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FERIA DE SAN FERMÍN – NOVENO FESTEJO

El colombiano Juan de Castilla vino a Pamplona para quedarse

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El colombiano Juan de Castilla vino a Pamplona para quedarse


Corta una oreja de peso pero la espada lo frena en el umbral del triunfo total tras sortear el lote más bravo y encastado de una seria y morucha corrida de Escolar

ZABALA DE LA SERNA

@zabaladelaserna

Diario EL MUNDO de Madrid

El colombiano Juan de Castilla vino a Pamplona para quedarse. Fue una lástima que el triunfo cantado de su debut se frenase en el umbral. Una oreja de peso y otra perdida por la espada. Cupieron en su bolita del sorteo los dos números 23, los dos toros de la corrida de José Escolar, muy seria por delante, un abanico de tipos que la capa cárdena uniformaba. De los números 23, el último, un cinqueño que cerraba la tarde, se hacía imponente, tan asaltillado y veleto; el más encastado, de tremenda y agobiante repetición -se giraba con vertiginoso celo- pero con el sello de la humillación.

El otro 23 tuvo otro son, bueno de verdad. De seguir la muleta hasta el final. Juan de Castilla, que ya había hecho en éste una declaración de intenciones con el capote a la espalda, lo entendió perfecto, tan encajado y roto, con la derecha por abajo, la mano otra vez ahora con largo recorrido. No se había visto el escolar -caray, la cuadrilla- hasta que el colombiano se clavó de rodillas para arrancar la faena. Se puso también muy asentado con la zocata, pero la respuesta del toro no era igual. Quedó la intención de hacerlo todo en orden. El sentido de la medida fue clave. Un cierre de molinetes de rodillas para conectar con el sol, un espadazo algo tendido -de ahí la muerte retarda- y una oreja de ley. Que no redondeó con el toro que pedía el carnet, recibido en arrojada porta gayola. Como al anterior se lo dejaron muy crudo. Pero el caso era otro, y el error gravoso. A veces se le remontó con su trepidante velocidad de giro sobre las manos. Pero Juan de Castilla le echó también una raza bárbara, consiguiendo series de importante gobierno. Jugó en su contra que el toro perdiera los apoyos en el momento crucial de cruzar el volapié, y la estocada hizo guardia. Ya los demás fallos desprendieron un halo de desesperación con la puerta grande perdida.

El resto de la corrida de Escolar fue una amalgama de moruchez en distintos grados, no por ello fácil. El clarito toro de apertura, de un fino trapío, cambió no sé cuántas veces en la lidia, nunca para bien. De atacar con proceloso ímpetu en el principio de faena, a hacerse falsamente el longui, casi siempre por dentro -peor por el izquierdo- y terminar tormentoso. Rafaelillo guerreó con veteranos recursos y resolvió con una estocada, único argumento para la sorprendente oreja. También tuvo mejor trajín el siguiente por el derecho, más pacífico y menos humillador. En común, la falta de entrega. De distinto modo. Desentendiéndose éste. Gómez del Pilar, que también se presentaba, sudó la gorda. Por un momento pareció que aquello despegaría. Pero faltó fondo. Lo mató bien.

No tuvo un pase el destartalado cuarto. Imposible con esas hechuras. Arrollaba el morucho caminador, sin fijeza ni transmitir el peligro. Rafaelillo se lo quitó del medio con oficio. Descomunal era el descastado quinto -el otro cinqueño del envío-, que cogió a Víctor del Pozo en un par de banderillas, cortándole el viaje. Incruento percance. Un milagro. Gómez del Pilar lo intentó con aquella cabeza estratosférica que pasaba rayando nubes. Luego se atascó con la espada hasta el infinito y el filo de los dos avisos.

 

FICHA DEL FESTEJO

 

Toros de JOSÉ ESCOLAR, dos cinqueños (5º y 6º); serios en una escalera de tipos y hechuras; destacaron el buen 3º por el derecho y el encastado y exigente 6º.

 

RAFAELILLO, de nazareno y oro. Estocada (oreja); en el cuarto, pinchazo y estocada baja (silencio)

GÓMEZ DEL PILAR, de gris perla y oro. Estocada (ovación); en el quinto, cinco pinchazos, media tendida y cinco descabellos. Dos avisos (silencio).

JUAN DE CASTILLA, de blanco y oro. Estocada algo tendida (oreja); estocada que hace guardia, pinchazo y estocada y dos descabellos (saludos).

 

MONUMENTAL DE PAMPLONA. Sábado, 12 de julio de 2024. Lleno de "no hay billetes".





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