ENTREVISTA │ Luque: “La cornada de El Puerto fue un exceso de confianza”

El sevillano narra para la revista Aplausos la meteórica temporada 2023 que ha conseguido. Se le anuncia estar presente en próximos días en Manizales, San Cristóbal y Mérida, en el marco de sus citas feriales.

GONZALO I. BIENVENIDA

Redacción APLAUSOS

La temporada de Daniel Luque había cogido el alto vuelo del año anterior hasta que un toro la partió en El Puerto de Santa María. La fractura del peroné -y la cornada del vientre- provocó una tensa espera que desembocó en un esfuerzo inhumano para llegar a compromisos como Arles, Dax y Sevilla. Lo hizo a golpe de triunfo, donde lo había dejado, sin escatimar entrega, en contra de las señales de su cuerpo. Para el recuerdo quedaron varias faenas, el gesto con victorinos en Fallas, la delicatessen de Nimes, la rotundidad de Burgos, Mont de Marsan -por partida doble- y esas dos tardes en Sevilla en las que desorejó a un toro.

-Tras la Puerta del Príncipe de 2022, su relación con Sevilla se ha normalizado en triunfo constante. 

-Si el año pasado con ese triunfo me quité la losa, este año con el toro Príncipe de El Parralejo pude desplegar todo el toreo que llevo dentro. Fue de las faenas que te dejan vacío por su intensidad y por la conjunción que existió con el toro y el público. Lo de San Miguel fue muy especial, fue mi gran meta en la recuperación. Necesitaba sí o sí estar en la despedida de El Juli. Si en algún momento él pensó que en su última tarde tenía que estar yo a su lado no me lo podía perder por nada del mundo. Las dos orejas de ese día son lo de menos, porque era la tarde de El Juli. Interiormente estoy muy orgulloso de haber estado esa tarde, a ese nivel y con esos compañeros.

-No pudo comparecer en Otoño en Madrid pero en San Isidro no escatimó en compromiso. 

-Con Madrid hay una relación bonita de muchos años. Es la plaza que me ha empujado cuando me ha hecho falta, donde he sentido el aliento, que creían en mí como torero cuando quizá en otras plazas no había esa conexión. Tenía mucha fe en la corrida de Juan Pedro Domecq, en la que embistieron varios toros pero ninguno en mi lote. El viento tampoco me dejó manejarlos como yo quería. En la de Alcurrucén hubo una estocada que hasta hizo que me pidieran la oreja, puede ser de los toros que mejor he matado en mi vida. En Otoño no pudo ser. Después de la tarde de Sevilla estaba absolutamente reventado, era inviable. Lo intenté, lo traté con el médico, pero no había forma. Me dolió pero no podía ir en esas circunstancias, el esfuerzo me estaba generando secuelas, necesitaba parar.

-Las plazas francesas de Arles y de Dax acogieron su reaparición como un auténtico acontecimiento en la temporada. 

-Recibí muchísimo cariño. Por las calles, en la plaza, por parte de los compañeros. Es duro decirlo pero creo que si tuviera que pasar por todo lo duro que he vivido este año sabiendo que voy a volver a recibir ese reconocimiento por parte de la afición, volvería a pasar por ello. Puede parecer una barbaridad pero lo que me hicieron sentir fue increíble.

-¿Ha analizado la cornada? 

-Sí, fue un exceso de confianza. Vi que se me venía pero creía que iba a tomar la muleta, cuando quise reaccionar ya era tarde. No guardo rencor al toro ni a esa ganadería -Montalvo- que es de mis preferidas por la profundidad que tiene. Me encanta, estoy deseando anunciarme con ella para espantar los fantasmas que puedan quedar. La plaza de El Puerto tiene mucha personalidad, no era una tarde más, había que estar muy de verdad y llegó el percance.

-Por su facilidad, por su clarividencia, era difícil verlo cogido. 

-Yo me he visto muchas veces cogido risas-. Es cierto que desde fuera la sensación era que todo estaba controlado, mi toreo se basa en el dominio Mi cuadrilla me ha dicho que desde que me cogió como que han activado su mente para salir a hacerme el quite porque se habían olvidado de que me podía pasar perfectamente. Es una sensación extraña pero en realidad el peligro siempre ha estado ahí aunque no fuera tan evidente.

-¿Cómo afrontó la recuperación a nivel psicológico teniendo toda la temporada por delante? 

-Fue muy duro en un primer momento, no quería pensar en lo que me iba a perder. Después entendí que era un tiempo que no podía dejar pasar en blanco, que debía torear muchos toros en mi mente, entrenar más que nunca aunque no lo pudiera hacer físicamente. Me fui enganchando de nuevo a la temporada, siguiendo a mis compañeros. Trabajé mucho la mente para que se notara lo menos posible cuando volviera a la cara del toro. Creo que el trabajo realizado se ha visto.

La cornada de El Puerto fue un exceso de confianza. Vi que el toro se me venía pero creía que iba a tomar la muleta, y cuando quise reaccionar ya era tarde

-¿Cómo se encontró en la cara del toro? 

-Siempre queda algo de inseguridad. No porque te vaya a coger de nuevo que eso, gracias a Dios, lo tengo superado y asimilado. Si no porque piensas que en un mal movimiento puede volver a fracturarse, que se va a saltar algún clavo, que la placa se puede desplazar Son cosas que uno no controla y cuando pasas de empezar a apoyar el pie a ponerse en la cara de un toro pues normal que estén ahí. Ahora, que ya me voy acostumbrando a convivir con la lesión, veo que todo es parte del camino. El camino del toreo es duro, largo, difícil en muchas ocasiones pero tiene recompensas grandes. Para mí estar pensando ya en el 2024 es una gran recompensa.

-A nivel artístico, ¿en qué estado se siente Daniel Luque? 

-Mi toreo ha evolucionado muchísimo en estos años. Me enfoco en el medio toro que es el que más sale. Si sale uno muy bueno trato de torearlo como el mejor, pero no puedo esperar de brazos cruzados a que salga ese toro. Mi toreo ha ido evolucionando a una técnica para sacar partido a un número alto de toros. Me encanta torear despacio, ponerme bonito, disfrutar de esa cadencia pero trato de ser más regular.

-Con el capote siempre ha tenido facilidad. 

-Sí, pero uno pasa rachas. A casi todos los toros les pego capotazos, ahora bien, torear bien de verdad con el capote no son tantos los toros que he toreado este año. Me sirvió mucho una conversación que tuve con Diego Urdiales, que es un torerazo al que admiro muchísimo, que me motivó para torear mejor. Él no lo hizo con esa pretensión, ya que estaba dando por hecho lo bien que yo toreo con el capote, pero sus palabras me hicieron visualizarlo y en cuanto salió el toro recuperé las sensaciones que había perdido.

-Se rumoreó un posible cambio de apoderamiento. 

-Con Juan Bautista estoy muy a gusto, no viene ningún cambio. Siento la comprensión de un torero a mi lado sumado a su experiencia en el sector. Creo que es una persona que me aporta mucho estando a mi lado. Aquí el mejor apoderado es uno mismo, tengo que darle fuerza y argumentos para defenderme en los despachos. Hacemos buen tándem.

-Han pasado unos meses de las polémicas declaraciones de Roca Rey. 

-No tengo nada que decir. En mi caso solo puedo asegurar que estoy deseando torear con todos mis compañeros, que no tengo nada contra nadie y que estoy en esto para competir con los mejores. En otro momento de mi vida hubiera entrado en la polémica, me hubiera defendido No merece la pena. No es verdad que haya algo personal entre nosotros, eso creo que le ha quedado claro a todo el mundo.