Mérida, Febrero Sábado 08, 2025, 11:01 am
La descarada y terca, grosera y tiránica actitud del régimen de prohibir la inscripción de Corina Yoris, evidencia que su desesperación llegó al punto más álgido, que es cuando se pierde toda sindéresis y se queda sin nada; niveles en que el miedo arrastra a la más incalificable acción que pueda cometer, en este caso, un gobernante: recurrir al uso de la trampa, al fraude, al dolo para intentar mantenerse en el poder. Situación nada rara en el chavismo, sólo que en esta oportunidad, nunca como antes su liderazgo ha quedado completamente al desnudo.
Lo sucedido, torpe, pernicioso, dañino y maléfico, que la democracia en el mundo entero rechaza, demuestra sin necesidad de dar muchas explicaciones, que el régimen cayó en lo más profundo del barranco y, lamentablemente también, que Venezuela, la pobre, ha estado gobernada por una caterva de mal llamados revolucionarios que, en cayapa, violentaron la Carta Magna y el estado de Derecho en perjuicio de cada uno de los venezolanos, incluyendo a los escasos que aún siguen, por simple crematística conveniencia, vistiéndose de rojo.
Para el común, el régimen en dos décadas y media lo que ha hecho es tratar de convertir en verdades puras mentiras. Lo suyo, que ya nadie duda en considerarlo cierto, es haber empleado la demagogia más rancia, vergonzantemente populista, la estafa, el timo y el desfalco, sin olvidar la persecución al disidente, la prisión y la tortura. Asunto que es afortunadamente del conocimiento de los tribunales internacionales, puesto que en los del país toda la orquesta toca solo para que baile el gobierno.
La indefensión con la cual la oposición intenta moverse en la arena electoral, cada vez es más débil y, es necesario afirmarlo, se estrella ante las puertas del Tribunal Supremo, de la Fiscalía y del propio Consejo. Supremo Electoral. No se atiende ningún reclamo. En suma, desde el anuncio del plazo para las elecciones del 28 de julio, las principales actividades que enmarcan los asuntos relacionados con el derecho a la participación política, tanto de los ciudadanos, como de las organizaciones con fines políticos, sin una sola explicación o respuesta han sido vulneradas por el organismo electoral.
A la fecha, violando su ley los rectores no han publicado, en su totalidad, el cronograma electoral, lo cual contraviene lo expresamente señalado en cuanto a que de su publicación depende la existencia de la formalidad requerida y que todos y cada uno de los procesos de la elección tengan la validez y rigurosidad necesaria. Y, sin vergüenza alguna, maquinaron para colocar el mayor número posible de trabas impidiendo así la postulación de Corina Yoris, de la Plataforma Unitaria; del independiente Manuel Isidro Molina y de Leocenis García, de Prociudadanos.
Hay coincidencias entre organismos que en el mundo registran los procesos electorales en señalar que lo que está llevando a cabo el régimen en Venezuela es en extremo grave. Muy al estilo de lo impuesto por el dictador de Nicaragua, las violaciones que adelanta el régimen del presidente Maduro dejan un retrato muy oscuro de su gobierno. El lapso para la inscripción en el Registro Electoral es muy breve y, con mucho retraso, además, fue conocido el sitio de los 315 puntos fijos en todo el país. Otro tanto sucede en lo referido a la inscripción de venezolanos en el extranjero a los cuales se le están exigiendo requisitos que no están contemplados en la ley electoral. Es decir, cerraron todas las puertas posibles a la oposición democrática, que no a la “oposición” afecta al régimen, que sí las tuvo abiertas de par en par.
Sin duda que igualmente triste es el reflejo de lo que viven los venezolanos en el momento actual. Un momento histórico, sin duda Los derechos políticos del liderazgo disidente no se respetan. Son barridos a la brava. La inhabilitación, írrita por donde se le vea, de María Corina Machado, fue un ardid del régimen que, desde que salió a la calle a decir verdades, puso a temblar a la claque roja; miedo que se fue convirtiendo en pánico y pánico en desesperación. Petro, Macron y Lula lo advirtieron: en las circunstancias actuales no pueden considerarse como “democráticas” las elecciones presidenciales en Venezuela.
Corina Yoris, sin tacha alguna que le impida ser inscrita como candidata de la oposición nacional, ha sido vista por la mayoría de los ex presidente democráticos de Latinoamérica como la segura presidenta de Venezuela, y tiene en su mano no sólo el apoyo abierto, decidido y contundente de María Corina Machado y de las ciudadanía entera, sino que desde que se anunció su nombre, la fortaleza de su candidatura subió de inmediato en todas las encuestas triplicando a las posibilidades, no muy buenas, de Maduro.
Pero aún falta que corra mucha agua bajo el puente. María Corina Machado formuló un llamado a los líderes democráticos del mundo “a unirse a la exigencia de permitir la inscripción de Corina Yoris y a que se cumplan los Acuerdos de Barbados”. Hasta el final no ha llegado todavía. Diez días antes del 28 puede ocurrir el gran cambio.