Mérida, Julio Domingo 13, 2025, 06:47 pm
En el año 1926
el Papa Pío XI establece la Jornada Mundial de las Misiones (Domund), confiada
a la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, celebración privilegiada para
profundizar en nuestro compromiso bautismal de vivir como discípulos y
misioneros, constituye la culminación del mes misionero. Esta jornada se
celebra cada penúltimo domingo de octubre con un día especial de oración y
recaudación de fondos para ayudar a las diversas iniciativas evangelizadoras de
los misioneros en todos los rincones del mundo donde se anuncia el Evangelio
con no pocas dificultades.
Para esta jornada
del Domund 2024, que celebraremos este domingo 20 de octubre, el Papa Francisco
nos ha regalado su mensaje inspirado en la parábola evangélica del banquete
nupcial (Mt 22,1-14): “Después de que los invitados rechazaron la invitación,
el rey, protagonista del relato, dice a sus siervos: «Vayan a los cruces de los
caminos e inviten a todos los que encuentren» (Mt 22,9)”.
Es la invitación
del Sínodo de la Sinodalidad, una Iglesia que se pone en camino a las
periferias, bajo el lema de la “Comunión, participación, misión”, mirando siempre
hacia su compromiso prioritario, el anuncio del Evangelio en un mundo cambiante
y digital.
Dos palabras
claves expresan el lema misionero: “vayan” y “llamen”, es decir, inviten. Es
alentar en los cristianos la actitud de apertura y acogida hacia aquellas
personas que no conocen la Buena Noticia o, por diferentes motivos, no se
sienten atraídas por esta invitación.
Es una
convocatoria a ser hoy misioneros en los cruces de caminos. Tal como lo plantea
el Papa Francisco: “La Iglesia está llamada a llegar a las encrucijadas de hoy.
Se trata de no conformarse con los caminos cómodos y habituales de
evangelización, sino de abrir a todas las puertas de nuestro corazón y de
nuestras comunidades, porque el Evangelio no está reservado a unos pocos
elegidos. Incluso aquellos que están marginados, los que son rechazados y
despreciados por la sociedad, son considerados por Dios dignos de su amor”.
Son muchas las
iniciativas de las OMP que promocionan la jornada misionera, desde los niños
que rezan el rosario, las formaciones bíblicas y pastorales, los encuentros con
las familias y las comunidades, hasta llegar a la colecta del Domund, con la
que se sostienen las iniciativas evangelizadoras y de promoción humana en 139
países en los cuales se encuentran 1.124 territorios (diócesis y vicariatos
apostólicos). También entre nosotros, los vicariatos apostólicos de Puerto
Ayacucho, Tucupita y Caroní, reciben subsidios provenientes del Fondo Universal
de Solidaridad de esta colecta universal.
Ante un mundo en
guerra y divisiones, soledad y olvido de los descartados de la sociedad, la misión es un “ir” incansable para invitar al mundo
entero al banquete de la fraternidad, de la unidad y el encuentro de hermanos.
Es en la Eucaristía donde encontramos la reunión
final con el Señor; una invitación hecha con el estilo de Cristo, con ternura,
caridad y cercanía, es Él mismo que nos envía y al cual anunciamos. Porque la
salvación que Jesús ha venido a traernos es para “todos” y, en especial, para
los últimos, los lejanos y los excluidos.
En
nuestra Arquidiócesis celebramos la gran fiesta misionera, con el Findemi arquidiocesano,
del 18 al 20 de octubre en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe y la
eucaristía central este domingo presidida por nuestro Arzobispo Monseñor
Helizandro Terán.
Pidamos
a nuestra Madre María, la misionera presurosa por llevar a Jesús, toque los
corazones y las mentes de todos los bautizados, para que con alegría estemos
dispuestos a salir de nuevo en misión, cada uno según la propia condición de
vida, y así iniciemos juntos un movimiento misionero, como en los albores del
cristianismo.
Mérida, 20 de octubre de 2024