Mérida, Julio Domingo 13, 2025, 06:50 pm
"No soy de quienes creen que sólo los borlados
académicamente están capacitados para conducir un país. No. A veces los
intelectuales somos abúlicos o indiferentes. Uno de los problemas más comunes
en Venezuela es que sabemos recitar diferentes textos en varios idiomas,
manejar el Internet y cualquier clase de aparato electrónico, pero no existe
sintonía alguna entre nuestro corazón y el pueblo", lapidaria verdad dicha
por este profesor, filósofo e intelectual tachirense muy respetado académico y
de alto nivel en la literatura venezolana Fue un Honor para el periodista
entrevistarlo.
“EL Estado creció rápida y desordenadamente”,
advierte. "La culpa fue de una Venezuela rentista, que terminó premiando a
quien ningún sacrificio hiciera por su grandecimiento, porque el petróleo lo
pagaba todo. El país divino en una nación que ya puede compararse con cualquier
otra de las que en África sufre hambre y miseria terminales". Para el
filósofo, “los venezolanos no aprendimos del sacrificio que en otros países ha motivado
profundas revoluciones, porque tuvimos la mala suerte de contar con un Estado
paternalista millonario pero irresponsable”.
Y recomienda: “Por eso ahora, cuando algunos dicen
representar la aspiración de un soberano que se cansó de frustraciones, cunde
por igual la desconfianza y la incertidumbre porque, a ojos vista, hasta la
fecha, y ya vamos para un año del nuevo gobierno, la cuestión se ha convertido
en quitar unos para poner otros”. Sin embargo cree que “en medio de tanta
confusión, lo que debe imponerse es el diálogo, el entendimiento y la
mancomunidad de esfuerzos para que entre todos evitemos que encalle o naufrague
la nave del Estado”.
En definitiva, es un gran pensador muy bien
fundamentado en verdades y un historiador que va más allá de pasiones razonadas
por el trajinar republicano, porque a su interés por la construcción de la
patria, suma el del investigador social comprometido. Por eso sus libros tienen
bien claro el objetivo: ir armando el rompecabezas nacional para que el joven
de hoy no tenga excusa alguna en entender, atender, querer, sentir y defender
mañana su país y los muchos procesos de formación que se dé como nación
independiente.
Este paisano de Cipriano Castro, porque también
nació en Capacho, Táchira, maestro y abogado brillante, tribuno y de los
buenos, funcionario público que sí sirvió y no se sirvió de Venezuela, está
igualmente claro en que la democracia debe ser remozada para facilitarle su
propio fortalecimiento. “Hay que evitar”, dice, “el irresponsable cambalache de
una democracia que, a pesar de las enormes fallas cometidas por quienes la
dirigieron, sin embargo fue el fundamento en el cual se asentó el desarrollo en
el último medio siglo venezolano, por una mezcla tan peligrosa y perniciosa
como falsa, de populismo y de fundamentalismo”.
-Al examinar el país, la pregunta es de Perogrullo:
¿qué le ocurrió a Venezuela?
-Lo mismo que a los seres humanos, los pueblos
también tienen períodos de gloria y períodos de decadencia y depresión. Por eso
creo que la crisis venezolana tuvo su origen en el sector educativo. Fue así
porque allí se implementaron políticas muy sanas con el propósito de darle
acceso a las clases populares a la formación cultural, lo cual condujo a lo que
se ha llamado en Venezuela la masificación de la educación o lo que otros
teóricos denominan la democratización de la educación venezolana.
-Muchos pupitres y muchos alumnos, pero escasos
resultados, ¿cierto?
- Se abrieron las puertas de las escuelas, de los
liceos y de las universidades existentes, se construyeron nuevas escuelas,
nuevos liceos y nuevas universidades, pero también se fabricaron profesores
para atender la demanda del servicio lo cual condujo a la pérdida de la
excelencia académica, y formativa de todos los sectores. Antes, el sistema
educativo venezolano era de corte francés; un sistema que además de procurar la
transmisión de conocimientos estaban formados en conducta ciudadana. Pero eso
se acabó y entonces, paradójicamente en la medida en que los venezolanos
empezamos a tener mayor información, fuimos perdiendo el sentido de nuestra
identidad y una ideología de patria. En consecuencia, se armó una confusión
total.
