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Por Alberto José Hurtado B.

Perspectivas de la economía global, septiembre por Alberto José Hurtado B.



Perspectivas de la economía global, septiembre por Alberto José Hurtado B.

El pasado martes el Centro para la Nueva Economía y Sociedad del Foro Económico Mundial presentó el Informe de Perspectivas de los Economistas Jefes de septiembre de 2025 (https://acortar.link/POw6b5), documento donde se exploran las dinámicas emergentes del entorno económico actual y se definen prioridades de acción para líderes políticos y empresariales. Incluyendo el actual ambiente de incertidumbre sobre el crecimiento económico, la inflación, los cambios en las políticas públicas, la intensificación de las tensiones comerciales y los rápidos avances en inteligencia artificial.

El informe presenta un panorama de resiliencia en medio de la actual turbulencia que vive el mundo, insistiendo que las perspectivas de crecimiento global se mantienen moderadas y los riesgos tienden a la baja. Sin pasar por alto que para 2026 se espera que las condiciones económicas globales se debiliten, entre otras razones, debido a las profundas transformaciones estructurales que están reconfigurando el orden económico global, la incertidumbre política-económica persistente y la divergencia cada vez mayor entre las distintas regiones del mundo.

En este sentido, el informe identifica varias fuerzas interconectadas que alimentan un entorno de alta incertidumbre y un mundo cada vez más fragmentado. Estas se reconocen como elementos de una transformación sistémica que afecta a prácticamente todos los sectores de la economía global debido a: 1) tensiones comerciales y fragmentación geoeconómica, 2) avance de la inteligencia artificial (IA), 3) cambios en las políticas públicas de las economías de altos ingresos, 4) debilitamiento de las instituciones globales, y 5) riesgos ambientales.

Acerca del primer elemento, se identifica que la principal causa de la actual incertidumbre global es la aceleración de la fragmentación geoeconómica impulsada por tensiones comerciales. Es decir, una consecuencia de la imposición de aranceles generalizados por parte de los Estados Unidos a numerosos socios comerciales es la reorganización de las cadenas de suministro y una recalibración de los flujos de inversión global. Estos cambios en la economía internacional han incrementado los costos de la política comercial a niveles que duplican los observados durante la pandemia.

En relación con el avance de la IA, la rápida evolución y adopción de esta tecnología se percibe como fuente significativa de incertidumbre debido a que su impacto preciso en la productividad y el mercado laboral sigue siendo incierto y genera opiniones divergentes. La IA está impulsando un cambio estructural en la tecnología, la innovación y la demanda de energía, además de alimentar la competencia geopolítica por los insumos de alta tecnología. De allí que el mundo debe prepararse para un 2026 donde la IA será comercialmente disruptiva.

Sobre los cambios en las políticas públicas de las economías de mayores ingresos, sus decisiones políticas seguirán desafiando la ortodoxia económica, política y social, especialmente en materia de comercio, política monetaria y migración. Esto aumentará el riesgo de mayor inflación global, nuevas dinámicas de deuda pública y riesgo fiscal, así como malestar ciudadano.

Del debilitamiento de las instituciones globales, la palabra clave es reestructuración. La realidad muestra que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está sufriendo una reestructuración histórica y la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha sido marginada en el actual contexto de creciente proteccionismo. Este debilitamiento de las instituciones esenciales para coordinar respuestas a crisis y establecer reglas comunes, es visto como un multiplicador de riesgos económicos más amplios en los meses venideros.

Y con relación a los riesgos ambientales, los cuellos de botella en el suministro de minerales críticos para la transición energética, la competencia geopolítica por su control, junto con los costos económicos crecientes de los fenómenos meteorológicos extremos son fuentes importantes de incertidumbre. Mientras, el desinterés de muchas organizaciones públicas y privadas para avanzar en un cambio real de la matriz productiva acrecienta los problemas que la población mundial debe afrontar en materia medioambiental.

En este entorno de alta incertidumbre, la fragmentación global será la norma. Los mercados financieros experimentaran mayor volatilidad, y las autoridades monetarias se enfrentan a la difícil tarea de gestionar las presiones de precios impulsadas por las “nuevas” políticas económicas. Además, el uso de recursos críticos como herramienta de negociación, probablemente acelerará la innovación y la diversificación de las cadenas de suministro. Así, la economía global está ad portas de un período de menor eficiencia productiva que se reflejará en un crecimiento económico más lento y desigual.

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