Juan José Girón vuelve a vestirse el terno de matador de toros

Rubén Darío Villafraz

@rubenvillafraz

El diestro aragüeño Juan José Girón García, hijo del recordado matador de toros e ilustre subalterno Rafael Girón, ha anunciado en el curso de esta semana su reaparición en los ruedos como matador de toros, tras engrosar por espacio de cuatro años las filas de los subalternos en ruedos venezolanos.

 

El espigado diestro valenciano, pero de hondas raíces en Maracay, volvería de esta manera a enfundarse el traje de luces chispeante, luego de meditar un regreso a las filas de matador de toros en un año donde el número de festejos ha quedado en cifras rojas dada la difícil situación económica en el país así como el temporal de la pandemia que ha condicionado desde mediados de marzo pasado la realización de cualquier espectáculo público en todo el territorio nacional.

 

Juan José, nacido el 8 de noviembre de 1979 en la capital del estado Carabobo como se recordará es hizo de Rafael Girón, pero a su vez también sobrino de César, Curro, Efraín, Freddy y Pepe Luis; primo hermano de Marco Antonio Girón Lozano y primo segundo de César Antonio Vargas Girón, todos matadores de toros, donde César y Curro se llevan los titulares por su trascendencia en los ruedos en las décadas de los ´50 y ´60 por arenas ibéricas y americanas, siendo considerados verdaderas figuras del toreo.

 

En 1994 torearía sus primeros festejos Juan José, para vestir por vez primera el traje de luces en el recordado Nuevo Circo de Caracas el 25 de agosto de 1996, lidiando reses de El Prado, al lado de los novilleros entonces Javier Cardozo y Ramón Guevara. El 30 de septiembre del 2000, en la localidad extremeña de Cabeza de Buey (Badajoz), tomaría su alternativa de manos de los espadas Alberto Manuel y José María Sánchez Parada, lidiando al toro «Hechicero», número 13, del hierro de los Herederos de Antonio Arribas Sancho, presentándose en Venezuela como matador en la Plaza de Toros “César Girón” de Maracay el 26 de noviembre de ese año al lado de Erick Cortés y Sebastián Castella, lidiando astados del hierro colombiano de El Capiro.

 

Tras haber actuado en la mayoría de plaza venezolanas a lo largo de todos estos años de alternativa, en la campaña del 2017 decide apartarse de los mismos como matador, siguiendo la estela de su padre, pasando a las filas de los subalternos donde su experiencia y conocimiento de los terrenos y exigencias del toro en el ruedo, le avaló para estar actuando en la mayoría de las pocas citas feriales que en el curso de los últimos años se han venido llevando a cabo en el país.

 

«Me queda la espina de no haber actuado en algunas plazas que por su importancia aun anhelo no dejar de haber pisado en mi currículo como matador, entre ellas el Coliseo El Llano de Tovar. Esperemos que la situación del país cambie y podamos enfocarnos en ello», señala el espada en mención.

 

Por lo pronto está a la espera de un poderdante que le gestione sus exigencias ante los despachos, los mismos que estarán a la espera, primero que nada, que retorne la normalidad social en un país que está literalmente paralizado en lo que llevamos de año, y donde aún no se avizora a ciencia cierta el desarrollo de los primeros ciclos taurinos de relevancia del próximo año como serían los de las ciudades andinas de San Cristóbal y Mérida.