Mérida, Noviembre Jueves 06, 2025, 12:03 pm
Un avión de carga McDonnell Douglas MD-11, operado por UPS, se estrelló poco después de despegar del Aeropuerto Internacional Muhammad Ali, en Louisville, Kentucky (EEUU) y dejó varios muertos.
Las autoridades confirmaron que al menos nueve personas murieron en el lugar del accidente, mientras que 11 más resultaron heridas, algunas de ellas con lesiones graves.
El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, calificó el hecho como un “accidente catastrófico” y advirtió que la cifra de víctimas podría aumentar.
Además, dos empresas locales —Kentucky Petroleum Recycling y Grade A Auto Parts— sufrieron daños directos por la explosión, y se reportan personas desaparecidas entre sus empleados.
De acuerdo la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), el vuelo 2976 tenía como destino Honolulu, Hawái, y transportaba miles de galones de combustible, lo que provocó una explosión masiva al impactar contra el suelo.
El accidente ocurrió este martes, 4 de noviembre, a unos cinco kilómetros al sur de la pista, generando una bola de fuego visible desde varios kilómetros de distancia.
En consecuencia, la FAA y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) iniciaron una investigación para determinar las causas del siniestro.
Lo que se sabe, es que el avión, fabricado en 1991, había superado las inspecciones técnicas previas al vuelo. Es por ello, que las autoridades analizan las condiciones meteorológicas, posibles fallas mecánicas y el estado de la tripulación, que incluía tres miembros cuyo estado todavía no ha sido confirmado.
De momento, la NTSB confirmó que el avión, instantes después de despegar del aeropuerto Muhammad Ali International en Louisville, sufrió la explosión y desprendimiento de uno de sus motores, lo que provocó que la aeronave se precipitara e incendiara al impactar contra el suelo.
Todd Inman, miembro de la NTSB, explicó a los medios estadounidenses que “hubo un incendio en el ala izquierda de la aeronave y el motor ‘se desprendió’ durante el despegue”.
El funcionario añadió que “hay muchas partes diferentes de este avión en muchos lugares distintos”, describiendo un campo de escombros que se extiende por casi medio kilómetro.
Asimismo, el equipo de investigación, presente en el lugar del siniestro, logró recuperar la grabadora de voz de la cabina y la grabadora de datos de vuelo, conocidas como cajas negras.
El mismo representante de la NTSB, informó que ambos registradores de vuelo muestran signos de haber estado expuestos al intenso calor del incendio, aunque fueron diseñados para resistir ese tipo de condiciones. Los dispositivos, instalados en distintas fechas, ya fueron enviados a un laboratorio especializado en Washington DC.
Allí, expertos buscarán recuperar datos clave que ayuden a reconstruir la cadena de eventos que provocó el siniestro.
Tras más de 24 horas de la tragedia, el número final de fallecidos permanece indeterminado.
De hecho, el jefe de bomberos Mark Little, del distrito Okolona, reconoció: “no sabemos cuántas víctimas estamos buscando. Ese es uno de los problemas y la zona de escombros es tan grande que tomará tiempo”.
Según la Universidad de Louisville, dos pacientes continúan en estado crítico en la unidad especializada en quemaduras, mientras que otras 13 personas ya fueron atendidas y dadas de alta.
Además, cinco heridos más recibieron atención médica en distintos centros hospitalarios de la zona. /Agencia