Mérida, Abril Jueves 18, 2024, 04:47 pm

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Esas pescas de niño por Jim Morantes

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JIM MORANTES


Retomando el ambiente de pesca en la década de los 80 para un niño inquieto en  Mérida,  la  ciudad los caballeros y de las Nieves Eternas, era magnifico proceder a la aventura de recorrer las calles en busca de peces, algunas veces iba sin supervisión adulta con Alberto y William Alizo, amigos contemporáneos de la época.


Nuestra hermosa localidad andina, está bendecida por ser tierra fértil, rodeada de agua cristalina y pura de manantial, lo común en las montañas, consiste en encontrar lagunas, cascadas, cuevas, ríos, riachuelos, acequias para regadíos, minas, pozos subterráneos, agua en todos lados, una hermoso centro urbano, cosmopolita y estudiantil, asentado sobre la extraordinaria meseta que nos alienta a disfrutar de la imponente Sierra Nevada y a respirar aire puro lleno de energía activa.


El casco de la ciudad, se encuentra bordeado por los ríos Chama, Albarregas, Pedregosa, entre otros, de allí que salir a pescar guppys y carpas, era una tarea relativamente sencilla, en pleno centro de la ciudad había variedad de opciones para acudir, la primera estaba en la Av. 4 Bolívar, calle 30 lateral a la licorería Copacabana, en el esquinero donde colocan en el carro de comida rápida La Crema para ese entonces, la esquina no estaba encerrada con pared,  allí el terreno tenía un desnivel, se bajaba con precaución y mucho cuidado por lo accidentado de la topografía.


Si la faena no era positiva, se caminaban 7 cuadras y cruzaban 2 para la Av. 2 Obispo Lora, hasta llegar a la  calle 37 entre la farmacia Maracaibo y el Banco del Caribe (Bancancaribe) hay un esquinero con pared y latas de zinc (hoy paredes altas), allí también se podía pescar con cuidado por la inclinación del terreno y la profundidad del agua.


Como lo indique en la narración anterior en la Avenida Las Américas dentro del parque metropolitano Albarregas y  en el esquinero lateral a movistar, era otra opción; en esos años la avenida, llegaba hasta la Altura de Mc Donald´s por supuesto no existía esa franquicia en Mérida (si funcionaba Tropi Burger en la Av. Andrés Bello a la altura de la Urb. San Antonio) y tampoco estaba la Av. Ezio Valeri Moreno, como tal sino una carretera sencilla por esa vía lateral a la casa blanca, había un riachuelo hoy en día hay cerca un auto lavado que colinda con las residencias El Rodeo.


También se contaba con buena pesca en varios pozos o caños del Rincón, en la Lumonty, en la Laguna del Hotel La Pedregosa (previo permiso) y la zona verde de la Floresta, tenía varios pozos, los cuales fueron sustituidos por el gimnasio al aire libre y hoy pertenecen a la residencia Los Trigales.


El río la pedregosa que bordea  la avenida presidente Eleazar López Contreras, es caudaloso y  como anécdota curiosa, mi tía Rosa,  Alberto su esposo y Marcel mi primo, vivían en el conjunto residencial  La Linda, además de las pizzas que vendían en el local de la planta baja, me gustaba observar desde la ventana el mini bosque y el río.


En cierta oportunidad de algún compartir familiar, le indique a papá que me acompañara a pescar truchas en ese río, como paso previo a la jornada duramos casi 1 hora buscando lombrices y colocándolas en un recipiente plástico.


La única manera de acceder al río de forma segura, consistía en lanzar el nilón con la carnada (lombriz) y plomo desde el puente que conduce a la urbanización, en esa ocasión lance el nilón no menos de 100 veces con unas 20 lombrices, 5 anzuelos y 18 metros de cuerda perdida en el intento, lógicamente por lo caudaloso y la fuerza del agua, bajo esa distancia, hora y condiciones, no es viable pescar, sin embargo, mi mente se imaginaba una trucha de gran tamaño, papá para no apaciguar mi espíritu aventurero, me alentaba a continuar al yo repetirle con absoluta insistencia, mordieron la carnada y se me escapo, algo absurdo desde esa localización y con esa técnica, no obstante, me siguió la corriente durante por lo menos tres horas continuas, los peatones y conductores, se paraban en son de mofa con la sátira andina, al observar la pictórica imagen, preguntaban Cuantas truchas llevas? y yo respondía orgulloso: se comen la carnada y nada, después de tanto insistir, papá me dijo ya nos llaman para comer y no quedó más remedio que marcharnos sin nada que atrapar. Espera la próxima parte de amigos y sígueme en Twitter, Instagram y YouTube   @JIMMORANTES






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