-Apareció entonces la Venezuela rentista.
-Sí, una Venezuela dirigida y estructurada en base
a la renta petrolera que nos hizo a los venezolanos gente cómoda y al nuestro
un Estado absolutamente paternalista, el cual satisfacía todas las presiones
sociales a nivel sindical o eran paralizadas a base de realazos.
-Y se apostó la corrupción.
-Entre otros vicios que fueron minando la administración
pública. A la par del crecimiento exorbitante e irresponsable del Estado,
surgió una actividad muy lucrativa: la política como profesión. Pronto su
verdadero sentido y ejercicio en Venezuela se fue desinflando y convirtiendo
para muchos venezolanos audaces en una rápida y fácil manera de hacer fortuna.
Tales motivos, entre otros muchos y diversos, ocasionó que el viejo liderazgo
fuese muy limitado en cuanto a enseñar ya ceder espacio. Por ello fue escaso el
relevo que pudo formarse, a lo que se sumó la falta de un sentimiento de
construcción de patria entre quienes lograron superar las barreras internas no
sólo en sus partidos sino en los restantes sectores de la sociedad civil de
entonces.
-¿No habría en ella algo de desidia, mucho de
envidia y alta dosis de egoísmo?
- Sí, no lo negamos. La hubo en la medida en que
los dirigentes del sector educativo, del sector político y del sector de la
economía, animados simplemente por propósitos muy inmediatos y de corte
personalista, fueron cerrándole el paso a generaciones de venezolanos que sí
estaban preparados para enrumbar el país, desde un punto de vista diferente.
Frente a la aspiración de estos últimos, los primeros constituyeron élites,
cogollos y grupúsculos en los diferentes sectores de la sociedad que lo
politizaron todo: desde la elección de la junta directiva en las sociedades de
Las Hijas de María hasta la de cualquier club, corporación gremial o centro
académico. Todo se desvirtuó y fue una sociedad de partidos y no una sociedad
de ciudadanos la que se impuso.
-Sociedad que se está desmoronando para darle paso
a otra que ya se vislumbra igual. Ante esa realidad, ¿qué destino inmediato le
augura usted al país?
-Confieso encontrarme a mi edad y experiencia,
frente a una encrucijada espiritual. En ocasiones, me siento integrado de una
generación perdida, porque vivimos en un permanente vacío y, en otras, creo
haber sido afortunado, por haber pertenecido a una generación que trabajó duro
por el país, su gente y su democracia.
-¿Cómo sale usted de tan particular laberinto?
-Estimando, apostando y ayudando a que sean los
nuevos venezolanos, los jóvenes de este tiempo que se forman aquí y en el
exterior, desprovistos de toda mezquindad y de recelos políticos e incluso
sociales, y con una nueva concepción de lo que es la vida como quienes terminan
enrumbando mejor al país. Junto a estos muchachos, afortunadamente existen
hombres y mujeres que en los distintos rincones del país, con mucho amor por
Venezuela y sin tanta alharaca, están ayudándoles a diseñar una nueva nación,
un nuevo país, independientemente de la política. Es esa gente muy valiosa, que
trabaja, y duro, por el engrandecimiento nacional sin tanto ruido ni
protagonismo alguno.
-Son quienes conforman el otro país, el país
oculto.
-Sí, pero que lamentablemente sigue sujeto a lo que
dicen quienes dirigen el país público, liderado por gente que no está
preparada, que forman parte de lo que algunos denominan la tiranía de los
ignorantes.
-¿Pero cómo combatir la tiranía de la ignorancia?
-Con un liderazgo fuerte y distinto al que
dominaban en la época puntofijista, la cual dicen fracasó.
