Mérida, Marzo Miércoles 26, 2025, 09:16 am
Cuando una sociedad está dispuesta a transformarse, los sectores público y privado orientan sus esfuerzos hacia la construcción de la realidad deseada. Un muy buen ejemplo de esto es Singapur. Esta nación asiática ha evidenciado cambios recientes como consecuencia de la creciente demanda de actualización en la relación entre el Gobierno y los ciudadanos, así como en el diseño de políticas públicas.
Al respecto, las tendencias políticas emergentes en Singapur destacan por cómo los ciudadanos están redefiniendo sus expectativas sobre la gobernanza y el papel de los partidos políticos. En este sentido, se hace necesario un análisis detallado de estos cambios, de sus implicaciones para el futuro político de Singapur, y de las lecciones que esta experiencia deja para Venezuela.
Singapur es una ciudad-Estado globalizada y altamente desarrollada, que ha experimentado transformaciones significativas en su estructura social y económica durante los últimos años llamando la atención del mundo. En especial, porque el Estado ha implementado medidas para redistribuir los beneficios del crecimiento económico mediante subsidios y apoyo social, especialmente para los grupos poblacionales de bajos ingresos, pero dichas iniciativas han sido consideradas insuficientes por parte de los integrantes de la sociedad singapures. En este orden, la percepción de injusticia social ha aumentado debido a las crecientes disparidades entre los integrantes de la clase media —integrada por trabajadores, profesionales, microempresarios—, lo que ha promovido una diversidad de intereses y actitudes políticas en un mayor número de personas que no escatiman esfuerzos para dar a conocer su forma de ver el mundo.
A esto se le suma que las generaciones más jóvenes, que no vivieron los primeros años de construcción del Estado, tienen expectativas diferentes respecto al papel del Gobierno. Electores que crecieron en una sociedad más segura y económicamente próspera, esperan que los partidos políticos establezcan una conexión directa con ellos, respetando su libertad de elección y sin dar por sentado su apoyo. En otras palabras, una nueva generación de votantes que demanda mayor pluralismo político, más oportunidades, junto con el irrestricto respeto por los derechos humanos y el medioambiente. Nuevas prioridades que son resultado del interés político de ciudadanos jóvenes, más educados y con estabilidad económica.
De esta manera, el país inició una transición en su sistema nacional de gobernanza tomando en cuenta las nuevas actitudes políticas de los singapurenses. En un ejercicio de prospectiva, se construyeron escenarios de gobernanza con posibles trayectorias de la acción pública. Y, en una segunda etapa, dichos escenarios fueron compartidos con la población, en un ejercicio donde los ciudadanos plantearon sus propias visiones sobre cómo debería ser gobernado el país.
De las tendencias identificadas resalta la necesidad de avanzar en la dirección de políticas públicas que faciliten la promoción de, en orden de importancia: 1) identidad nacional y mayor cohesión social, 2) mejor distribución del ingreso, para garantizar el acceso de la población a los beneficios del crecimiento económico, 3) mayor educación, esencial para educar en valores que permitan reconocer con claridad la importancia del bienestar material, los objetivos sociales y el servicio comunitario, 4) definición colectiva de éxito, la sociedad debe decidir si su esfuerzo se reduce sólo al éxito por estándares materiales o por valores no materiales, y 5) nuevo pacto social, el diseño de un nuevo pacto entre el gobierno y los ciudadanos que facilite el funcionamiento de una sociedad más equitativa y de oportunidades. El actual liderazgo singapures en el mundo es reflejo de estos cambios y su éxito el ejemplo más reciente de la construcción de bienestar colectivo sin posturas autoritarias.
(*) @ajhurtadob