sólo en la
plaza y sin subvenciones, eternamente Yolanda.
Miura cerró el milagro de los
Sanfermines, el muro contra el que bate la cultura woke, con una imponente
corrida, con bestias de 600 y pico kilos; un encierro, como dicen por México,
que creció en poderío -de menos a más-, sacó nota en el caballo como más alto
símbolo de su bravura, presentó sus correosas dificultades, su déficits
-mermada de poder de principio- y también sus opciones: el último miureño fue
el toro más destacado. Colombo aprovechó la ocasión para apuntalar su primera
miurada y tumbarla, como la puerta grande, con el cañón de su espada.
Nada más arrancar la última tarde
la plaza se quedó sin respiración: Rubén Pinar se clavó de rodillas en el
tercio para librar la larga cambiada. El imponente miura de 615 kilos se le
vino cruzado, acostándose por el pitón izquierdo. RP lo esquivó,
desequilibrado, y el torazo se revolvió por la espalda. Lo cogió por la
chaquetilla -con el susto terrible de no saber hasta dónde había entrado el
cuerno- y lo volteó para estrellarlo contra el suelo como un muñeco. La
violencia de la caída sobre el cuello dio miedo: Pinar quedó inconsciente,
bocabajo, inerte. Cuando lo izaron sólo faltaba en el ruedo el dibujo de tiza
sobre la escena del crimen. Camino de la enfermería pareció abrir los ojos a la
esperanza, al milagro. El golpe refrescaba la lesión cerebral que hace años
sufrió el albaceteño por un accidente en el campo. Mientras se esperaban
noticias de dentro del quirófano -trasladaron al torero al Hospital
Universitario para someterle a un TAC preventivo que descartó patología
alguna-, Juan Leal dio cuenta del cárdeno. Tan grande como exento de poder y
bravura. Se defendía por arriba, apenas pasaba y sólo lo hacía por el derecho.
El esfuerzo de Leal se afeó por un pinchazo bajo y una estocada en el mismo sitio.
La tarde quedó mano a mano.
Jesús Enrique Colombo batalló en
todos los tercios con un miura de 590 kilos que no aparentaba. Tampoco le
sobraban las fuerzas. Se repuchó en el caballo, pero se movió más. Sin
humillar. Colombo, que tiene dos turbinas por piernas, bulló en todos los
tercios. Brindó al alcalde de sol, se cameló a las peñas, pasó al miura
básicamente por la derecha y lo mató con solvencia: una oreja.
La corrida siguió saliendo
mermaba de poderío con su gran porte a cuestas. Leal saludó al tercero a porta
gayola, arrancó faena de rodillas y la acabó de rodillas. El poco tiempo que
estuvo en pie anduvo muy valeroso. Hasta que se tiró -literalmente- a matar con
peculiar estilo y paseó una vuelta al ruedo tras leve petición.
Todo el poder ausente de la
miurada remontó: lo concentraba un espectacular cuarto que cerraba el lote de
cinqueños y que derribó con empuje y celo en el caballo. Colombo no midió bien
en banderillas y perdió la batalla por pies -que ya eran pies para ganarle la a
las piernas del venezolano- en un tercio desigual. Ese motor de inercias luego
duró poco en la muleta con viajes largos, sin descolgar y, por tanto, carentes
de entrega. JEC en ese tiempo lo toreó muy abierto y, como procedía, en línea.
Siguió una batalla sorda durante el toro de la merienda. Hasta una soberbia
estocada, también sin eco.
Pesó como ningún toro en la feria
el quinto: 635 kilos. Un aparato de huesos, gigantesco esqueleto, alzada de
vértigo y cuello infinito. Su juego quedó reducido a su empleo en el peto -el
sitio de su recreo casi para toda la corrida-, tan sangrado. Entraba caminando
en la muleta con su cabeza totémica por el palillo. Apenas se desplazó. JL
porfió intentando colarse meritoriamente en su terreno como todo recurso. No
hubo caso ni causa. Lo cazó con su peculiar salto, que parece un vuelo
descontrolado: la estocada hizo guardia.
El sexto de Zahariche, último
toro de la feria, lucía una lámina estratosférica, guapo de cara. Repitió
comportamiento en varas y galopó en banderillas; entre uno y otro tercio,
Colombo quebró por zapopinas y pareó con potencia, par al violín incluido. Fue
pronto y vivo el miureño, el más destacado de la corrida en su estilo. Sin
llegar a ser el gran Choricero de Sevilla. El entregado venezolano lo tumbó con
el cañón de su espada. Que también derribó la puerta grande.
Parte facultativo
Rubén Pinar fue atendido en la
enfermería de la plaza. Afecto de politraumatismo con pérdida de conciencia y
amnesia. Se encuentra estable y es derivado al Hospital Universitario. Las
pruebas descartaron patologías y decidió irse voluntariamente de alta cuando se
recomendaba permanecer en observación.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de MIURA, cuatro cinqueños (1º,2º,3º y
4º); imponentes de presentación, serios; de brava nota en el caballo y juego
dispar y correoso; de escasa fuerza los tres primeros; con más potencia los
últimos; el 6º fue el mejor.
RUBÉN PINAR, de celeste y oro. Herido.
JUAN LEAL, de hueso y oro. Pinchazo bajo y bajonazo (saludos); en el tercero,
estocada perpendicular (leve petición y vuelta al ruedo); en el quinto,
estocada que hace guardia y descabello (saludos).
JESÚS ENRIQUE COLOMBO, de gris plomo y oro. Estocada desprendida (oreja);
en el cuarto, gran estocada (saludos); gran estocada (oreja). Salió a hombros.
Monumental de Pamplona.
Viernes, 14 de julio de 2023. Última de feria. Lleno de (20.ooo espectadores).