-¿Fracasó o desapareció?
-Lo que realmente fracasó no fue el modelo
puntofijista sino el estilo impuesto por los hombres que lo dirigieron. Hay que
ser justos y reconocer que no todos esos venezolanos se desviaron el camino.
No. Continuaron por el que estimó correcto y construyeron un país. Otros
hicieron lo contrario. No hay un pueblo sin escuela, una ciudad sin liceo y hay
más universidades; carreteras, hospitales, telefonía, electrificación. En fin,
servicios públicos. El que funciona, bien o mal, es cuestión que debe imputarse
a los responsables de cada uno de ellos y no al sistema. Venezuela no comenzó a
construirse apenas unos cuantos meses atrás. No. La democracia a lo largo de
cuarenta años la fue construyendo. Sucede que la democracia no tiene la culpa
de los muchos errores cometidos por quienes la dirigieron. Aquí hubo
generaciones de hombres y mujeres que entregaron su vida y lo mejor de sus
esfuerzos para construir un país. Los que sí fracasaron fueron los sustitutos
de los líderes pioneros porque, al estar desprovistos de una verdadera vocación
de servicio, de un verdadero sentimiento de patria, se dedicaron a madrar desde
el epicentro del país político al cual pudieron arribar trepando por
intrincadas madejas de intereses.
-Y la Venezuela de principios cedió paso a la
Venezuela pragmática.
-Sí, Ángel Ciro. Su apreciación es correcta.
-Y la democracia de cabilla y concreto reemplazó la
democracia de valores espirituales. Lo clientelar se impuso a lo moral y lo
ético.
-Sucedió así porque se desvirtuaron los valores y,
entre otras muchas virtudes, se perdió el sentido de la lealtad. Recuerdo que
entre quienes nos formamos aquí en Mérida, en su Universidad, allá por 1962, lo
que privaba era el deseo de poder participar en la construcción del país, tener
oportunidad de acceder a algún cargo de la administración pública, por cierto
muy pobre y sus funcionarios muy mal remunerados, pero donde había mucho por
hacer. Jamás ese sentido de la riqueza por la riqueza o del poder por el poder
mismo lo ambicionamos. Progresar era una cuestión moral porque lo sabíamos
resultado del esfuerzo y el esfuerzo era el trabajo digno. Era una cuestión de
ayudar a construir, de ser útil.
-¿Qué sucedió entonces? ¿Por qué se perdieron esos
objetivos? ¿En qué se falló?
-Casi cuatro décadas dedicadas por entero a la
docencia universitaria fundamentan mi razonamiento: A los jóvenes poco a poco
les fue interesando más el llegar que el aprender. Muchos se frustraron al
comienzo mismo del camino porque comprobaron, por multiplicidad de ejemplos,
que sólo los apadrinados tenían oportunidad de acceder a la administración
pública, a la docencia y al campo empresarial; y como la inmensa mayoría no
tuvo padrinos, fue entonces cuando la minoría se impuso. De ahí en adelante,
las cosas en Venezuela se volvieron total y definitivamente pragmáticas.
-La injusta distribución de la justicia.
-Y también la injusta distribución de la igualdad y
de las oportunidades. A raíz de la Guerra Federal ocurrió un pecado capital
entre los venezolanos: se creó una sociedad igualitaria: Ese igualitarismo ha
confundido y engañado a todo el mando pues, hoy en día, Gerson Rodríguez Durán
es igual al maestro Arturo Uslar Pietri simplemente porque los dos somos
abogados. En aras de una presunta libertad e igualdad social y política, que
nunca habrá de existir realmente, que dicen liderar algunos de los que se
sienten muy revolucionarios, en el país se dejó de jerarquizar a la gente por
sus capacidades. Como esta situación, además de lamentable y perniciosa, ahora
tiene visos de profundizar antes de desaparecer, urge el regreso de la
meritocracia. Sólo así podremos sustituir una sociedad que torne en cuenta los
valores, independientemente de la posición política que se tenga.
