Al Filo de La Verdad

Ruge la naturaleza por Giovanni Cegarra

Huracanes, tormentas, ciclones, ponen en alerta roja a unos cuántos países en Europa, que acusan severas catástrofes naturales, pérdidas de vidas humanas y materiales, actividad atmosférica que arriba a toda el área de El Caribe, en lo que podemos considerar, sin temor a equivocarnos, el rugir de la madre naturaleza, que reclama el espacio que le han quitado, el daño que a  diario le ocasionan, sus inconscientes depredadores.

 

Ruge la naturaleza, no hay duda de ello. Lo acontecido y sufrido en comunidades de España y regiones vecinas a dicho país europeo, es toda una prueba de ello, lo que nos lleva a pensar que, a Dios gracias, en nuestro país no se ha recibido el coletazo de estos fenómenos atmosféricos, lo que no implica que se tomen las medidas pertinentes necesarias permanentes, por aquello que las lluvias aumenten considerablemente, generen vaguadas con las secuelas ya conocidas y sufridas.

 

Recuerdo muy bien, que los de antaño siempre decían que a la naturaleza hay que respetarla, no dañarla, ni quitarle su espacio natural “porque cuando menos se espera ella reclama su espacio” y de eso, pruebas fehacientes hay, lo que me lleva a recordar y pensar, que en nuestro país y, por ende, en nuestro estado Mérida, las riberas de algunos ríos, quebradas, riachuelos, han sido invadidas sin control alguno, lo que, a la hora de una crecida de sus aguas, ya sabemos lo que sucederá.

 

“Cuando el río suena es porque piedras trae” y aunque en esta entidad andina venezolana, los efectos de las lluvias no se han dejado sentir con la fuerza para generar inesperada emergencia, necesariamente los cuerpos de seguridad y protección ciudadana deben estar alerta y en sus efectos, mantener un permanente monitoreo de ríos, quebradas, riachuelos, cuyas riberas han sido inconscientemente invadidas, construidas viviendas en las mismas, prevenir para no lamentar “en guerra avisada no muere soldado y si muere es por pendejo” y punto.