Mérida, Febrero Domingo 09, 2025, 12:07 am
Cuando
se selecciona un lugar para vivir, ya sea adquirido mediante la compra del
inmueble o en alquiler, existen una serie de requisitos necesarios a considerar
para su elección como beneficiario. El
espacio que destinaremos como hogar, debe proveernos en primer lugar de los
servicios necesarios para una calidad de vida aceptable, buena ubicación y
accesibilidad, tranquilidad para el descanso, confort y sana convivencia con el
entorno, seguridad ciudadana, riesgos socio naturales y tecnológicos mínimos y
además una sana administración como condominio. Esas son las aspiraciones de cualquier familia
normal, sin importar su estrato social.
Cuando
se compra solo por inversión, el propietario presta menos atención a estos
detalles, pues solo está de por medio el interés de colocar un capital en un
inmueble. Pero…. ¿qué sucede cuando, ese espacio seleccionado como vivienda
principal se convierte en una zona de festejos que irrespetan las Ordenanzas de
Convivencia ciudadana?
Vecinos y el carnaval: ¿Celebración o
tortura?
Los
espacios destinados a la celebración de los carnavales y ferias de la ciudad de
Mérida estuvieron por décadas bien delimitados y definidos. Inclusive, el proyecto original del Parque Metropolitano Albarregas, que
fuera la tesis de grado del arquitecto J-A Albornoz en los años 70, consideraba
la construcción del complejo ferial detrás de la Plaza de Toros Román Eduardo Sandia. Sin embargo, en los últimos
años, el cambio de dirección en la organización de estas festividades, llevaron
las ferias a las principales arterias viales de la ciudad, colapsando el
tráfico, destruyendo el espacio público, aumentando los riesgos y afectando la
calidad de vida de decenas de condominios que han sido arrasados a su paso con
estas medidas.
Adicionalmente
a los espacios tradicionales, la avenida las Américas en su tramo hacia el
viaducto Miranda, el viaducto Campo Elías en toda su extensión, la avenida los Próceres
en el sector Lumonty, el acceso a la zona industrial los Curos y todos las
residencias de Campo Claro y la plaza Glorias Patrias conectora con la avenida
Urdaneta y centro, pasaron a formar parte de sendos espectáculos en su mayoría
nocturnos, bloqueando el acceso vehicular hasta por más de una semana previa a
las ferias con todo el aparataje y martilleos que implica la instalación de las
tarimas y sus pruebas de sonido. Lugares donde reina la anarquía, el consumo de
alcohol y otros hasta el amanecer, donde se destruyen zonas verdes, mobiliario
urbano y las personas actúan a su libre albedrío.
Gritos
y peleas son parte de la noche de los vecinos durante la semana entera, además
del estacionamiento a cielo abierto en el que se convierten aceras, plazas,
calles y cuando espacio sirva para ello. Los piques de motos y vehículos y uno
que otro accidente con saldos lamentables por el abuso de la velocidad y la
pérdida de pericia por el grado de alcohol de los conductores.
¿Qué han tenido que hacer los habitantes
de los condominios adyacentes? Sondeamos la opinión pública,
y algunos nos manifestaron que aprovechan de alejarse de Mérida ante el gran
caos en el que se convierte la ciudad entera, otros sin recursos para
vacaciones, deciden mudarse temporalmente a casa de familiares o amigos porque
los decibeles, las luces y el comportamiento de los asistentes son insoportables,
además del complicado acceso a sus conjuntos residenciales. Otros no tienen la
posibilidad de huir y deben resignarse cerrando ventanas y aguantando la
molestia, empeorando el cuadro si hay adultos mayores o niños pequeños.
Algunos
sacan partido a las circunstancias con ventas de cualquier producto en
tarantines improvisados para sacarle algún provecho económico, otros se dedican
a crear espacios de estacionamiento en la vía pública cercanos a sus
condominios, y el resto se “enferia”,
participan en los “jolgorios” pues si no puedes únete.
En
general, la opinión se fundamentó en la necesidad de diversión para distraerse
de los problemas cotidianos del país que ya llevan años, pero que no es justo
afectar la tranquilidad de todos, pues “quienes asisten a estos eventos no suelen
ser en su mayoría vecinos de estos sectores donde se realizan”, expresaron los vecinos de las zonas
afectadas. Algo similar expresan los
comentarios en las redes sociales, donde también hay un gran descontento por el
derroche de dinero, pese a las grandes carencias en el sistema de salud, las
deficiencias de servicios públicos y el estado de la vialidad de la ciudad
entera.
De
manera que, la calidad de vida de los condominios de Mérida desciende a sus
niveles más bajos durante las Ferias del Sol, habrá que recordarle
al burgomaestre, que los vecinos de las avenidas Urdaneta, las Américas y los
Próceres, los sectores Campo Claro, Glorias Patrias y centro, también son
contribuyentes y forman parte del electorado. Hay que gobernar y gerenciar para
todos los recursos del Estado, la relación debe ser un ganar-ganar para todos, pero
sobre todo hay que respetar las Ordenanzas Ciudadanas y las normas que permiten
contribuir en la construcción de una ciudad con calidad de vida, no en su
destrucción y anarquía como lo vemos cada año en la Feria del Sol.
Danitza
Suárez
elkminteligente@gmail.com