-Por el camino que va esa sociedad resultará
también, utópica
- Hay una minoría respetable en el sector político
dominante en la actualidad que muestra preocupación por lo que arriba se
describe y piensa en encontrarle a este problema las más adecuadas soluciones.
Pero, advierto, esa minoría resulta muy escasa y débil frente a la mayoría que
irresponsablemente lidera dicha situación y que proviene, es lo inexplicable,
de aquellos mismos sectores que desvirtuaron al país, del mismo árbol del cual
se desprendió variadas ramas de mercaderes de la política. Por eso el refranero
es sabio cuando nos recuerda que entre el traidor y el converso no hay ninguna
diferencia.
-¿A qué obedecerá, según usted, tan perjudicial
manera de vivir en sociedad?
- Simple; Amigo mío: estas cosas acontecen porque
desde hace tiempo las ideologías resultaron relegadas, ya lo dije, por el
pragmatismo y esto originó, entre otros males, una tremenda confusión que, a su
vez, frustró la fe y la confianza, de la gente en los partidos políticos. Y
ante el desprestigio de los partidos políticos, la que terminó pagando los
platos rotos fue la propia democracia. Lo lamentable es que tal conclusión, en
este tiempo, antes que aclararse se está poniendo más oscura y el pueblo
nuevamente vea frustrada sus esperanzas porque, a la fecha, todo pareciera
limitarse a palabras vacías, a mensajes sin fundamento y antes que avanzar se
está retrocediendo en todos los campos del quehacer ciudadano.
-¿Qué nos queda, entonces, para rescatar la
espiritualidad nacional?
-No soy de quienes creen que sólo los borlados
académicamente están capacitados para conducir un país. No. A veces los
intelectuales somos abúlicos o indiferentes. Uno de los problemas más comunes
en Venezuela es que sabemos recitar diferentes textos en varios idiomas,
manejar el Internet y cualquier clase de aparato electrónico, pero no existe
sintonía alguna entre nuestro corazón y el pueblo. Es decir, habitamos una
torre de marfil y conformamos una enorme e insensible legión de doctores y
licenciados que, en la práctica, se han convertido en un gravísimo problema
para esta sociedad.
-¿Acaso habrá que sensibilizarlos mediante
cursillos que, rápida pero efectivamente, les enseñen a querer más a Venezuela
y a preocuparse por sus problemas y su gente?
-No. Más fácil es que terminemos de entender, y
aceptar, que el Señor, el Don y el Maestro, son los verdaderos títulos junto al
de Ciudadano, a los que finalmente todos debemos respeto y lucir con mucho
orgullo. El maestro enseña y forma, tanto como el Don con su ejemplo. EL Señor
es todo quien cumple cabalmente su tarea en la sociedad y el Ciudadano, lo
reitero, es el resultado de haber aprendido que en el respeto por nuestros
semejantes y por nuestros valores reside el honroso apellido nacional: el de
venezolanos.
-¿El fracaso de las organizaciones políticas, como
cuentos, puede significar realmente el fracaso de la democracia como sistema?
-La democracia, ya lo dije, no es la culpable de lo
que, en función de ella han podido cometer quienes sí se lucran de ella. Como
sistema político al fin y al cabo requería perfeccionarse para que rindiera
mejores resultados a favor del colectivo. Que no la hayan querido perfeccionar
y sí expoliar hasta los tuétanos es algo que se le debe cobrar a quienes no la
entendieron como instrumento de redención popular sino de beneficio particular.
La democracia, mejorada allí donde se le han probado fallas, y fortalecida con
reformas que la dinámica puede seguir siendo el mejor sistema de gobierno,
porque ampara la libertad y la paz principalmente. Corresponde a los partidos
otro tanto, porque son necesarios. Eso sí, ahora regulados por su militancia y
no por quienes le dieron la espalda a su doctrina, a su propia historia ya sus
copartidarios. Si bien Rómulo Betancourt decapitó las ideologías en su
organización y Rafael Caldera terminó fuera del partido que fundara, tanto los
socialdemócratas como los democráticocristianos están en el deber de entender
que sólo corrigiendo errores y aceptando como deber insoslayable el
transformarse y adecuarse a la hora presente, que es de grandes cambios, podrán
reconquistar sitios perdidos e izar con mayor orgullo sus limpias banderas.
