Mérida, Septiembre Viernes 26, 2025, 08:23 pm
El pasado martes el Centro para la Nueva Economía y
Sociedad del Foro Económico Mundial presentó el Informe de Perspectivas de los
Economistas Jefes de septiembre de 2025 (https://acortar.link/POw6b5), documento donde se exploran las dinámicas emergentes
del entorno económico actual y se definen prioridades de acción para líderes
políticos y empresariales. Incluyendo el actual ambiente de incertidumbre sobre
el crecimiento económico, la inflación, los cambios en las políticas públicas, la
intensificación de las tensiones comerciales y los rápidos avances en
inteligencia artificial.
El informe presenta un panorama de resiliencia en medio
de la actual turbulencia que vive el mundo, insistiendo que las perspectivas de
crecimiento global se mantienen moderadas y los riesgos tienden a la baja. Sin
pasar por alto que para 2026 se espera que las condiciones económicas globales
se debiliten, entre otras razones, debido a las profundas transformaciones
estructurales que están reconfigurando el orden económico global, la
incertidumbre política-económica persistente y la divergencia cada vez mayor
entre las distintas regiones del mundo.
En este sentido, el informe identifica varias fuerzas
interconectadas que alimentan un entorno de alta incertidumbre y un mundo cada
vez más fragmentado. Estas se reconocen como elementos de una transformación
sistémica que afecta a prácticamente todos los sectores de la economía global
debido a: 1) tensiones comerciales y fragmentación geoeconómica, 2) avance de
la inteligencia artificial (IA), 3) cambios en las políticas públicas de las
economías de altos ingresos, 4) debilitamiento de las instituciones globales, y
5) riesgos ambientales.
Acerca del primer elemento, se identifica que la
principal causa de la actual incertidumbre global es la aceleración de la
fragmentación geoeconómica impulsada por tensiones comerciales. Es decir, una
consecuencia de la imposición de aranceles generalizados por parte de los Estados
Unidos a numerosos socios comerciales es la reorganización de las cadenas de
suministro y una recalibración de los flujos de inversión global. Estos cambios
en la economía internacional han incrementado los costos de la política comercial
a niveles que duplican los observados durante la pandemia.
En relación con el avance de la IA, la rápida evolución y
adopción de esta tecnología se percibe como fuente significativa de incertidumbre
debido a que su impacto preciso en la productividad y el mercado laboral sigue
siendo incierto y genera opiniones divergentes. La IA está impulsando un cambio
estructural en la tecnología, la innovación y la demanda de energía, además de
alimentar la competencia geopolítica por los insumos de alta tecnología. De
allí que el mundo debe prepararse para un 2026 donde la IA será comercialmente
disruptiva.
Sobre los cambios en las políticas públicas de las economías
de mayores ingresos, sus decisiones políticas seguirán desafiando la ortodoxia
económica, política y social, especialmente en materia de comercio, política
monetaria y migración. Esto aumentará el riesgo de mayor inflación global, nuevas
dinámicas de deuda pública y riesgo fiscal, así como malestar ciudadano.
Del debilitamiento de las instituciones globales, la
palabra clave es reestructuración. La realidad muestra que la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) está sufriendo una reestructuración histórica y la
Organización Mundial del Comercio (OMC) ha sido marginada en el actual contexto
de creciente proteccionismo. Este debilitamiento de las instituciones esenciales
para coordinar respuestas a crisis y establecer reglas comunes, es visto como
un multiplicador de riesgos económicos más amplios en los meses venideros.
Y con relación a los riesgos ambientales, los cuellos de
botella en el suministro de minerales críticos para la transición energética,
la competencia geopolítica por su control, junto con los costos económicos
crecientes de los fenómenos meteorológicos extremos son fuentes importantes de
incertidumbre. Mientras, el desinterés de muchas organizaciones públicas y
privadas para avanzar en un cambio real de la matriz productiva acrecienta los
problemas que la población mundial debe afrontar en materia medioambiental.
En este entorno de alta incertidumbre, la fragmentación
global será la norma. Los mercados financieros experimentaran mayor
volatilidad, y las autoridades monetarias se enfrentan a la difícil tarea de
gestionar las presiones de precios impulsadas por las “nuevas” políticas
económicas. Además, el uso de recursos críticos como herramienta de
negociación, probablemente acelerará la innovación y la diversificación de las
cadenas de suministro. Así, la economía global está ad portas de un
período de menor eficiencia productiva que se reflejará en un crecimiento
económico más lento y desigual.
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