-¿Cree usted que entenderá este ultimátum?
- No les queda otro remedio. No podemos seguir
viendo espectáculos como el de muchachos que, con apenas un período en
cualquier inoperante asamblea regional, terminaban ventajosamente jubilados.
Tampoco podemos aceptar sindicalistas escandalosamente enriquecidos y, por no
hacer el cuento muy largo, seudos dirigentes liderando una masa tan empobrecida
como engañada. Esos errores, todos graves, tienen que corregirse. Como
anteriormente explicara, si bien la democracia no tuvo culpa de lo que en su
nombre hicieron y deshicieron, tampoco la tienen los partidos sino quienes los
aprovechan y pervierten. Esos desajustes son los que condujeron al soberano a
confiar en que Chávez podría resolver sus problemas y los del país.
-Pero ya se está generalizando el descontento. Son
muchos los desaciertos gubernamentales.
-No soy ningún profeta para calificar o no los
sentimientos populares. Creo, sí, que el pueblo tiene razón en confiar en quien
el pueblo cree que podrá solucionar sus muchos problemas. Hay que apostar a que
no resulte frustrado porque si de lo que se trataba era de cambiar las estructuras
ideológicas y políticas del país, pues eso no está ocurriendo. Ocurre, sí, la
sustitución de unos hombres por otros y eso no es lo que el pueblo esperaba.
-En concreto, ¿qué anhelaba el soberano?
-Entre otros grandes cambios, la sustitución de
vicios por virtudes; de problemas por soluciones; de mentiras por verdades; de
ilusiones por hechos concretos. Se trataba de fortalecer la descentralización,
el poder local y regional en lo económico y en lo político, pero nada de eso ha
sucedido. Se impuso nuevamente una concepción estatista y centralista. El
centralismo tuvo su explicación a comienzos de este siglo, porque entonces era
necesario acabar con los caudillismos regionales. Pero ya es del todo
intolerable.
-¿Por qué resurge el centralismo?
- Porque reina mucha confusión e ignorancia desde
el punto de vista histórico. Se habla de fortalecer el municipio, pero si al
municipio mismo se le resta poder, nada positivo se estará haciendo. Por
ejemplo crear la Policía Nacional es otro error. Habría, por el contrario, que
fortalecer las policías regionales. La descentralización es necesaria, es un
magnífico logro que se dieran los Estados para fortalecerse política y
administrativamente. Creer que ello terminará por convertirlos en republiquitas
es una equivocación.
-SI Betancourt decapitó las ideologías, ¿cree que
Chávez decapitará los partidos?
- Yo supongo que Chávez es un hombre inteligente y,
como tal, incapaz de semejante cuestión, aunque por ahí ha dicho algo más o
menos parecido. Él sabe que los partidos son necesarios. Por eso, y desde el
gobierno, no pierde oportunidad alguna de trabajar por el suyo, el MVR que,
según denuncias de adversarios, lo quiere convertir en partido único. Y si ese
objetivo es cierto, cometería un gravísimo error:
-¿Un primer paso para su conversión en dictador?
-No lo creo. Chávez sabe que el país no está para
dictaduras. Por igual debe saber que un partido único es la antítesis de la
democracia y él se llama demócrata y califica al suyo como un gobierno
democrático. Pienso que la manera en que ataca a los partidos, sobre todo a AD
y Copei, es una estrategia equivocada. Con ello lo que está logrando es que esa
militancia se recupere del mazazo recibido electoralmente, se reorganiza y
comienza a dar pelea. Eso es lo que debe preocuparse porque, nadie lo niega y
aunque así no lo parezca, el sentimiento adeco y el sentimiento copeyano están
latentes, aparentemente dormidos en cualquier rincón del gran mapa social y
político venezolano.
-Los medios reflejan el crecimiento de la matriz NO
a la Constitución que, para algunos, no es muy bolivariana pero sí chavista.
-Yo creía que la Constitución del 61, expresión de
una Venezuela rentista, tenía que cambiar porque el Estado ya no podía soportar
más tanta carga. Estaba igualmente convencido de la necesidad de modificar, no
de eliminar, nuestro sistema de partidos y, en fin, de imponer una severa
reforma constitucional, producto de un gran debate nacional, como ocurrió con
la Constitución del 61, que fue discutida en toda clase de foros regionales.
Pero cuando entendí que el interés se cifraba en la reelección y en ampliar el
período presidencial, me pareció que por la vía de la enmienda o de la reforma
parcial podría lograrse ese objetivo y no derogando la vigente. Pero la manera
como se diseñó la carta fundamental en la ANC evidenció que tal tarea se hizo
de espaldas al pueblo, pues, que yo sepa, y soy del Táchira, en la región
andina no hubo foro alguno respecto a las temáticas que en la ANC se discutían.
-Se impuso la mayoría. Para eso fueron elegidos.
-Indudablemente que su elección tuvo una
legitimidad incuestionable, pero por la precipitada manera con que se redactó y
el "mateo" final dado a su discusión, corre el riesgo de que resulte
efímera, de que no sobreviva a sus propios redactores. Antes de entrar en
vigencia ya se anuncia una seguidilla de enmiendas. El pueblo, que sigue
confundido, va a recibir un duro golpe cuando compruebe que la nueva
constitución, por ejemplo, no generará riqueza ni arreglará el caos que reina
en los servicios públicos. Esa imagen de resuelve-todo que interesadamente se
le diera al comienzo, para que la gente votara por su realización y que ahora
desesperadamente tratan de borrarle, la dañó antes de nacer. En mi caso, yo
aspiraba a que se impusiera una nueva política de fronteras en la cual tuviesen
participación real todos los sectores que están involucrados en la frontera más
viva de toda América Latina, la de San Antonio del Táchira y Ureña con el Norte
de Santander, Colombia. Pero no, no será así. Continuará la imposición
centralista, la toma de decisiones alejadas de la realidad que viven los
pueblos situados en el límite colombo-venezolano.
-¿Por qué ocurrirían cuestiones de tal naturaleza?
-Porque muchos constituyentes llegaron al seno de
la ANC sin saber qué hacer ni cómo hacer. Fue una mayoría silenciosa que decía
sí a todo lo que una minoría decidió, después de que recibió precisas
instrucciones telefónicas oa través de declaraciones en los medios.
-¿Se refiere al presidente Chávez?
-No ocultó su interés por la marcha del proceso y
todas sus recomendaciones fueron adoptadas al pie de la letra.
Independientemente de sus condiciones personales, la mayoría de los
constituyentes no estaban preparados para una tarea de tal naturaleza y de tan
alta responsabilidad. Por eso brillaron por su silencio.
-¿Qué resultados le augura usted a la consulta del
15 de diciembre?
-Se está configurando una matriz de opinión
creciente e interesante a favor del NO al texto preparado por la ANC. No sé
hasta dónde se extenderá y profundizará esa posición que, entre otros, lideran
algunos constituyentes como Brever Carias, Claudio Fermín, Olavarría y
Franchesqui, pero también líderes emergentes como Gerardo Blyde, que comienzan
a ocupar espacios nacionales muy importantes. Lo que preocupa es que en una
Venezuela donde se está hablando de que la legitimidad está por encima de la
legalidad, resulte aprobada una constitución por un SÍ tan escuálido que la
haga lucir debilitada, sin verdadero arraigo popular y termine siendo fácil
pasto de cualquier incendio ocasionado por cualquier convulsión social que en
cualquier momento se pueda presentar en Venezuela.